OIM y ACNUR lanzan plan para migrantes venezolanos en 2022
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) anunciaron un plan regional que requiere de 1.790 millones de dólares para apoyar en el 2022 las crecientes necesidades de los migrantes venezolanos en América Latina.
El Plan de Respuesta para Refugiados y Migrantes (RMRP) 2022, lanzado de manera virtual el jueves, busca asegurar necesidades urgentes de alimentación y atención médica y también apoyar a más largo plazo condiciones que permitan a los venezolanos reanudar sus vidas en los países de acogida.
OIM y ACNUR dijeron que hay más de seis millones de refugiados y migrantes de Venezuela alrededor del mundo. Colombia, Brasil, Ecuador, Perú y Republica Dominicana figuran entre los países de la región que alberga la mayor cantidad.
Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, destacó que a pesar del devastador impacto de la pandemia, la solidaridad y los esfuerzos por dignificar la vida de los refugiados e inmigrantes de Venezuela no han cesado. “En varios países han iniciado procesos de regularización que van a cambiar la vida de millones de personas... estos esfuerzos necesitan de apoyo para ser exitosos, un papel un documento no significa nada si detrás no hay una estructura que facilite la integración de las personas refugiados inmigrantes en las comunidades de acogida”, apuntó.
Varios países de acogida han establecido programas de protección y regularización para ayudarles a los migrantes venezolanos a acceder a derechos y servicios. Sin embargo, a medida que esta situación se prolonga en el tiempo, las vulnerabilidades y los riesgos a los que se enfrentan los migrantes, así como las necesidades de sus comunidades de acogida, han aumentado drásticamente, señalaron especialistas.
“El firme apoyo de la comunidad internacional sigue siendo crucial para atender las necesidades más urgentes de las personas refugiadas y migrantes, y para ayudar a los países de acogida a garantizar su integración socioeconómica”, dijo Eduardo Stein, Representante Especial Conjunto del ACNUR y la OIM para los refugiados y migrantes de Venezuela.
“Los esfuerzos de regularización en curso son un gesto de solidaridad y requerirán una importante inversión financiera para que sean exitosos”, dijo Stein. “Se necesita un mayor compromiso y esfuerzos más concertados para garantizar que nadie se quede atrás”.
Maria Carmelina Londoño, viceministra de Asuntos Multilaterales de Colombia, dijo por su parte que actualmente 1,8 millón de venezolanos residen en ese país andina con vocación de permanencia, “convirtiéndonos en el segundo país en el mundo con la mayor cantidad de migrantes forzados después de Turquía”.
Destacó además el enorme esfuerzo institucional que ha desplegado su país ofreciendo ayuda humanitaria con el apoyo de OIM y ACNUR y toda una red de donantes. “Hasta ahora la región ha recibido alrededor de 1.700 millones d dólares desde 2019 para enfrentar la tragedia de los migrantes venezolanos. Si bien, el apoyo de la comunidad internacional es muy valioso, continúa siendo insuficiente ante la magnitud de los desafíos que enfrentamos”.
Paralelo a los esfuerzos por facilitar la movilidad y acogida los migrantes venezolanos, se han denunciado múltiples casos y situaciones de xenofobia y discriminación hacia esos ciudadanos en la región e incluso se les ha llegado a señalar de ser los responsables de algunos delitos comunes en varios poblados.
Una de las más recientes expresiones de xenofobia se reportó en septiembre pasado, cuando ocurrió el desalojo de un centenar de migrantes venezolanos en la localidad chilena de Iquique. Entre los desalojados había familias con niños cuyas pertenencias resultaron quemadas en una jornada de actos violentos. El hecho, que acaparó la atención de la prensa, fue condenado por organismos de derechos humanos, entre ellos la CIDH.
No obstante, Stein aseguró en una entrevista telefónica con AP que las situaciones de xenofobia y discriminación hacia los migrantes venezolanos son la excepción en comparación con los esfuerzos que hacen gobiernos y comunidades locales en los 17 países en la región.
Mencionó que están trabajando constantemente en campañas para contrarrestar la xenofobia y los prejuicios. En ese sentido dijo que buscan demostrar que en la práctica la llegada de los extranjeros puede ser vista no como una carga sino, como insumo constructivo para mejorar la calidad de vida de todos en las comunidades.