Biden ataca a Trump en aniversario del ataque al Capitolio
"No permitiré que nadie ponga un puñal en la garganta de la democracia", y sobre todo Donald Trump con su "red de mentiras", afirmó este jueves Joe Biden en un discurso combativo un año después de la toma por asalto del Capitolio de Estados Unidos.
Le acusó de haber "tratado de evitar el traspaso de poder pacífico" durante la "insurrección armada" destinada a impedir que el Congreso certificara las elecciones.
Trump respondió con tres comunicados punzantes, demostrando que este aniversario, lejos de reconciliar a los estadounidenses, exacerba los antagonismos políticos.
Joe Biden "usó mi nombre hoy para tratar de dividir aún más a Estados Unidos", dijo. "Este teatro político es solo para distraer la atención del hecho de que Biden ha fracasado completa y totalmente".
En realidad el presidente demócrata no lo nombró ni una sola vez, hizo alusión a él con el término "el expresidente" o "el expresidente perdedor", muy consciente de que esta fórmula le enfurecería.
Biden, que suele mostrarse afable, adoptó un tono grave para hablar desde la imponente "sala de las estatuas" de la sede del Congreso, donde el 6 de enero de 2021 desfilaron a sus anchas los simpatizantes de Trump.
El demócrata de 79 años lanzó un ataque verbal en toda regla contra su predecesor, quien "ha creado y difundido una red de mentiras sobre las elecciones de 2020 y lo ha hecho porque valora el poder por encima de los principios, porque antepone su propio interés al interés de su país" y porque "su ego herido le importa más que nuestra democracia".
Trump repitió por su parte por enésima vez, sin pruebas, que las elecciones estuvieron "amañadas".
- "No os rindáis" -
"No olvidéis nunca que las elecciones presidenciales de 2020 fueron un crimen. ¡Nunca os rindáis!", exhortó Trump.
"¿Vamos a ser una nación que acepte la violencia política como norma? (...) ¿Vamos a ser una nación que no vive a la luz de la verdad sino a la sombra de la mentira?", se preguntó Biden, estimando que Estados Unidos libra, dentro y fuera de sus fronteras, una "lucha" entre la democracia y la autocracia.
"Yo no busqué esta batalla", aseguró Biden, cuando según una encuesta reciente solo el 55% de los estadounidenses piensa que su elección es legítima.
Pero "no permitiré que nadie ponga un puñal en la garganta de la democracia", advirtió.
Cuando los periodistas le preguntaron si no temía agravar aún más los antagonismos con este discurso, el mandatario contestó: "Cuando queremos curar, hay que reconocer la gravedad de la herida".
Al menos en el tono, el discurso de Biden marca una ruptura, como si hubiera optado por ser más combativo. Hasta ahora había tratado con desprecio a Trump y a sus más acérrimos seguidores, apostando por el pragmatismo y por un ambicioso programa de reformas económicas para reconciliar a los estadounidenses.
Pero su presidencia parece empantanada: algunas de sus reformas están bloqueadas, la pandemia de covid-19 se eterniza, la alta inflación desmoraliza a los estadounidenses y el presidente, con una popularidad que se ha desplomado, no consigue aprovechar su mayoría parlamentaria porque es muy justa y falta cohesión en las filas demócratas.
La reconciliación que tanto ansiaba parece lejana.
- Ausencias-
En el campo contrario, la ausencia el jueves de casi todos los congresistas republicanos en las conmemoraciones en el Congreso, de mayoría demócrata, da una idea de la influencia de Donald Trump sobre el partido.
Ningún senador republicano ha participado en el momento de silencio organizado en el Senado.
En la otra cámara del Congreso, la de los representantes, solo había dos conservadores de peso, el exvicepresidente Dick Cheney y su hija Liz Cheney, opuestos a Donald Trump.
Tampoco había republicanos destacados en la vigilia en las escalinatas del Capitolio, con la que concluyó este día conmemorativo.
Fue desde la distancia desde donde varios líderes del partido corearon la misma crítica: la de una "instrumentalización" del acto por parte de la Casa Blanca.
El jefe de los republicanos en el Senado, Mitch McConnell, mencionó en febrero de 2021 una "responsabilidad moral" del expresidente en los sucesos del 6 de enero. Pero el jueves emitió un comunicado acusando a los demócratas de "explotar" este aniversario "para promover objetivos políticos partidistas".
Y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, opinó que las conmemoraciones en el Congreso eran "nauseabundas".