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Chipre: papa lamenta "hostilidad y prejuicios" con ortodoxos

El papa Francisco ofrece una misa en el estadio GSP de Nicosia, Chipre, el 3 de diciembre de 2021.

AP: Foto/Alessandra Tarantino

El papa Francisco ofrece una misa en el estadio GSP de Nicosia, Chipre, el 3 de diciembre de 2021. AP: Foto/Alessandra Tarantino

El papa Francisco lamentó el viernes los siglos de hostilidad y prejuicios que han dividido a católicos y ortodoxos durante un encuentro con el líder de la Iglesia ortodoxa griega de Chipre, y apuntó a las obras de caridad como un medio para ayudar a cerrar la brecha entre el Occidente católico y el Oriente ortodoxo.

El arzobispo Chrysostomos II mantuvo una reunión privada con Francisco en su residencia y luego invitó al pontífice a la nueva catedral de San Bernabé para un encuentro con el Santo Sínodo, el máximo órgano de decisión de la Iglesia ortodoxa griega.

Sentado frente al iconostasio, o altar, dorado, y mientras los clérigos ortodoxos entonaban cantos, el papa lamentó las “amplias brechas” que la historia ha forjado entre católicos y ortodoxos como resultado del cisma de hace 1.000 años., cuando Dios quería a todos los cristianos unidos.

“Siglos de división y separación nos han hecho asimilar, incluso involuntariamente, la hostilidad y los prejuicios con respecto al otro, preconcepciones basadas a menudo en información escasa y distorsionada, y difundidos por una literatura agresiva y polémica", afirmó Francisco. “Esto también tuerce el camino de Dios, que es recto y se dirige hacia la concordia y la unidad".

Las obras conjuntas y concretas de caridad, la educación y los esfuerzos para promover la dignidad humana pueden ayudar a católicos y ortodoxos a “redescubrir nuestra fraternidad, y la comunión madurará por sí misma, para gracia de Dios”.

En un signo de esas unión, dos obispos ortodoxos acudieron a la misa oficiada más tarde por Francisco en el principal estadio deportivo de la capital para la pequeña comunidad cristiana. El recinto, con capacidad para 22.000 personas, estaba a menos de la mitad de su aforo y Francisco evitó su tradicional saludo a los fieles desde el papamóvil, presuminlemente porque los asistentes solo llenaban parte de la grada.

El pontífice lanzó también ahí un mensaje de unidad en un país lacerado por las divisiones, incluso entre los católicos: “La curación se da cuando llevamos nuestro dolor juntos, cundo enfrentamos nuestros problemas juntos, cuando nos escuchamos y hablamos con los demás”.

Por su parte, el arzobispo Chrysostomos apuntó que su iglesia tiene “excelentes relaciones” con todas, y que en los últimos años ha buscado el diálogo con los líderes musulmanes en Oriente Medio, un esfuerzo que, según dijo, fue arruinado en gran medida por “elementos extremistas” que “inflamaron las tensiones”.

“Creemos firmemente en la resolución pacífica de nuestras diferencias, ya sean étnicas o religiosas. Y el único camino correcto es a través de un diálogo realmente sincero", apuntó.

Aunque Chipre supone una ínfima parte de la comunidad ortodoxa oriental, con unos 800.000 fieles, los líderes de su iglesia destacan el papel de la isla mediterránea como la “puerta” de la expansión del cristianismo hacia el oeste debido a su proximidad a la cuna de la fe.

El cristianismo llegó por primera vez a Chipre en el año 45 d.C., cuando el apóstol Pablo convirtió al gobernador romano de la isla, Sergius Paulus, en la primera parada de su primera misión para propagar la fe. Se dice que la iglesia chipriota fue fundada por otro apóstol, Bernabé.

Francisco ha hecho de la conexión de Chipre con las raíces del cristianismo un punto central de su visita. Los líderes de la iglesia local buscan reforzar sus lazos con la Santa Sede ya que las comunidades cristianas minoritarias de los países próximos temen que su fe pueda verse atacada en los conflictos armados.

Chipre sufre también las secuelas de la guerra. La nación quedó dividida por cuestiones étnicas en 1974 tras la invasión de Turquía luego de un golpe de Estado que pretendía unir la isla a Grecia. Tras la separación, 170.000 cristianos huyeron del escindido norte turcochipriota, donde se han destruido iglesias, monasterios y otros monumentos cristianos.

Decenas de miles de turcochipriotas musulmanes realizaron el camino a la inversa tras el final de las hostilidades.

La destrucción de los lugares de culto cristianos en uno de los temas clave que se espera que el arzobispo Chrysostomos aborde con Francisco, con la esperanza de que la influencia política del pontífice ayude a reactivar las estancadas conversaciones para la reunificación de la isla.

A su llegada al país el jueves, el papa instó a grecochipriotas y turcochipriotas a reanudar el diálogo y dijo que las amenazas y las demostraciones de fuerza solo alargan la “terrible laceración” que los isleños han soportado durante casi medio siglo.

“Alimentemos la esperanza con el poder de los gestos más que con gestos de poder", dijo Francisco al presidente del país, Nicos Anastasiades, y otros líderes gubernamentales en el Palacio Presidencial, ubicado en el sur, que está regido por los grecochipriotas.

Las posibilidades de reunificación nunca han sido tan sombrías como ahora. Los turcochiprioras, con su recién elegido líder Ersin Tatar, cambiaron sus requisitos previos para la paz y exigen el reconocimiento de un estado independiente antes de poder discutir ningún acuerdo.

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