Los drones marcan un antes y un después en la investigación en la Antártida
Científicos españoles han demostrado de forma pionera que el uso de drones puede lograr objetivos nunca antes planteados en investigaciones en la Antártida y puede marcar "un antes y un después" en este campo.
Las ventajas de esta tecnología han quedado patentes durante la participación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el proyecto PiMetAn, que estudia el papel de los pingüinos en el funcionamiento ecológico de la Antártida.
Al desarrollar este proyecto en febrero pasado en la XXXIV campaña en la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, en la Isla Decepción, el instituto apostó por incluir el uso de drones para sacar adelante los objetivos científicos que se había planteado, dadas las circunstancias excepcionales por la covid-19 y la falta de medios humanos.
Y el resultado no ha podido ser más favorable, dados los numerosos datos científicos que se han podido lograr en Isla Decepción, según Antonio Tovar, investigador principal del proyecto.
En un artículo publicado hoy en la revista "Scientific Report", los científicos explican que se han podido obtener datos de ecosistemas como la pingüinera de Collado Vapor.
“Mediante el uso de una cámara multiespectral de diez canales junto con una visual (RGB), se ha obtenido por vez primera un mapa con resolución centimétrica donde, asociado a la pingüinera, se identifica todo un ecosistema que distinguen e inventaria pingüinos, identifica diferentes tipos de musgos, diferentes tipos de guano, algas rojas sobre nieve y lagunas con proliferaciones de algas verdes (Chlorophyceae)”, indica el investigador.
Gracias a los drones, también se ha realizado una fotogrametría en 3D de la formación rocosa de Murature.
“Se trata de la obtención de las primeras imágenes y videos en 3D de formaciones geológicas de utilidad única para el estudio de la formación de la isla”, añade Tovar.
Además, se han utilizado cámaras térmicas para la detección de animales y de anomalías térmicas (por ejemplo, fumarolas), de gran utilidad para la vigilancia y control de la actividad sísmica de la isla.
Hasta la fecha ello se realizaba por investigadores a pie y mediante el uso de sensores térmicos instalados sobre el terreno.
También se ha usado un sistema automático de muestreo de aguas embarcado en el dron.
“Se trata de un sistema construido ad hoc por el CSIC y la empresa española Dronetools, exclusivo para el muestreo de aguas y posterior análisis de parámetros físicos, químicos y biológicos”, señala el investigador.
Gracias a este sistema, se han muestreado y analizado determinados parámetros químicos por primera vez en un área protegida como es Crater Lake y otras dos inaccesibles como son las zonas costeras de Collado Vapor (con fuerte oleaje y rompientes) y Morro Baily (frecuentadas por focas Leopardo).
Los resultados marcan “un antes y después” en las investigaciones antárticas.
Han demostrado, se asegura en el artículo, la utilidad de esta tecnología y han comprobado que es más eficiente porque cubre un mayor rango de actuación con más precisión, es más económica al requerir menos personal y equipamiento, es menos intrusiva para la flora y fauna que los estudios a pie y es más segura, tanto para la flora y la fauna como para los investigadores que acceden a zonas peligrosas para conseguir realizar sus estudios o poder obtener muestras.
Científicos españoles han demostrado de forma pionera que el uso de drones puede lograr objetivos nunca antes planteados en investigaciones en la Antártida y puede marcar "un antes y un después" en este campo.
Las ventajas de esta tecnología han quedado patentes durante la participación del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en el proyecto PiMetAn, que estudia el papel de los pingüinos en el funcionamiento ecológico de la Antártida.
Al desarrollar este proyecto en febrero pasado en la XXXIV campaña en la Base Antártica Española Gabriel de Castilla, en la Isla Decepción, el instituto apostó por incluir el uso de drones para sacar adelante los objetivos científicos que se había planteado, dadas las circunstancias excepcionales por la covid-19 y la falta de medios humanos.
Y el resultado no ha podido ser más favorable, dados los numerosos datos científicos que se han podido lograr en Isla Decepción, según Antonio Tovar, investigador principal del proyecto.
En un artículo publicado hoy en la revista "Scientific Report", los científicos explican que se han podido obtener datos de ecosistemas como la pingüinera de Collado Vapor.
“Mediante el uso de una cámara multiespectral de diez canales junto con una visual (RGB), se ha obtenido por vez primera un mapa con resolución centimétrica donde, asociado a la pingüinera, se identifica todo un ecosistema que distinguen e inventaria pingüinos, identifica diferentes tipos de musgos, diferentes tipos de guano, algas rojas sobre nieve y lagunas con proliferaciones de algas verdes (Chlorophyceae)”, indica el investigador.
Gracias a los drones, también se ha realizado una fotogrametría en 3D de la formación rocosa de Murature.
“Se trata de la obtención de las primeras imágenes y videos en 3D de formaciones geológicas de utilidad única para el estudio de la formación de la isla”, añade Tovar.
Además, se han utilizado cámaras térmicas para la detección de animales y de anomalías térmicas (por ejemplo, fumarolas), de gran utilidad para la vigilancia y control de la actividad sísmica de la isla.
Hasta la fecha ello se realizaba por investigadores a pie y mediante el uso de sensores térmicos instalados sobre el terreno.
También se ha usado un sistema automático de muestreo de aguas embarcado en el dron.
“Se trata de un sistema construido ad hoc por el CSIC y la empresa española Dronetools, exclusivo para el muestreo de aguas y posterior análisis de parámetros físicos, químicos y biológicos”, señala el investigador.
Gracias a este sistema, se han muestreado y analizado determinados parámetros químicos por primera vez en un área protegida como es Crater Lake y otras dos inaccesibles como son las zonas costeras de Collado Vapor (con fuerte oleaje y rompientes) y Morro Baily (frecuentadas por focas Leopardo).
Los resultados marcan “un antes y después” en las investigaciones antárticas.
Han demostrado, se asegura en el artículo, la utilidad de esta tecnología y han comprobado que es más eficiente porque cubre un mayor rango de actuación con más precisión, es más económica al requerir menos personal y equipamiento, es menos intrusiva para la flora y fauna que los estudios a pie y es más segura, tanto para la flora y la fauna como para los investigadores que acceden a zonas peligrosas para conseguir realizar sus estudios o poder obtener muestras.