Un grupo de ancianos celebra un inusual campeonato de equipos en Groenlandia
"Es inusual ver a tantas personas ancianas practicando deportes de equipo, es divertido verlo", cuenta Jennsinnguaq Lundblad que asiste a un campeonato de deportes para la tercera edad que se celebra en la remota localidad de Ilulissat, en Groenlandia.
Cada año, este campeonato atrae a equipos de jubilados este vasto territorio autónomo danés.
En este campeonato, las pasiones se sienten tanto en la cancha como en las fervientes barras que apoyan a los 239 jugadores que disputan partidos de balonmano, hockey y fútbol.
Laila Moller, de 68 años, dice que no quiere pasar su jubilación aislada en su casa.
"Cuando uno se retira, habitualmente está en casa, por lo que es bueno para mí moverme y estar con otra gente", dice la deportista durante el torneo en Ilulissat.
"Está muy bien, somos mucha gente", señala.
Sin embargo, congregar a todo el mundo en una cancha no es tan sencillo como parece, ya que Groenlandia es la isla más grande del mundo y la mayor parte de su territorio está cubierto por hielo.
Los costos del transporte son altísimos, ya que gran parte de la isla sólo es accesible por aire o por mar.
Pero los diez equipos en competición recibieron subvenciones para asegurar su participación en el torneo.
Magrethe Jakobsen, de 74 años, viajó desde Paamiut, una aldea a unos 800 kilómetros, ubicada en el sur de la isla.
En su hogar entrenan dos veces por semana y una tercera jornada la dedican al acondicionamiento físico.
"Esto implica que nos juntamos el lunes, el miércoles y el viernes", cuenta la mujer vestida con una camiseta púrpura.
"Yo lo hago para moverme, para socializar", agrega.
Cada juego dura unos 20 minutos y los participantes se turnan para ejercer como árbitros durante el partido.
La mayoría de los deportistas supera la edad de la jubilación y sus movimientos son lentos y a veces torpes, pero eso no parece importar ni a los equipos ni al público.
Grete Street, de 66 años, afirma que en este campeonato lo importante no es ganar.
"Todos pueden moverse. Quizás algunos son más flexibles que otros", pero eso no es lo importante, afirma la mujer.
En el estadio, los niños dan ánimo y aplauden las jugadas de los mayores, reforzando el ambiente de cohesión que reina en la sala.
"Aquí estamos todos juntos, al estilo groenlandés", concluyó Grete.