Europa

Huérfanos encuentran refugio en el lejano oeste de Ucrania

LOS NIÑOS PROCEDEN DE LA LÍNEA DEL FRENTE EN LA REGIÓN DE DONETSK

Unos niños juegan en un dormitorio de una escuela en Perekhrestya, cerca de la frontera ucraniana-húngara, el 7 de marzo de 2022, en un refugio para 93 niños huérfanos evacuados del campamento infantil de Artek, cerca de Kiev. Foto: Attila Kisbenedek/AFP.

Peter Murphy/Balazs Wizner/AFPPerekhrestya, Ucrania

Una escuela vacía y aislada en el tranquilo lejano oeste de Ucrania se convirtió en un refugio seguro para 93 niños huérfanos evacuados por tren la semana pasada desde Kiev.

"Nos sentimos seguros aquí, es tranquilo", declaró Mykola Topolov, de 17 años, integrante del grupo que llegó al improvisado orfanato en la localidad de Perekhrestya, a 800 km de la capital.

Los niños proceden de la línea del frente en la región de Donetsk, pero se encontraban en el campamento infantil de Artek, cerca de Kiev, cuando Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero.

"Los niños se estaban tomando una pausa de la tensión en Donetsk cuando estalló la guerra", comentó Galyna Ivazenko, de 57 años, directora del campamento que acompañó a los niños.

"Acabábamos de llegar cuando escuchamos el estallido de dos bombas, y supimos que los rusos habían atacado", contó a AFP Mykola, quien procede del norte de Donetsk.

"Fue aterrador, y días después el tren al cual nos subieron quedó varado en la estación de Kiev por ocho horas", agregó el menor.

El tren finalmente cruzó la cadena montañosa de los Cárpatos hasta la región de Transcarpatia antes de llegar el viernes a Perekhrestya, cerca de la frontera con Hungría.

Isla de paz

Aislado del resto del país por las montañas, Transcarpatia limita con Polonia, Eslovaquia, Hungría y Rumanía, miembros de la Unión Europea (UE) y la OTAN, y es de las pocas regiones ucranianas que no han sido atacadas por Rusia.

"Es una isla de paz, un lugar seguro, por eso las autoridades decidieron traerlos aquí", comentó a AFP Mykhailo Glynka, director del complejo, en su oficina a los pies de las montañas.

El sitio era una escuela de internado para niños enfermos, y pasó un año cerrado antes de que el gobierno regional ordenara su reapertura, indicó Glynka.

Municipalidades, organizaciones de socorro y pobladores locales corrieron a preparar el edificio para las nuevas llegadas y entregar ayuda, incluyendo juguetes para los niños.

Mientras los niños jugaban, los voluntarios preparaban sopa y ensalada.

Mykhailo, quien dice que sus padres biológicos lo abandonaron al nacer, contó a AFP que después de la guerra quiere retomar un curso de programación que comenzó en Kramatorsk, cerca de Donetsk.

"Luego de que Ucrania gane la guerra, quiero volver a ayudar a reconstruir el país", indicó.

Ivazenko, temerosa por sus padres en Mykolaiv, donde ha habido intensos combates, dice que espera que acabe la guerra para regresar con ellos.

"Perdí contacto con ellos, no sé donde están o cómo están", expresó intentando contener las lágrimas.

Ayuda vecinal

"Hacemos lo que podemos para ayudar", comentó Jozsef Sipos, pastor de una iglesia protestante en Perekhrestya, de 800 habitantes en su mayoría de origen étnico húngaro.

Unos 180,163 refugiados han cruzado la frontera húngara desde el 24 de febrero, 10% del total que ha huido de Ucrania, indicó la ONU el lunes.

"Cuando comenzó la guerra corrimos a la frontera para darles alimentos y bebida", indicó Sipos, de 47 años, quien dirige una fundación de ayuda a la infancia llamada "Kegyes" ("Piadoso" en húngaro).

"Entonces supe de los húerfanos que llegarían y comencé a organizar y entregarles ayuda también", declaró a AFP después de descargar medicamentos, alimento, ropa y material de higiene enviados desde Hungría de un vehículo.

"Es lo menos que podemos hacer por ellos", expresó.