Pasión por las serpientes en Nicaragua
ALBERTO DELGADILLO, UN VETERINARIO DE 26 AÑOS POSEE UNA "COLECCIÓN" DE MÁS DE 30 REPTILES
Según el relato bíblico, la serpiente quedó maldita tras tentar a Adán y Eva. Pero, para Alberto, estos reptiles son una bendición: las cría, vende y ofrece como modelos de fotos para humanos que buscan experiencias "extremas" en Nicaragua.
Alberto Delgadillo, un veterinario de 26 años posee una "colección" de más de 30 reptiles. La estrella de su escuadrón es una pitón albina (Malayopython reticulatus) de dos metros, originaria de Asia. Llegó a sus manos porque su propietario tuvo que dejar el país.
Mientras Alberto habla, juguetea con una boa entre sus manos. La acaricia, le habla y besa. Asegura que hay muchos mitos y estigmas sobre estos animales, pero que no son malos. Y aunque reconoce que ha tenido varias mordeduras, dice que "son gajes del oficio".
"Para que este animal pueda ser manipulado necesita nacer en cautiverio, bajo el cuidado del humano. Estos animales están acostumbrados, desde que nacen, a la manipulación, a la alimentación" y ya no identifican a las personas como algo peligroso, dice Alberto.
Para alimentar a sus mascotas, Alberto tiene su propio criadero de ratones blancos, parte de la dieta de estos reptiles.
Más allá de perros y gatos
Su tienda de mascotas, dentro de su casa en el barrio El Tambor, en Matagalpa, 127 km al norte de Managua, es motivo de miradas curiosas de vecinos y amigos que, según él, consideran que "está loco" o que tiene pacto con el diablo.
El mercado de este tipo de reptiles es nuevo y poco explorado. "Son animales que podemos tener en un ambiente controlado sin recurrir a tanta atención como ocurre con los perros, gatos o conejos", acota Delgadillo.
Posee especies como la boa común ("Boa imperator"), falso coral ("Lampropeltis adnormal"), víbora de tamagas ("Porthidium ophryomegas") , bejuquilla verde ("Oxibellis fulgidus"), culebra mica ("Spillotes pullatus"), víbora de cascabel ("Crotalus durissus terrificus") y pitón bola ("Pyton regius"). Cada una en sus respectivas urnas.
Criticado por animalistas al tener animales en cautiverio, él dice que nadie se preocupa específicamente por los reptiles. "El amor a los animales es parejo, desde un insecto hasta un mamífero (...) Cada vez que alguien encuentra una serpiente, receta machete o piedra", asegura.
Modelaje y adrenalina
Delgadillo también alquila sus mascotas para un estudio fotográfico en Managua, que según uno de sus propietarios, Antonio Espinoza, buscan renovarse ofreciendo un servicio para personas que gustan de emociones fuertes.
"El humano siempre ha sido curioso y le gusta experimentar emociones nuevas, sentir la adrenalina, así como el alpinismo, entonces además de crear arte se transmite el mensaje que el animal no es malo”, dice el especialista.
"Ella (pitón albina) me relaja. Pasé una semana fatal y, cuando me la puse, en cuestión de una hora, el estrés se me había ido, parece que su nivel de enrolle es como un masaje", dijo Suyen Vanegas.
"Es un animal lindo, es una creación de Dios, en la biblia se habla de ellos, pero están satanizadas y no es cierto. Son animales amables y responden a lo que nosotros como seres humanos hagamos con ello", agrega.
Para el modelo Chester López, sostener y tomarse foto con la pitón albina fue algo espectacular y exótico: "Me puso a sudar", dice.
Buen negocio
El propietario del zoocriadero Fauna Marina, Fernando López, consideró que el comercio de mascotas exóticas, es un negocio en auge que deja buenas ganancias. Una especie puede costar 40 dólares pero hay otras que llegan a cifras exorbitantes.
“La demanda es enorme, en un solo pedido en Taiwán o Hong Kong se puede obtener más de 60.000 dólares”, asegura López, quien identifica un mercado en Europa y Asia, aunque debido a la pandemia de coronavirus hubo una disminución en los pedidos.
El gobierno está autorizando los zoocriaderos con fines de reproducción alimenticia y una estrategia de conservación de especies.
Las autoridades estiman que en 2020 la exportación de animales exóticos dejó en el país unos 300.000 dólares. Pero López con casi 20 años en el negocio, estima que esta cifra fácilmente puede llegar al millón de dólares.
Un estudio sobre biodiversidad del Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales de 2017 reveló que en el país hay 179 especies de reptiles y 86 de anfibios.