Crisis en el gobierno argentino sigue sin definición
El portavoz del presidente Alberto Fernández se convirtió el viernes en el primer fusible de la crisis interna que sacude a la coalición oficialista tras la derrota en las primarias legislativas de Argentina.
Juan Pablo Biondi, secretario de comunicación y prensa de la presidencia, presentó su renuncia indeclinable al cargo en una una carta dirigida al mandatario peronista y que el ahora ex vocero difundió en sus redes sociales.
“Motiva esta decisión la crisis desatada en las últimas horas y espero que mi alejamiento del cargo contribuya a pacificar, en parte, estos momentos difíciles que nos toca vivir”, manifestó Biondi, un hombre de estrecha confianza del mandatario desde hace años.
La salida de Biondi se produce en medio de las diferencias que mantienen Fernández con su vicepresidenta y ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) por el rumbo que debería adoptar el gobierno tras la derrota en las primarias para elegir a los candidatos que competirán en las elecciones legislativas del 14 de noviembre.
La renuncia del portavoz puede interpretarse como una concesión del presidente a Fernández de Kirchner luego que la dirigente acusara al funcionario en una carta pública de montar operaciones en su contra.
“A propósito de la categoría de funcionarios que no funcionan… el vocero presidencial escaparía a aquella clasificación. Es un raro caso: un vocero presidencial al que nadie le conoce la voz. ¿O tiene alguna otra función que desconocemos? ¿La de hacer operaciones en off por ejemplo? Verdadero misterio”, aseveró la vicepresidenta.
En su renuncia, Biondi expresó que “me ofenden y lamento las malas interpretaciones” de la vicepresidenta.
Sin embargo, el mandatario todavía no había tomado una decisión sobre los cinco ministros y varios funcionarios que responden políticamente a la vicepresidenta y pusieron sus renuncias a disposición hace 48 horas.
Más temprano, Fernández dijo al portal informativo El Destape que está trabajando para resolver la situación. “Ya lo tengo bastante avanzado... Voy a ordenar el gabinete y terminar con esta discusión”, afirmó el mandatario.
En medio de la pelea que a esta altura libran sin tapujos los dos socios principales de la coalición peronista, varias calles de Buenos Aires amanecieron empapeladas con carteles reclamando una solución: “¡Déjense de joder! Primero la Patria, después el movimiento y luego los hombres”, dicen los afiches que reproducen una de las máximas del líder popular y tres veces presidente de Argentina, Juan Domingo Perón.
El paso al costado que varios ministros se mostraron dispuestos a efectuar ha sido interpretado como una maniobra de presión de Fernández de Kirchner para que el presidente haga cambios que logren revertir la crisis socioeconómica que influyó en la derrota del oficialismo en las primarias del domingo.
La tensión se agravó la noche del jueves cuando la vicepresidenta exigió al mandatario que “honre la voluntad del pueblo argentino” y cambie el rumbo de una política económica que, a su entender, ha dejado de lado a muchos compatriotas.
La crisis que Argentina arrastra desde hace años se profundizó durante la pandemia del nuevo coronavirus. La tibia recuperación que se percibe hace unos meses no es suficiente para amainar una pobreza que afecta al 42% de la población y una inflación anual de más de 50%.
Analistas creen que las decisiones no deben demorar para no ahondar la crisis. “No hubo una ruptura abierta pero algo se quebró en la alianza, el gabinete está herido; ninguno sabe cómo salir y están atrapados en una espiral”, dijo a The Associated Press Roberto Bacman, titular de la consultora Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP).
El analista afirmó que “en el peronismo se respeta mucho las figuras fuertes” y “esta indecisión no le hace bien” al mandatario, por lo que es posible que en las próximas horas termine anunciando cambios en su gabinete.
Sergio Massa, titular de la Cámara de Diputados, cumple en estos momentos el papel de mediador. El dirigente político es líder del Frente Renovador, la otra corriente peronista que integra la coalición gobernante.
Bacman advirtió que dentro de dos meses se celebran legislativas clave que definirán el verdadero peso de las dos principales fuerzas políticas en el país. “Mientras ellos se pelean, la oposición está calladita preparando los cubiertos para comer el asadito”, señaló el analista -asesor en la campaña electoral que llevó a Fernández al poder en 2019- sobre la posibilidad de que, si el oficialismo no reacciona a tiempo, la coalición Juntos por el Cambio repita la victoria lograda en las primarias.
El peronista Frente de Todos obtuvo 31,80% de los votos en todo el país mientras que Juntos por el Cambio alcanzó 41,50% en las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO).
De confirmarse esta tendencia en las legislativas del 14 de noviembre, el oficialismo perdería el control de la cámara alta y la mayoría simple en la cámara baja, lo que lo obligaría a negociar su agenda con la oposición en sus dos últimos años de mandato.