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Ucrania envía autobuses para un nuevo intento de evacuar a los civiles de Mariúpol

DECENAS DE MILES DE CIVILES PERMANECEN ATRAPADOS EN EL PUERTO DE MARIÚPOL BAJO UN PERSISTENTE BOMBARDEO DE RUSIA

Esta imagen del satélite Maxar tomada el 22 de marzo de 2022, muestra una vista general de los edificios en llamas en el distrito Livoberezhnyi de Mariupol, Ucrania. Foto: AFP.

Esta imagen del satélite Maxar tomada el 22 de marzo de 2022, muestra una vista general de los edificios en llamas en el distrito Livoberezhnyi de Mariupol, Ucrania. Foto: AFP.

Ucrania dijo el jueves que envió decenas de autobuses para un nuevo intento de evacuar a los civiles del asediado porto de Mariúpol tras un alto el fuego anunciado por Rusia, aunque el presidente ucraniano desestimó las promesas del Kremlin de que va a reducir los ataques contra Kiev.

Decenas de miles de civiles permanecen atrapados en el puerto de Mariúpol bajo un persistente bombardeo ruso, con poco alimento, falta de agua y medicamentos, y los intentos previos de abrir un corredor humanitario fracasaron, pese a la presión internacional.

Pero el jueves, la viceprimera ministra ucraniana, Irina Vereshchuk, dijo que los buses se dirigen a la ciudad donde Rusia aseguró que observaría un alto el fuego desde de las 10H00 (07H00 GMT).

"Fuimos informados por el Comité Internacional de la Cruz Roja de que Rusia está dispuesta a abrir el acceso a los convoyes humanitarios desde Mariúpol" hacia Zaporiyia, declaró Vereshchuk en un video divulgado por Telegram. "Enviamos 45 autobuses al corredor de Mariúpol", detalló.

La perspectiva de una evacuación de este puerto destruido coincide con los continuos bombardeos rusos contra Kiev y Chernígov, pese a la promesa de "reducir" su actividad militar en un "amplio margen".

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, dijo a sus compatriotas que deben prepararse para un ataque ruso a la región oriental de Donbás.

"No le creemos a nadie", expresó Zelenski en un video divulgado la noche de miércoles. "Hay una acumulación de tropas rusas para atacar Donbás y nos estamos preparando para ello".

"Lucharemos por cada metro de nuestra tierra", insistió.

Este jueves Turquía anunció que los ministros de Relaciones Exteriores de Rusia y de Ucrania podrían reunirse dentre de una o dos semanas y llamó a "un alto el fuego duradero".

"Es imposible negociar bajo la presión de las armas", aseguró el ministro turco de Exteriores, Mevlüt Cavusoglu.

En las primeras cinco semanas de brutales combates, las fuerzas rusas han sido humilladas por la resistencia de los ucranianos, y replantearon su estrategia de tomar la capital o deponer al gobierno electo democráticamente, por objetivos más acotados.

Varias agencias de inteligencia de países occidentales han señalado los fracasos militares de los rusos y han sugerido que el presidente Vladimir Putin está siendo desinformado por sus propios asesores sobre los reveses en el campo de batalla.

"Hemos visto soldados rusos, cortos de armas y bajos de moral, que se niegan a acatar órdenes, saboteando su propio equipo e incluso accidentalmente derribando sus propios aviones", dijo el jueves Jeremy Fleming, jefe de la agencia británica de espionaje GCHQ.

Igualmente, la directora de comunicaciones de la Casa Blanca, Kate Bedingfield, citó reportes de inteligencia de su país para afirmar que Putin "se siente engañado por los militares rusos".

Expertos militares creen que con miles de soldados rusos muertos y miles más heridos, Moscú no tiene más opción que descartar los intentos de avanzar simultáneamente por varios ejes en el norte, este y sur.

Su foco apunta ahora al este para capturar más ciudades en Donbás, además del asediado puerto de Mariúpol, mientras continúa un asalto de más largo alcance sobre otras localidades.

Cambio de estrategia

Pero el ministerio ruso de Defensa afirmó el jueves que ese era su plan desde el inicio.

"La primera fase de la operación militar especial", dijo el mayor general Igor Konashenkov, era "forzar al enemigo a concentrar sus tropas, recursos y equipo militar para resguardar áreas altamente pobladas".

Agregó que la meta era degradar y atar a las fuerzas ucranianas para que no pudieran ser usadas "en la dirección principal de nuestras fuerzas armadas en Donbás".

Algunos consideran que el objetivo de Rusia ahora es capturar territorios en el sur para fortalecer la mano de Moscú en las negociaciones de paz.

"Creo que estamos viendo un cambio en la estrategia rusa", señaló Marcus Hellyer del Instituto de Política Estratégica Australiano y exfuncionario del Departamento de Defensa.

"Se están enfocando más en el este, así que puede ser que se percataran de que no pueden derrotar completamente a Ucrania", añadió.

El experto estima que la nueva estrategia es "ocupar todo Donbás, ocupar todo lo que puedan del litoral del mar Negro y usar eso como estrategia de negociación".

El estado mayor ucraniano reportó el jueves que algunas unidades rusas ya abandonaron el noroeste de Ucrania y se dirigieron a Bielorrusia, aliado de Moscú, y que otras unidades se "reagrupan" en el Distrito Militar Oriental.

Desde 2014 Rusia ha respaldado a los separatistas en las áreas de Lugansk y Donetsk en el Donbás, y recientemente reconoció su independencia.

La suerte de estas dos autodenominadas "repúblicas populares" es clave en las negociaciones de paz en marcha, en las que Kiev insiste que aún son parte de Ucrania.

Rusia ha buscado un enlace terrestre entre esas "repúblicas" y la península de Crimea - anexada por Moscú en 2014 - y este punto es el puerto de Mariúpol, que está rodeado por las tropas rusas.

Imágenes satelitales de Mariúpol revelan la magnitud del bombardeo ruso, y la ombudsman ucraniana, Liudmila Denisova, acusó a las fuerzas rusas de bombardear una bodega de la Cruz Roja, claramente identificada en la ciudad.

Bajas civiles y un descalabro económico

Entre tanto, el costo de la guerra sobre la población ucraniana se hace cada vez más visible.

En Irpin, una puerta de acceso a Kiev, las autoridades dijeron que siguen recogiendo cuerpos en las calles en medio de los continuos ataques rusos.

Según el alcalde de Irpin, Oleksandr Markushin, al menos 200 personas han sido asesinadas desde el inicio de la guerra.

En el poblado de Trostyanets, a 30 km de la frontera rusa, reporteros de AFP observaron a los residentes aturdidos salir de sus casas mientras los soldados ucranianos tomaban vehículos rusos abandonados.

"No quedaba nada para comer en el pueblo, ni agua ni electricidad", aseguró Pavlo, quien pasó el último mes resguardado en el sótano de su casa.

La ONU calcula que cuatro millones de ucranianos, casi uno de cada 10 habitantes, han tenido que abandonar el país.

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, sostuvo que "los ataques indiscriminados están prohibidos por la ley humanitaria internacional y podrían constituir crímenes de guerra".

Pero hay pocas señales de que los ataques hayan mermado, pese al reciente diálogo en Estambul y a la nueva ronda por videoconferencia prevista para el 1 de abril.

Ambas partes señalaron inicialmente que la cita en Turquía tuvo avances, pero el Kremlin minimizó el miércoles la esperanza de un acuerdo.

En tanto, los aliados occidentales de Ucrania exhiben su disposición a aumentar la ayuda militar para Kiev y aumentar las sanciones contra Rusia.

El primer ministro británico, Boris Johnson, y el presidente estadounidense, Joe Biden, coincidieron en anunciar su intención de aumentar la asistencia bélica para Kiev.

En tanto, el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo pronosticó un duro impacto de la guerra con una contracción de la economía rusa de 10% y una caída del PIB de Ucrania de 20%.

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