A Nueva York le faltan inodoros
Entre las 100 ciudades más grandes de Estados Unidos, Nueva York ocupa el séptimo puesto por la cola en número de baños públicos por habitante
Los turistas en Nueva York no dejan de abrir la boca mientras siguen con la mirada los perfiles de los rascacielos, o sorprendidos al identificar los escenarios de sus películas favoritas, pero cuando el asombro se desvanece, surge siempre una cuestión más terrenal: ¿Dónde encontrar un baño público en sus calles?
La escasez de retretes es un problema que afecta también a los neoyorquinos y que se agrava en los distritos más allá del céntrico Manhattan, donde también las filas de gente esperando turno ante los escasos baños existentes como el de Bryant Park, son una clara muestra de este problema.
Por eso, el presidente del distrito de Manhattan, Mark Levine, y la concejal del Ayuntamiento, Rita Joseph han presentado una propuesta de ley para "combatir la notoria falta de baños públicos en la ciudad" y que propone la ubicación de al menos un inodoro en cada código postal.
"Los baños públicos ayudarán a la gente a hacer sus necesidades fundamentales con dignidad, a la vez que se garantiza la salubridad de los espacios públicos", aseguró Joseph, en referencia a la costumbre de algunos viandantes de miccionar en aceras, rincones y recovecos, aprovechando obras o zonas de poca concurrencia.
Según estos dos políticos, entre las 100 ciudades más grandes de Estados Unidos, Nueva York ocupa el séptimo puesto por la cola en número de baños públicos por habitante.
Pero además, insisten en que "la falta de baños públicos disponibles, accesibles y limpios en la ciudad perjudica de manera desproporcionada a los neoyorquinos sin hogar, a ancianos, a discapacitados, a embarazadas, a mujeres con la menstruación o a personas con afecciones médicas".
La oficina del Departamento de Transporte de Nueva York se limitó a asegurar a Efe que está tramitando solicitudes para ubicar más excusados públicos, aunque reconoció que le gustaría que el proceso fuera más rápido, "entendiendo los retos que supone ubicarlos".
La página web de la guía oficial de Nueva York asegura que el Ayuntamiento encargó hace más de una década la construcción de veinte baños públicos automáticos, pero "la mayoría permanece en un almacén en (el distrito de) Queens".
Según esta web, además de los céntricos baños de Bryant Park, considerados la joya de la corona de los retretes neoyorquinos por su atención y servicio, que incluye flores en la entrada e hilo musical, hay apenas un puñado de lugares a los que dirigirse tanto en el distrito de Manhattan como los de Brooklyn, El Bronx, Queens o Staten Island, repartidos en tres islas y tierra firme.
APLICACIONES EN BUSCA DE UN RESPIRO
Ante un aprieto, los mejores lugares para hallar alivio son los parques de la ciudad, que entre la vegetación suelen contar con instalaciones apropiadas, además de las grandes estaciones de tren, metro y autobús y también algunas grandes cadenas de comida rápida o cafeterías.
Sobre todo, cuando cada vez más restaurantes y bares están colocando letreros en los que dejan claro que el uso de sus servicios está reservado únicamente a sus clientes o a quien esté dispuesto a pagar.
Para ayudar a residentes y turistas en apuros existen varias aplicaciones móviles con mayor o menor éxito que intentan situar en el mapa los lugares donde los viandantes son bienvenidos, como "nyrestroom" una iniciativa particular del profesor Wansoo Im.
Im, especializado en planificación urbanística, cuenta a Efe que lanzó su aplicación en 2005, cuando viajó desde la vecina Nueva Jersey a Nueva York para visitar a dos de sus hijas que estudiaban en la universidad.
"Mis hijas querían ir al baño pero no podíamos encontrar ninguno y cuando encontramos uno había una larga fila, como en la mayoría de baños públicos", explicó Im, que acabó tomando un metro para ir a unos servicios a la estación de tren de Penn Station, porque sabía que allí había baños.
En ese momento, Im tuvo la idea de lanzar un mapa con los baños de la ciudad, pero que incluyera no sólo los escasos lugares públicos, sino también, aquellas cadenas de restaurantes, museos, hoteles o grandes librerías donde se permita el uso libre de los servicios.
Originario de Corea del Sur, Im explica que 17 años después sigue manteniendo viva su iniciativa porque "el problema de los baños no solo continúa, sino que empeoró durante la pandemia", con el cierre por motivos de seguridad de muchos lugares que estaban abiertos.
Ve con buenos ojos la propuesta de aumentar el número de retretes públicos en la ciudad, pero considera que una mejor solución y más barata sería promover la colaboración entre los negocios privados y los ciudadanos para que los primeros aceptaran que los viandantes pudieran usar los baños.