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Presidente de Argentina se defiende por festejo en cuarentena

El presidente argentino Alberto Fernández rechazó el viernes que fuera un delito su participación en el festejo de cumpleaños de la primera dama junto a una decena de personas hace un año cuando regía una estricta cuarentena por el nuevo coronavirus, lo que motivó que sea objeto de una investigación judicial.

El fiscal federal Ramiro González imputó la víspera a Fernández por su participación en el festejo de su pareja Fabiola Yáñez, lo que implica que el mandatario será objeto de una investigación penal por violar el decreto que él mismo había firmado y establecía el aislamiento social y prohibición de reuniones sociales, entre otras medidas, para impedir la propagación del virus.

“El festejo del cumpleaños de Fabiola no fue una maniobra dolosa, fue un acto de imprudencia y de negligencia”, dijo el mandatario a Radio 10 sobre el encuentro que compartió con su pareja y un grupo de amigos de esta última el 14 de julio de 2020 en la residencia presidencial situada en las afueras de Buenos Aires.

El mandatario, quien es abogado, dijo que el hecho no configuró un delito porque “no hubo contagio”. Alegó que para que se haya cometido el delito “de peligro” que se investiga —que supone incumplir una norma dictada para evitar la propagación de la pandemia—, tiene que haber existido un riesgo concreto que, aseguró, “no existió” en ese caso.

El hecho generó una gran polémica unos días atrás, cuando se filtraron en la prensa local las imágenes de la reunión en la que se veía a los participantes alrededor de una mesa, sin barbijo y sin guardar la distancia adecuada.

El presidente también se mostró satisfecho de haber propuesto la donación de la mitad de su sueldo durante cuatro meses a la Administración Nacional de Laboratorios e Institutos de Salud para reparar el daño potencial que la reunión hubiera causado.

La propuesta la hizo en el juzgado del juez federal Sebastián Casanello, quien corrió vista al fiscal González, el cual imputó a continuación al mandatario y al resto de los participantes en el festejo.

En caso de que se lo declare culpable, Fernández no corre riesgo de ir a prisión ya que el delito contempla penas menores a los tres años de cárcel que requiere el código penal para confinar al sentenciado, pero una sentencia adversa podría dañar su imagen en plena campaña para las elecciones legislativas de noviembre, cuyo resultado será una suerte de evaluación de su gobierno peronista y condicionará sus dos próximos años de gestión.

El mandatario volvió a reconocer, como hizo días atrás, que cometió un error “producto de la vorágine” de esos tiempos de la pandemia, cuando se hacían múltiples reuniones en la residencia presidencial. “Es la última vez que hablo... para mí es un tema superado”, dijo.