Europa

Una criadero de águilas reintroduce una especie amenazada entre Francia y España

La cifra de águilas de Bonelli ha caído drásticamente desde los años 1980, especialmente debido a las electrocuciones en los cables de alta tensión

Christian Pacteau, propietario del criadero de Saint-Denis-du-Payré, ha enviado a 77 aguiluchos para repoblar la cuenca mediterránea. EFE Verde

Se trata de una proeza para una especie amenazada que se reproduce "raramente en cautiverio": cinco jóvenes águilas de Bonelli, nacidas en una criadero en el oeste de Francia, irán a España este verano para ser puestas en libertad.

Christian Pacteau, propietario del criadero de Saint-Denis-du-Payré, ha enviado a 77 aguiluchos para repoblar la cuenca mediterránea.

"La cifra de águilas de Bonelli (Aquila fasciata) ha caído drásticamente desde los años 1980, especialmente debido a las electrocuciones en los cables de alta tensión", explica.

"Entonces, había unas 80 parejas en Francia. A principios de los años 2000, quedaban solo 20, y ahora gracias a la reintroducción son unas 40", indica Pacteau.

A los 72 años, este ornitólogo dirige el único criadero francés de águilas de Bonelli, financiado por un programa europeo de protección de la biodiversidad.

El criador francés ha acudido a organismos españoles e italianos, que liberan hoy a aguiluchos en las regiones de Madrid, Alava, Mallorca y la italiana Cerdeña.

Cabestany, Eus y Llupia, con su pecho blanco, su alas oscuras y el pico curvado, son tres aguiluchos nacidos en marzo que esperan en su aviario el momento de partir.

El trayecto ha sido retrasado varias semanas por la gripe aviaria, que impide cualquier tipo de transporte de aves.

A mediados de julio, los cuidadores instalarán a los aguiluchos en la parte trasera de una camioneta, que partirá rumbo a España.

Antes de ser puestos en libertad, los rapaces serán equipados con un GPS.

"Ello permitirá seguir sus trayectos, documentar su ritmo de vida. Y socorrerlos si se encuentran en dificultad", precisa Philippe Pilard, encargado de proyecto en la Liga para la Protección de las Aves (LPO), que financia también la operación.

El ornitólogo recuerda aún que un aguilucho que fue reintroducido en Italia hace algunos años, finalmente optó por vivir en la isla francesa de Córcega.