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Europa

Roma dedica un museo al arte expoliado y recuperado

Esta nueva instalación, en las Termas de Diocleciano, en el centro de Roma, se nutre de arte expoliado y extraviado

La odisea que realizan los investigadores para recuperar el arte robado toma protagonismo en el Museo del Arte Salvado, un nuevo espacio en Roma que acoge desde hoy obras perdidas y robadas a lo largo de los años y que ahora vuelven a exponerse tras un arduo trabajo para devolverlas a su lugar de origen. Foto: EFE/Andrea Cuesta.

Como es sabido, Roma tiene numerosos museos pero desde hoy cuenta con uno inusual, el del Arte Salvado, en el que expone los tesoros y restos arqueológicas robados y recuperados, honrando la odisea de los investigadores para arrebatárselos a los avaros -e ilegítimos- coleccionistas de medio mundo.

Esta nueva instalación, en las Termas de Diocleciano, en el centro de Roma, se nutre de arte expoliado y extraviado que, gracias a las pesquisas de la unidad de Protección del Patrimonio de los Carabineros (policía militarizada), puede ahora regresa a su lugar de origen.

"El museo explica el trabajo que realiza cotidianamente esta unidad de los carabineros para proteger el patrimonio cultural, que no solo es italiano sino de todo el mundo", explicó a Efe el lugarteniente de la sección de arqueología del equipo, Sebastiano Antoci.

Las primeras obras en exponerse en la sala esférica de estas antiguas termas romanas, conocida como planetario, son un conjunto de cerámicas y objetos de terracota procedentes de varias culturas prerromanas, especialmente de pueblos etruscos y de la Magna Grecia, las colonas helénicas en el sur de la península y Sicilia.

Paseando entre las vitrinas, el público podrá observar hasta el 15 de octubre casi medio centenar de jarrones, vasos, ánforas y platos que datan de entre el siglo VII a. C. y el siglo IV a. C. y que proceden de distintos yacimientos arqueológicos del centro y el sur de Italia.

En la colección destaca un jarrón etrusco del siglo VII a. C. en el que aparece representado el héroe homérico Ulises matando al gigante Polifemo, inusualmente sentado, así como una colección de jarras originarias de la región de la Magna Grecia y características por sus gravados de figuras mitológicas en negro sobre rojo.

Todas estas obras fueron localizadas el pasado año por los carabineros en distintos museos, casas de subastas y colecciones privadas de Estados Unidos, "uno de los países en el que hay más demanda de bienes culturales para el mercado de anticuarios", señala Antoci.

"Las piezas fueron robadas de lugares arqueológicos de Italia y llevadas a Estados Unidos a través de mercados de anticuario de Inglaterra y Suiza", apunta este veterano agente.

Gracias a las investigaciones y antiguas fotos que retratan los objetos en el momento de su descubrimiento y al trabajo diplomático entre ambos países, la unidad de Protección del Patrimonio pudo recuperar estas piezas que ahora puede contemplar el público.

Sin embargo, este nuevo museo romano no es el destino final de las obras, sino sólo una etapa transitoria antes de ser devueltas a sus yacimientos y museos de origen como el parque arqueológico de Cerveteri (centro), cuna etrusca, y los museos arqueológicos de Taranto (sur), entre otros.

Por este motivo, Stéphane Verger, director del Museo Nacional Romano, que comparte instalaciones con esta nueva galería, deseó que este espacio sirva de "puerto seguro para las obras puedan salir hacia su ubicación definitiva no sin antes ser estudiadas para "comprender plenamente la importancia arqueológica, histórica y artística de los tesoros encontrados".

Con la exposición de este arte robado y salvado, los responsables del museo esperan sobre todo concienciar a la gente sobre la "importante pérdida para el patrimonio cultural de un país, la expresión de su memoria histórica y de sus valores" que supone este expolio, explicó el ministro de cultura italiano, Dario Franceschini, en la inauguración.

En esta línea, Antoci recordó que el daño que realizan estos ladrones, así como la avaricia del coleccionista, "no es solo el económico por la pieza que viene robada, sino un daño arqueológico a la estructura de la que no se sabrá nunca su contexto".

"Estos vasos recuperados explican una parte de nuestra historia que hemos perdido porque nunca podremos saber qué tipo de tumba decoraban o hacer el análisis de los huesos porque son lo primero que destruyen", lamentó.

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