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Réquiem por el arzobispo Desmond Tutu: fue “brújula moral”

“Cuando estábamos en la oscuridad, él nos trajo la luz”.

El arzobispo anglicano emérito Desmond Tutu fue recordado el sábado en un funeral de Estado por su papel, que le valió el Premio Nobel de la Paz, para acabar con el régimen de opresión racial del apartheid en Sudáfrica y por defender los derechos de las personas LGBTQ.

“Cuando estábamos en la oscuridad, él nos trajo la luz”, expresó el líder la Iglesia anglicana en el mundo, el arzobispo de Canterbury Justin Welby, en un video reproducido durante el funeral en la catedral de St. George en Ciudad del Cabo.

“Para mí, elogiarlo es como un ratón rindiera homenaje a un elefante”, agregó Welby. “Sudáfrica nos ha dado ejemplos extraordinarios de líderes destacados... con el presidente Nelson Mandela y el arzobispo Tutu... La luz de muchos ganadores del Nobel se ha atenuado con el tiempo, pero la del arzobispo Tutu se ha vuelto más brillante”.

Tutu falleció el domingo pasado a los 90 años de edad. El pequeño y sencillo féretro de madera de pino de Tutu, el más barato del mercado a petición suya para evitar ostentaciones, fue el centro del servicio, que incluyó coros africanos, oraciones e incienso.

Tutu, quien se convirtió en sacerdote anglicano a principios de la década de 1960, recibió el premio Nobel en 1984 por su oposición no violenta al apartheid. Más tarde se convirtió en el primer arzobispo negro de Ciudad del Cabo.

Después de que Sudáfrica alcanzara la democracia en 1994, Mandela nombró a Tutu para presidir la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, un organismo creado para informar sobre las violaciones de derechos humanos que ocurrieron durante el apartheid.

A lo largo de su vida, Tutu promovió activamente la igualdad de derechos para todas las personas y denunció la corrupción y otras fallas que vio en el gobierno de Sudáfrica, encabezado por el partido Congreso Nacional Africano.

“El arzobispo Desmond Tutu ha sido nuestra brújula moral y nuestra conciencia nacional”, dijo el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa, quien pronunció el elogio fúnebre. “Incluso después del advenimiento de la democracia, no dudó en llamar la atención, a menudo con dureza, sobre nuestras deficiencias como líderes del Estado democrático”, añadió.

El presidente del país, Cyril Ramaphosa, entregó una bandera nacional a la viuda de Tutu, Leah, mientras ella estaba sentada en una silla de ruedas.

De acuerdo con el compromiso de Tutu con el medio ambiente, su cuerpo será sometido a un proceso llamado “liquidificación”, que utiliza agua para preparar los restos para su disposición final. Los restos finales de Tutu serán inhumados en la catedral donde se llevó a cabo el funeral.