La vida kafkiana de los llamados "agentes del extranjero" en Rusia

LOS "AGENTES DEL EXTRANJERO" ESTÁN OBLIGADOS A PASAR FASTIDIOSOS TRÁMITES ADMINISTRATIVOS, BAJO AMENAZA DE MULTAS

La periodista rusa Yelizaveta Mayetnaya, de 47 años, posa para una foto en su apartamento de Moscú el 15 de octubre de 2021. Foto: Natalia Kolesnikova/AFP.

La periodista rusa Yelizaveta Mayetnaya, de 47 años, posa para una foto en su apartamento de Moscú el 15 de octubre de 2021. Foto: Natalia Kolesnikova/AFP.

En su pantalla, Elizaveta Maietnaia muestra el texto que debe acompañar inevitablemente a cada una de sus publicaciones en redes sociales: "este mensaje ha sido creado y/o publicado por un medio que cumple la función de agente del extranjero".

Junto a decenas de otros periodistas, esta mujer de 47 años figura desde julio en el registro del ministerio de Justicia de personas consideradas como "agentes del extranjero", una etiqueta infame que le complica especialmente la vida.

Si bien ya había oenegés en esta lista desde 2012, la inclusión de medios independientes y periodistas es más reciente.

La primera consecuencia es que Elizaveta y sus colegas deben adjuntar este estatus a todas sus publicaciones, tuits o mensajes, ya sean profesionales o personales.

"Tengo que identificarme no solamente en mis publicaciones periodísticas, sino también en mi página personal", junto a las fotos de su hijo o de su perro, relata esta periodista de Radio Svoboda, una antena rusa de RFE/RL, un medio financiado por el Congreso estadounidense.

Además, los "agentes del extranjero" están obligados a pasar fastidiosos trámites administrativos, bajo amenaza de multas o sanciones penales.

Deben registrarse como entidad jurídica y aportar regularmente auditorías que detallen sus ingresos y gastos.

Para Elizaveta, el objetivo es que "todo el mundo se agote llenando esto, que no haya tiempo para otra cosa". "Una forma de represión que se convertirá en masiva", augura.

El Kremlin justifica estas medidas por la "injerencia extranjera" creciente en Rusia. "Con este fin, las ONG, los periodistas y los medios son a menudo utilizados", juzgó su portavoz Dmitri Peskov.

Casi cada semana, el ministerio de Justicia suma nuevos nombres a la lista.

Los periodistas que figuran en ella suelen tener problemas para trabajar con fuentes o publicaciones que temen represalias.

"Hay gente que ha rechazado hablar conmigo diciendo: +esto va a terminar mal para nosotros", dice Maietnaia.

"Castigo"

Otros "agentes del extranjero" interrogados por AFP aseguran que se ven inmersos en procesos "agotadores" y "absurdos".

"El ministerio quiere saber no solamente a quién transfiero yo mi dinero, sino también de dónde viene el dinero de aquellos que me transfieren a mi", dice María Yeleznova, una antigua periodista de investigación del medio de investigación Proekt, prohibido en julio bajo la etiqueta de "indeseable".

"Cuando compro cualquier cosa, debo pensar siempre en la manera de justificarlo en la auditoría", explica.

Yulia Yarosh, antigua redactora jefa de Open Media, un proyecto financiado por el exoligarca en exilio y opositor Mijaíl Jodorkovski, explica otro ejemplo.

"Si unos amigos me preguntan en una conversación (en línea): +Yulia, ¿dónde puedo comprar un armario?+, y yo respondo dónde comprarlo, debo añadir: +este mensaje ha sido publicado por un agente del extranjero+", explica la mujer de 43 años, cuya publicación también fue prohibida.

"Tengo la sensación de vivir en una especie de obra de teatro fantasmagórica. Pero es la realidad", explica a AFP.

El estatus de "agente del extranjero", que recuerda al de "enemigo del pueblo" de la época soviética, apunta a aquellos que reciben una "financiación extranjera" y llevan a cabo una "actividad política".

"No importa quien exprima una opinión sobre las cuestiones de actualidad corre el riesgo de verse en esta lista", asegura el periodista de Novossibirsk (Siberia), Piotr Maniakhine, que figura en ella con solo 23 años.

Para él, es un "castigo". "¿Qué hay para descubrir en mis informes sobre cuántos productos alimentados he comprado?", se resigna el joven.

Como muchos de sus colegas en Proekt, no ha encontrado trabajo tras el cierre del medio. Y tampoco lo han retirado de la lista negra.

El presidente Vladimir Putin incluso medio amenazó al Nobel de la Paz, Dimitri Muratov, redactor jefe del diario Novaya Gazeta, juzgando que su distinción no era un "escudo" que lo proteja del estatus de "agente del extranjero".

Estos "agentes" interrogados por AFP coinciden en pronosticar tiempos todavía más oscuros para el periodismo independiente.

"Las autoridades quieren la destrucción institucional de los medios libres" castigando sus arcas y desanimando a los periodistas, opina Maniakhine.

"Espero que tengan fuerza para sobrevivir", expresa Yeleznova.