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Carestía de la vida sin frenos asfixia a población haitiana

Trabajadores de una fábrica exigiendo un aumento salarial. / afp

Trabajadores de una fábrica exigiendo un aumento salarial. / afp

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AgenciasPuerto Principe, Haití

La carestía de la vida en Haití no deja respirar a una población ya asfixiada por la escasez de combustible, hastiada de una crisis sociopolítica sin precedentes y vapuleada por la violencia de bandas armadas que luchan por el control del territorio.

Muchos haitianos no tienen para comer, como Daphney, comerciante del Mercado Público de Pétion-Ville, en la capital.

“La vida es dura para mí. No puedo comprar comida. No puedo comprar nada. Tengo un negocio, pero la gente no viene a comprar”, explica a Efe, acompañada por uno de sus hijos mientras clasifica los jengibres con los que intenta ganarse la vida.

Otra comerciante, Marie, lleva al menos tres años vendiendo sus productos en el mercado de Tabarre, cerca de la embajada de Estados Unidos en Haití y, según dice a Efe, no ha percibido ningún cambio en los precios, a pesar de una serie de medidas anunciadas por las autoridades para reducir el coste de la vida.

“No hay ningún cambio. El precio al que compro los productos no ha variado. El pollo sigue siendo caro. Solo el precio de las judías ha disminuido más o menos. Un saco de arroz se vende a 3.000 gourdes (unos 20 dólares). Así que todavía no ha bajado”, afirma.

En Puerto Príncipe y en varias ciudades de provincia, como Jacmel, Cabo Haitiano y Petit Goave, se han organizado manifestaciones para denunciar el alza de precios y la escasez de combustible, movilizaciones que han dejado al menos cinco muertos y un número indeterminado de heridos.

Preocupante

La situación económica de Haití es “preocupante”, reconoció el gobernador general del Banco de la República de Haití (BRH), Jean Baden Dubois, dadas las previsiones de un crecimiento negativo del 0,4 % del Ministerio de Economía y Finanzas.

La macroeconomía “está llena de desafíos”, especialmente tras haber alcanzado, el pasado junio, la tasa de inflación más alta de los últimos diez años, del 29 %, mientras que el precio de los productos importados está aumentando un 40 %.

Los grupos armados han agravado la crisis con sus acciones, entre las que está el bloqueo de la entrada sur de Puerto Príncipe, que ha dejado cuatro departamentos aislados del resto del país. Ahí están los centros de producción de bienes de consumo que abastecen a Puerto Príncipe, de modo que “esto afecta a la situación económica del país de una manera muy fuerte”, en un contexto marcado por al menos tres meses de grave escasez de combustible.

En los últimos años han aumentado los conflictos con armas, los robos y las violaciones, mientras que los secuestros y los asesinatos alcanzan un nivel alarmante, atemorizando a una población incapaz de seguir con su vida normal.

“Hoy en día hay personas que simplemente se quedan en casa. Esto tiene un impacto negativo en el consumo de bienes y servicios. El turismo interno prácticamente no existe (...) El acceso al puerto en la aduana de Puerto Príncipe es cada vez más difícil”, lo que dificulta la captación de recursos en las aduanas, por no hablar de la cantidad de armas pesadas que entran en el país, expuso Dubois.

Además, el movimiento migratorio haitiano, acelerado por la falta de seguridad, está provocando la salida de dólares de la economía hacia otros países, en particular la vecina República Dominicana. “Nuestras remesas a Santo Domingo han aumentado drásticamente”, dijo el responsable del BRH.