Las niñas regresan a la escuela secundaria en una provincia afgana
La mayoría de ellas llevan el tradicional uniforme escolar, una larga túnica negra y un pañuelo blanco, mientras que otras visten un niqab negro que cubre todo el rostro, excepto los ojos. Están sentadas en bancos y ondean banderas talibanas
Las niñas regresaron a algunas escuelas secundarias de la provincia de Kunduz, en el norte de Afganistán, anunció el martes un dirigente talibán, pero esta medida no se aplica al resto del país.
Un video publicado por Suhail Shaheen, portavoz talibán, muestra a decenas de niñas que regresan a la escuela en Khan Abad, una ciudad y un distrito de la provincia de Kunduz.
La mayoría de ellas llevan el tradicional uniforme escolar, una larga túnica negra y un pañuelo blanco, mientras que otras visten un niqab negro que cubre todo el rostro, excepto los ojos. Están sentadas en bancos y ondean banderas talibanas.
"Las niñas van a la escuela secundaria en Khan Abad", escribió Shaheen, que fue designado por los talibanes como su representante permanente en las Naciones Unidas.
Pero en Kabul, Mohamad Abid, un funcionario del ministerio de Educación, explicó a la AFP que las reglas no habían cambiado. "Las escuelas secundarias siguen cerradas para las niñas", precisó.
A mediados de septiembre, las escuelas secundarias afganas habían vuelto a abrir, pero sólo para los varones. Las niñas ya están autorizadas a ir a la escuela primaria y a las universidades privadas, pero en clases no mixtas y a condición de que lleven la cabeza totalmente cubierta.
Unos días después de la reapertura de las escuelas secundarias (para los varones), el portavoz del gobierno talibán, Zabihulá Mujahid, aseguró que las niñas regresarían a clase "tan pronto como fuera posible".
El gobierno desea ante todo ofrecer a las niñas un "entorno educativo seguro", de acuerdo con la interpretación estricta de la sharia por los talibanes, que prevé la no mezcla de clases, explicó.
La ausencia de las niñas de las escuelas secundarias suscitó la indignación de la comunidad internacional, que teme que los talibanes impongan el mismo tipo de régimen fundamentalista y brutal que cuando estaban en el poder entre 1996 y 2001.
En ese momento, las mujeres estaban excluidas en gran medida de la vida pública y, con muy pocas excepciones, no se les permitía estudiar ni trabajar.
Los islamistas también pidieron a las mujeres que se queden en casa y no vuelvan a trabajar por el momento, alegando razones de seguridad. Aseguraron que luego podrían volver a trabajar, pero separadas de los hombres.
Aunque desde que regresaron al poder a mediados de agosto, los talibanes tratan de tranquilizar a la población afgana y a la comunidad internacional afirmando que serán menos estrictos que en el pasado, sus promesas son difíciles de creer.