Heineken y Carlsberg se unen al éxodo ruso de las empresas
Los fabricantes de cerveza Heineken y Carlsberg anunciaron el lunes que se retiraban de Rusia, sumándose así a la lista de empresas occidentales que abandonan el mercado ruso a raíz de la invasión de Ucrania.
Los cerveceros ya habían suspendido las ventas y la producción de su marca en Rusia y habían interrumpido nuevas inversiones y exportaciones hacia el país este mes.
Pero este lunes, las empresas fueron más allá y en declaraciones similares, dijeron que habían decidido deshacerse de sus negocios en Rusia tras una "revisión estratégica" de sus operaciones en ese país.
Ambas compañías se suman así a cientos de empresas occidentales que cerraron sus tiendas y sus oficinas en Rusia desde que inició la guerra en Ucrania, como Ikea, Coca-Cola, Goldman Sachs o McDonald's.
"Estamos muy conmocionados y muy tristes viendo que sigue la guerra en Ucrania y que está intensificándose", indicó Heineken, la segunda mayor cervecera del mundo, en un comunicado.
"Hemos concluido que la propiedad de Heineken en el negocio en Rusia ya no es sustentable ni duradero en el contexto actual", dijo la empresa holandesa, que emplea 1.800 personas en Rusia.
Heineken indicó que busca "una transferencia ordenada" de sus negocios hacia un nuevo propietario, ajustándose a las leyes internacionales y locales, y afirmó que no quiere tener beneficios de la transacción, que le costará a la empresa unos 400 millones de euros (438 millones de dólares) en cargos excepcionales.
Heineken es el tercer mayor fabricante de cerveza en Rusia, donde comercializa las marcas Zhigulevskoe y Oxota para el mercado local. Sus otras marcas extranjeras son Amstel, Tiger y la sidra Strongbow.
Garantizar los salarios
La empresa aclaró que continuará operando de forma reducida durante un periodo de transición, para reducir el riesgo de sufrir una nacionalización y para "garantizar la seguridad continua y el bienestar de sus empleados".
A principio de mes, una asociación de inversores holandesa, VEB, había criticado a la cervecera por "no salir realmente" de Rusia tras su anterior anuncio sobre el cese de sus ventas.
Los empleados de la empresa seguirán recibiendo su salario hasta finales de 2022.
Su rival danés Carlsberg, que condenó la invasión, dijo que Rusia era uno de sus principales mercados, donde tiene 8.400 empleados.
Aún así, tomó una decisión similar. La compañía posee la importante marca rusa Baltika desde 2000 y sus empleados representan una quinta parte de la plantilla mundial del fabricante.
"La guerra en Ucrania y la escalada de la crisis humanitaria y de refugiados nos conmociona a todos", dijo el director general Cees 't Hart en un comunicado.
"Tomamos la difícil e inmediata decisión de apuntar a una venta completa de nuestras actividades en Rusia, que pensamos que es lo que hay que hacer en el contexto actual", añadió en la declaración.
"Lamentamos profundamente las consecuencias de esta decisión para nuestros 8.400 empleados en Rusia", destacó.
La empresa espera a pérdidas "sustanciales" por su salida de Rusia. El año pasado, el grupo generó una facturación de cerca de 870 millones de euros (953 millones de dólares) en Rusia, es decir, un 13% de sus ventas, y más de 90 millones de euros (98 millones de dólares) de beneficio neto (un 9%).
Presión de Ucrania
Rusia se ha visto afectada por una avalancha de sanciones económicas, pero las empresas extranjeras también se enfrentan a la presión pública y a los llamamientos del gobierno ucraniano para que abandonen Rusia.
Algunas empresas se han quedado en el país y mencionaron las perdidas de empleos o las consecuencias en los suministros básicos para justificar su decisión.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, pidió la semana pasada ante el parlamento francés que las empresas galas dejaran de trabajar en Rusia y cesaran su apoyo a la agresión en contra de su país.
El fabricante de automóviles Renault anunció después la suspensión inmediata de las actividades de su fábrica en Moscú.
Pero la empresa Auchan Retail International, al contrario, defendió su permanencia en Rusia y se refirió a la necesidad de proteger el empleo. En reacción, Ucrania pidió boicotear los supermercados del grupo.