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La resistencia desde los inicios de la esclavitud en el Caribe

Los esclavos llevados de África se resistieron desde su llegada al Caribe, con una enorme pérdida de vidas, según expusieron ayer varios expertos en un foro organizado en Madrid.

La mesa redonda “Esclavitud africana y formas de resistencia en América” formó parte de un ciclo organizado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España (CESIC) en colaboración con Casa de América en Madrid.

“Desde el principio de la esclavización hubo resistencia”, explicó la doctora en Historia Jennifer Wolff, pues esta huida y resistencia de esclavos conocida como cimarronaje coexistió desde muy temprano con la esclavitud.

"Muchos testimonios hablan de negros huidos en el campo, los gobernadores se quejaban del desorden en el campo refiriéndose a ‘negros y gente’ suelta”, apuntó la historiada puertorriqueña.

Estas huidas de esclavos tenían un efecto perturbador en el “orden” de las plantaciones, por lo que los gobiernos comienzan a realizar operaciones de captura y a asociar los cimarrones a los bandoleros.

Además, se inicia el tráfico de “al menos un tercio de mujeres esclavas para evitar las fugas y arraigar a los esclavos varones en un ambiente familiar”, expuso José Antonio Piqueras, catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Jaime I en España.

En Cuba, las clases sociales bajas sólo podían permitirse un esclavo, lo que provocó muchas más fugas por la enorme explotación a la que se veían abocados.

Un cambio legislativo sobre los cimarrones capturados los obligó a trabajar en grandes construcciones cubanas, produciendo numerosas muertes, con lo que “empezaron a morir tantos que los cementerios no alcanzaban en 1817 y en 1843 se tuvieron que construir cementerios para dar cabida a los esclavos”, aclaró Carmen Barcia, profesora de la Universidad de La Habana.

La concesión de libertad a los esclavos, o manumisión, ha tomado un significado excesivo durante los últimos años, pues "nos ha llevado a aceptar que los esclavos no eran de la propiedad del amo, se interpretaba desde ambas partes como un acto de bondad”, esclareció Claudia Varella, profesora en la Facultad de Educación de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) en España.

El esclavo acaba encontrando en el sometimiento “un espacio menos agresivo para confrontar con su propietario, los ahorros y las privaciones se recrudecieron ante la manumisión, que muchos se pensaban dos veces el entrar en un proceso de autocompra”, afirmó Varella.

La esclavitud fue el negocio más rentable del siglo XVIII, que asentó las bases del capitalismo y provocó la expansión de la Revolución Industrial, puesto que “el algodón y el azúcar entre otros alimentos suponen un coste muy bajo de manofacturación, su contribución a la economía es muy notable por los bajos costes de producción”, explicó por su parte Piqueras.

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