Con la violencia de trasfondo Filipinas se prepara para elegir a su nuevo presidente
El proceso registró episodios de violencia, el más grave de los cuales fue la muerte de tres guardas de seguridad
Millones de filipinos acudieron el lunes a escuelas y otros centros de votación para elegir a su nuevo presidente, con el hijo del exdictador Ferdinand Marcos como favorito para ganar la contienda, marcada por episodios de violencia.
Las urnas abrieron a las 06H00 locales (22H00 GMT de domingo), constataron periodistas de la AFP. La votación se extenderá hasta las 19H00 locales.
El proceso registró episodios de violencia, el más grave de los cuales fue la muerte de tres guardas de seguridad cuando un hombre disparó contra un centro electoral de una zona conflictiva del sur del país.
El hecho ocurrió poco después del inicio de la votación en el municipio de Buluan en la isla sureña de Mindanao, que tiene fuerte presencia de grupos armados, desde insurgentes comunistas hasta militantes islamistas, informaron las autoridades.
La policía dijo que un cuarto agente de seguridad resultó herido en la acción.
La noche del domingo, cinco granadas estallaron frente a un centro electoral en el municipio de Datu Unsay, donde nueve personas resultaron heridas, y otra granada explotó poco después en el municipio vecino de Shariff Aguak, según la policía.
Un portavoz de la Comisión electoral dijo que intentaban verificar si las acciones tenían relación con las elecciones.
Marcos al frente
Cerca de 40 años después de que su padre fuera depuesto y enviado al exilio, Ferdinand Marcos hijo parece rumbo a restaurar el poder familiar.
Diez candidatos buscan suceder al actual presidente Rodrigo Duterte, pero solo Marcos y su rival Leni Robredo, actual vicepresidenta, parecen tener opción de vencer.
Personas con mascarillas hacían fila antes del amanecer para sufragar frente a escuelas y otros sitios convertidos en centros electorales a lo largo del archipiélago.
Se espera una alta participación entre los más de 65 millones de filipinos habilitados para votar.
"Un éxito. Las largas filas son magníficas. Los filipinos querían ser escuchados", declaró George García, de la Comisión Electoral, en un mensaje a periodistas.
Marcos votó con su hermana menor, Irene, en la escuela Mariano Marcos en la ciudad norteña de Batac, de donde procede su familia.
A su vez, Robredo fue recibida por simpatizantes que coreaban "Leni, Leni" cuando llegó a votar a una escuela del municipio de Magrao, en el centro del país.
Horas antes de la apertura de las urnas, nueve personas resultaron heridas en un ataque con una granada fuera de un centro de votación en la isla sureña de Mindanao, en una zona con presencia de diversos grupos armados, desde insurgentes comunistas hasta militantes islamistas.
No quedó claro si el ataque tenía relación con la votación.
Tras una áspera campaña, las encuestas de opinión apuntan a una clara victoria de Marcos, con una ventaja de dos dígitos sobre Robredo en los últimos sondeos.
Bajo la ley electoral filipina, el ganador es el que obtenga más votos, sin necesidad de un porcentaje mínimo de respaldo.
Derechos amenazados
Desde que Robredo anunció su intención de disputar la presidencia en octubre, surgieron grupos de voluntarios en su apoyo a lo largo del país buscando convencer a los votantes de respaldarla.
La campaña de Marcos se ha esmerado en encubrir el historial brutal y corrupto del régimen de su padre y en aprovechar el desencanto de los votantes con los últimos gobiernos.
Tras seis años de gobierno autoritario de Duterte, defensores de derechos humanos, la Iglesia Católica y analistas políticos han expresado temor de que Marcos se sienta impulsado a gobernar con aún más dureza si gana por amplio margen.
"Creemos que la crisis de derechos humanos va a empeorar en el país", declaró Cristina Palabay, secretaria general de la alianza Karapatan de derechos humanos.
Robredo, una abogada y economista de 57 años, prometió limpiar la política filipina, una democracia que arrastra una tradición de feudalismo y corrupción.
Por su parte, Marcos y su candidata a vicepresidenta, Sara Duterte, ambos hijos de líderes autoritarios, han insistido en que son los más calificados para unificar al país.
Cientos de miles de simpatizantes vestidos de rojo llegaron el sábado al mitin de Marcos y Duterte en Manila, en el cierre de su campaña.
Una asistente, Josephine Llorca, consideró mejor apostar por otro Marcos porque los gobiernos posteriores a la revolución de 1986 que depuso al entonces dictador no mejoraron la vida de la población.
"Lo probamos y fueron incluso peor que el tiempo de Marcos", declaró Llorca.
El analista político Richard Heydarian advirtió que una victoria amplia de Marcos podría permitirle hacer cambios constitucionales que afiancen su poder y debiliten la democracia.
"(Rodrigo) Duterte nunca tuvo la disciplina ni los medios para llevar su agenda autoritaria a su extremo lógico", señaló Heydarian.
Otros candidatos que aspiran a la presidencia en Filipinas incluyen al exboxeador Manny Pacquiao y el actor Francisco Domagoso.