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La diversidad en las academias militares de EEUU

Ocho años después de completar sus estudios en la Academia Militar de West Point, Geoffrey Easterling todavía se asombra de que allí se siga recordando la historia de la Confederación: Hay un cuadro de dos metros (seis pies) de alto del general confederado Robert E. Lee en la biblioteca, el dormitorio lleva el nombre de Lee y hay una Puerta Lee en una Calle Lee.

En su condición de estudiante de raza negra, recuerda lo mal que se sintió cuando un compañero reparó en un esclavo que aparece en el cuadro de Lee. “¿Cómo puede ser que la única persona de raza negra que está en una pared de esta enorme escuela sea un esclavo?”, se preguntó.

Como oficial de la sección de admisiones enfocado en la diversidad, posteriormente recorrió el país tratando de reclutar gente para West Point en comunidades con poca presencia en la academia.

“Costaba decirle a la gente, ‘deberías confiar en los militares’ y que después sus hijos busquen en Google y pregunten ’¿por qué hay un cuartel que se llama Lee?”, expresó.

Las academias militares producen futuros líderes de las fuerzas armadas y en buena parte de la última década han recibido cada vez más estudiantes de distintas razas. Pero al margen de las políticas antidiscriminatorias, estas instituciones financiadas por el gobierno ofrecen poca información acerca de cómo vigilan los comportamientos extremos o intolerantes, ni de cómo manejan el trato discriminatorio que algunos estudiantes de grupos minoritarios dicen enfrentar a diario.

En un artículo de The Associated Press de este año, numerosos soldados activos o retirados de casi todas las armas describieron una arraigada cultura racista y discriminatoria que se resiste a desaparecer a pesar de reiterados esfuerzos por erradicarla. Se ha prestado menos atención a las instituciones que producen un porcentaje importante de los miembros de las fuerzas militares: las academias del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea, la Guardia Costera y la Marina Mercante.

Algunos miembros de minorías que se graduaron en las principales escuelas militares tras soportar lo que describen como un ambiente hostil ponen en duda el lema de que todos los integrantes de las fuerzas armadas que lucen el mismo uniforme son iguales.

Entre ellos Carlton Shelly II, reclutado para jugar al fútbol americano con el equipo de West Point cuando cursaba la secundaria en Sarasota (Florida) y que ingresó a la academia en el 2009. Cuenta que, en el terreno de juego, todos eran “hermanos” y no importaba el color de la piel. Pero afuera, señaló, él y otros compañeros de raza negra eran tratados a menudo como el estereotípico negro irritable.

Algunos estudiantes minoritarios crean cuentas de Instagram como “Black at West Point” (Negro en West Point) para hablar de sus experiencias y de lo que describen como una discriminación sistémica en las academias.

En respuesta a las conclusiones de AP, un vocero del Departamento de Defensa, el mayor Charlie Dietz, dijo que la política de las academias es ofrecer las mismas oportunidades a todos, sin importar la raza, el color, el origen nacional, la religión, el sexo, la identidad de género o la orientación sexual. Indicó que ese departamento formó un equipo en abril para promover la diversidad, la igualdad y la inclusión en todos sus ámbitos, incluidas las academias.

El último presupuesto militar contiene instrucciones para que el Departamento de Defensa investigue todas las referencias o símbolos que puedan conmemorar la Confederación en sus propiedades, incluida West Point. Pero faltan dos años para que venza el plazo fijado para llevar sus recomendaciones a la práctica.

Luego de la muerte de George Floyd en el 2020, que provocó protestas mundiales contra el racismo, un grupo de exalumnos de West Point difundió una carta de 40 páginas exhortando a la academia a corregir “graves fallas” en su lucha contra la intolerancia y el racismo. “Albergamos la esperanza de que nuestra alma máter tomará las medidas necesarias para defender los valores que pregona”.

Shelley afirmó que la academia tiene mucho trabajo por delante para retener y apoyar a los estudiantes de minorías. Calculó que en su clase se graduaron unos 35 estudiantes de raza negra, “una cifra ridículamente baja”.

“Había muchos más al principio”, destacó.

West Point no respondió a pedidos de comentarios y simplemente reiteró la importancia de la diversidad en su proceso de admisiones.

La mayoría de los estudiantes de las academias —entre un 60% y un 70%— son recomendados por senadores o representantes de sus estados como parte de un sistema creado en la década de 1840 para garantizar la diversidad geográfica. Pero hoy la composición demográfica del país ha cambiado tanto que el sistema da una influencia desproporcionada a distritos legislativos rurales, donde la población tiende a ser más blanca.

Solo el 6% de los recomendados por los actuales legisladores al ejército, la fuerza aérea y la marina fueron de raza negra, a pesar de que son el 15% de la población de 18 a 24 años, de acuerdo con un informe de marzo del Centro Legal de Veteranos de Connecticut. El 8% de esas recomendaciones fueron para hispanos, que representan el 22% de los adultos jóvenes, según el informe.

La diversidad de estas recomendaciones mejoró levemente en los últimos 25 años, aunque el informe señala que 49 representantes no nominaron a un solo estudiante negro cuando estuvieron en funciones y que 31 no recomendaron a hispanos.

Si bien la cantidad de cadetes hispanos subió en las dos últimas décadas en las academias de la Guardia Costera y la Armada, no hubo aumentos significativos entre los afroestadounidenses. En la clase del 2000 hubo 73 reclutas de raza negra en la Academia Naval y en el 2020, 77. En la Guardia Costera, hubo 15 cadetes negros en el 2001 y 16 en el 2021.

Greg Elliott dice que a menudo se metió en líos en la Academia Naval y que no llegó a graduarse. Afirma que no enfrentó actitudes abiertamente racistas, pero se preguntó si no habría completado sus estudios de haber sido mejor recibido por el personal y por los mismos estudiantes.

Recuerda que un exalumno de raza negra le dijo que bajase la cabeza y tuviese siempre presente que “era terrible estar allí (en la academia), pero que al mismo tiempo era muy bueno decir que uno venía de allí”.