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La mejor estudiante de Afganistán teme por su futuro

“AHORA MISMO NO TENGO MIEDO, PERO ESTOY PREOCUPADA POR MI FUTURO”, CONTÓ LA JOVEN

Salgy Baran, de 18 años, obtuvo la mejor nota en los exámenes de acceso a la universidad en todo Afganistán. Foto: Nillab Burhan/AP.

Salgy Baran, de 18 años, obtuvo la mejor nota en los exámenes de acceso a la universidad en todo Afganistán. Foto: Nillab Burhan/AP.

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Tameem Akhgar/Joseph Krauss/APSanto Domingo

Salgy Baran sacó la mejor nota de Afganistán en los exámenes de acceso a la universidad este año, pero no sabe qué hará ahora.

La joven de 18 años quiere quedarse en el país y convertirse en doctora, pero igual que les ocurrió a muchos otros afganos, esos planes quedaron en suspenso cando el Talibán entró en la capital, Kabul, antes este mes para culminar su asombrosa toma del poder.

Los líderes talibanes dicen que las mujeres y las niñas podrán estudiar y trabajar de acuerdo con la ley islámica — sin ofrecer más detalles — aunque otros miembros destacados del grupo insurgente se han burlado de la idea de aulas mixtas y han insinuado que habrá medidas más reaccionarias.

“Ahora mismo no tengo miedo, pero estoy preocupada por mi futuro”, contó Baran a The Associated Press en una entrevista en video desde Kabul. “¿Me permitirán recibir una educación o no?”.

El Talibán dice que la evacuación masiva de extranjeros y afganos temerosos de su gobierno debe terminar el 31 de agosto, la fecha límite fijada por Estados Unidos para retirar a sus últimos soldados del país tras 20 años de guerra.

Han acusado a las naciones occidentales de sacar a médicos, ingenieros y otros profesionales cuyas habilidades serán necesarias para reconstruir una nación arrasada por la guerra.

Si ese es el caso, deberían esperar que Baran se quede.

Baran nació en una familia de clase media en una zona rural del este de Afganistán donde la atención de salud es escasa a pesar de dos décadas de ayudas internacionales al desarrollo.

Su padre, que era diabético, murió cuando ella tenía 7 años luego de que un médico le inyectase una sobredosis de insulina, afirmó.

Eso la hizo querer convertirse en el tipo de doctor que no comete errores.

La familia se mudó a Kabul en 2015, donde hay menos restricciones sociales para las mujeres. Su familia dedicó sus recursos a apoyoar sus estudios. La describen como una niña tranquila que pasaba muchas horas leyendo y estudiando matemáticas.

Los exámenes de acceso a la universidad de este año se celebraron antes de la toma de poder talibán. Obtivo la nota más alta de los cerca de 174.000 niños y niñas que se presentaron en todo el país, según la Autoridad Nacional de Exámenes.

Esto le garantizó una plaza en la Universidad de Ciencias Médicas de Kabul, la mejor del país.

Toda una generación de mujeres afganas se han beneficiado de un nuevo orden respaldado por Occidente, establecido tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2001 que derrocó a los insurgentes.

Cuando el Talibán gobernó el país por última vez, las mujeres no podían acudir a la escuela ni trabajar fuera de casa. Solo podían salir a la calle si iban acompañadas de un familiar hombre, e incluso entonces debían cubrirse de pies a cabeza con un burka.

Los progresos desde 2001 han sido exponenciales y se han limitado principalmente a las zonas urbanas. Unicef estima que 3,7 millones de niños afganos no están escolarizados, de los cuales el 60% son niñas, y que el 17% de las niñas son obligadas a casarse antes de los 15 años.

En vísperas de la toma de poder de los talibanes, las niñas acudían a la escuela, especialmente en Kabul y en otras ciudades, y había mujeres en el parlamento, en el gobierno y en empresas. Muchas temen que los talibanes les hagan retroceder en el tiempo.

Abdul Baqi Haqqani, un funcionario talibán que supervisa la educación superior, dijo que las mujeres podrían continuar con sus estudios en “instalaciones adecuadas” sin ofrecer más detalles.

Pero ante reunión de clérigos musulmanes a principios de semana, otro funcionario, Mohammad Khalid, expresó su disgusto por la idea de que niños y niñas compartan aula.

Las interpretaciones de la sharia, o ley islámica, varían mucho en todo el mundo musulmán, pero en la mayoría de los países las mujeres pueden estudiar y trabajar con relativa libertad.

El Talibán podría exigirles simplemente utilizar velo islámico o insistir en la separación de sexos en las aulas.

Pero por el momento nadie sabe qué pasará.

Baran y su familia no tienen planes inmediatos para unirse al éxodo de afganos, pero están preocupados por qué les deparará el futuro.

“Con el anterior gobierno tenía metas, lo tenía todo planeado para los próximos años”, apuntó. “Pero con este gobierno no puedo decir nada. Incluso el mañana es incierto”.