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Haití: exmilitares colombianos impactan mercado de seguridad

En esta foto de archivo del 8 de julio de 2021, los sospechosos del asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, son mostrados a los medios de comunicación junto con las armas y el equipo que presuntamente utilizaron en el ataque, en la sede de la policía en Puerto Príncipe, Haití. Las autoridades haitianas han implicado al menos a 20 soldados colombianos retirados en el asesinato del presidente el 7 de julio. (AP Foto/Jean Marc Hervé Abélard, archivo)

Durante un año de pandemia la familia Romero esperó por una oportunidad de trabajo que ayudara a pagar las deudas. La pensión del militar en retiro Mauricio Romero Medina, de unos 790 dólares, sólo alcanzaba para sobrevivir.

La solución ideal pareció llegar en una llamada.

Al otro lado de la línea Duberney Capador intentaba convencer a Mauricio Romero, a quien conoció en sus días en el Ejército, de unirse a un “trabajo legal y de largo plazo” cuyo único requerimiento era un pasaporte al día.

“Háblelo con su familia y si está interesado nos vemos el día de mañana en Bogotá, porque el vuelo es ya pasado mañana”, contó Giovanna Romero a The Associated Press, al recordar la conversación de aquel 2 de junio que conoció de primera mano. “Eso fue así, casi de inmediato”, comentó.

Un mes después, el 7 de julio, Romero y Capador aparecieron en la lista de los exmilitares muertos en Haití junto a otros 18 detenidos acusados de participar en el asesinato del presidente Jovenel Moïse. Capador ha sido señalado por la policía colombiana como uno de los organizadores del plan criminal.

El caso ha mostrado el papel de los exmilitares colombianos en la industria global de seguridad, incluyendo su lado más oscuro: los mercenarios.

La mano de obra calificada para estos trabajos es abundante. Según el Ministerio de Defensa, anualmente 10.600 miembros del Ejército se retiran del servicio y se convierten en potenciales fichajes por su experiencia en combatir narcotraficantes y la que fue la guerrilla más vieja del continente: las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la que el gobierno colombiano firmó un acuerdo de paz en 2016. Además, algunos reciben entrenamiento del Ejército estadounidense, entre ellos varios de los involucrados en el caso de Haití.

Los exmilitares colombianos son usualmente contratados para prestar servicios de consultoría, seguridad de personas y custodia de sectores petroleros en Medio Oriente. Los Emiratos Árabes Unidos utilizaron exsoldados colombianos en Yemen durante el conflicto contra los rebeldes hutíes.

“Los exmilitares colombianos están muy bien entrenados... y pueden ser más baratos o más accesibles que otro tipo de fuerza laboral especializada y entrenada”, mencionó Silvana Amaya, analista senior para la región de los Andes de la firma de seguridad global Control Risks. “Para soldados colombianos retirados tener un trabajo para el que obviamente están preparados para hacer es una buena oportunidad… por lo que para ambas partes, oferta y demanda, creemos que funciona muy bien”.

Sean McFate, un ex paracaidista del ejército de EEUU y contratista militar privado que ha escrito sobre mercenarios, dijo que los colombianos generalmente están a la par de los soldados estadounidenses y británicos y son “bien valorados” por su experiencia en combate, su obediencia en la cadena de mando y trabajo en equipo.