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Los dirigentes del G7 se vuelven a ver en presencia de la reina Isabel II

En su primera cumbre en persona en casi dos años, los dirigentes de las grandes potencias del G7 se reunieron el viernes en presencia de la reina Isabel II, antes de abordar las discusiones sobre la recuperación mundial tras la pandemia y los desafíos que plantean Rusia y China.

La reunión, que empezó este viernes y se prolongará hasta el domingo en la playa de Carbis Bay, en el suroeste de Inglaterra, estará dedicada principalmente a la distribución de las vacunas contra el coronavirus y a la lucha contra el cambio climático.

Además, servirá para mostrar un frente unido entre aliados durante el primer viaje al extranjero del presidente estadounidense, Joe Biden, tras los turbulentos años del gobierno de Donald Trump.

En esta primera jornada, los jefes de Estado y gobierno de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido tuvieron la oportunidad de volver a encontrarse tras meses de videoconferencias a causa de la crisis sanitaria. Antes de la primera mesa redonda, posaron para una foto de familia frente a la playa de arena fina de Cornualles.

Debido al coronavirus, que ha dejado casi 128.000 muertos en el Reino Unido, país enfrentado ahora a un aumento de la variante Delta, 60% más contagiosa, no hubo apretones de manos y todos mantuvieron las distancias.

A continuación fueron recibidos por la familia real, en presencia de la reina Isabel II, del príncipe Carlos y del hijo de este, Guillermo, acompañados de sus esposas. Juntos visitaron el Proyecto Eden, un inmenso invernadero auspiciado por el príncipe Carlos, comprometido con la ecología. Tras una recepción, la soberana, de 95 años, que a principios de abril perdió a su esposo, Felipe, participó en una nueva foto grupal y comentó, con su ironía habitual: "¿Se supone que tenemos que hacer como si estuviéramos pasando un buen rato?".

Por su parte, el anfitrión, el primer ministro británico Boris Johnson, apuntó que el encuentro ofrece una "enorme oportunidad" para impulsar la recuperación mundial tras el coronavirus, una reconstrucción que tiene que ser "más ecológica, más justa y más equitativa".

En palabras de Joe Biden, la cumbre marca el "regreso" de Estados Unidos al multilateralismo, tras los años de Donald Trump.

"Estoy deseoso de (...) trabajar con nuestros aliados y socios para construir una economía mundial más justa e inclusiva. Pongámonos a trabajar", tuiteó el presidente estadounidense.

Biden busca formar un frente unido frente a Rusia y China.

- Mil millones de vacunas -

A la cumbre se unirán posteriormente altos responsables europeos y cuatro países invitados: India, Corea del Sur, Australia y Sudáfrica.

En el centro de las conversaciones está un reparto más equitativo de las vacunas del covid-19.

Ante los crecientes llamados a la solidaridad, los líderes acordarán proporcionar "al menos mil millones de dosis" y aumentar la capacidad de producción, con el objetivo de "acabar con la pandemia en 2022", afirmó Downing Street.

Estados Unidos ya se ha comprometido a donar 500 millones de vacunas de Pfizer/BioNTech y el Reino Unido 100 millones de dosis sobrantes.

Pero es insuficiente para oenegés como Oxfam, que recuerda que se necesitan al menos 11.000 millones para erradicar una pandemia que ya ha matado a 3,7 millones de personas.

Es "demasiado lento", lamentó el británico David Nabarro, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en Times Radio, haciéndose eco de las críticas de las ONG. Estas últimas piden acciones más contundentes, como el levantamiento de las patentes de vacunas.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, insistió que las vacunas "deberían ser consideradas bienes públicos mundiales (...) a disposición de todos".

Una cuarta parte de los 2.300 millones de dosis administradas en el mundo lo han sido en países del G7, que albergan 10% de la población mundial. Los países de renta baja cuentan actualmente con sólo el 0,3% de las dosis inyectadas.

- Desafío chino -

La lucha contra el cambio climático será la otra prioridad de la cumbre.

Johnson ambiciona llevar a cabo una "revolución industrial verde" para reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero para 2030.

Para preservar la biodiversidad, quiere que el G7 se comprometa a proteger "al menos el 30%" de la tierra y los océanos para esa fecha.

Las siete grandes economías también deberían promover la inversión en infraestructuras limpias en los países en desarrollo para estimular y descarbonizar sus economías.

Otro tema candente en la agenda es el de los retos que plantean Pekín y Moscú, con cuyo presidente, Vladimir Putin, se reunirá Biden el miércoles en Ginebra.

"La línea europea es clara: China es un rival sistémico, un socio en cuestiones globales y un competidor", dijo una fuente francesa.

Otro punto de fricción: la complicada aplicación del Brexit en la región británica de Irlanda del Norte.

Biden, de origen irlandés, se abstuvo de criticar públicamente a Johnson en su primer encuentro cara a cara el jueves, pero los responsables europeos pretenden exigirle que cumpla con lo acordado, ya que Londres no aplica los controles aduaneros posbrexit para evitar tensiones con los unionistas norirlandeses.

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