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El tesoro de un rey español que esconde un pequeño pueblo de Estados Unidos

Fotografía fechada el pasado 26 de febrero de la entrada al terreno ahora perteneciente al Estado de Nueva Jersey donde se erigía la suntuosa mansión de José I de España en Bordentown, Nueva Jersey (Estados Unidos). José I de España encontró en la localidad de Bordentown (EE.UU.) un solaz refugio para su forzado exilio, después de que su hermano menor Napoleón Bonaparte cayera derrotado en la batalla de Waterloo (1815). EFE/ Alba Vigaray

Fotografía fechada el pasado 26 de febrero de la entrada al terreno ahora perteneciente al Estado de Nueva Jersey donde se erigía la suntuosa mansión de José I de España en Bordentown, Nueva Jersey (Estados Unidos). José I de España encontró en la localidad de Bordentown (EE.UU.) un solaz refugio para su forzado exilio, después de que su hermano menor Napoleón Bonaparte cayera derrotado en la batalla de Waterloo (1815). EFE/ Alba Vigaray

José Bonaparte, hermano mayor de Napoleón, reinó en Nápoles (1806-1808) y en España (1808-1813), pero más de 200 objetos que pertenecieron al monarca se esconden al final de un camino sin salida, en una urbanización aislada del pequeño pueblo estadounidense de New Hope: en la casa de Peter Tucci. El despacho de este apasionado coleccionista del exmonarca, que reside entre los estados de Pensilvania y Nueva Jersey, es un verdadero museo josefino. En el suelo, descansan ordenados documentos y carpetas de los casos que lleva como abogado, pero las paredes son un álbum abrumador de cartas originales escritas o firmadas por José I de España (1808-1813) que se suman a otras decenas de objetos del frustrado rey español y que Tucci devela como un prestidigitador que disfruta con el entusiasmo que despierta en el público incrédulo. "Españoles; reuníos todos; ceñíos a mi Trono; haced que disensiones intestinas no me roben el tiempo, ni distraigan los medios que únicamente quisiera emplear en vuestra felicidad", se puede leer en un bando real que preside una de las paredes de la habitación -fechado en Vitoria el 12 de julio de 1808-, uno de los muchos que el monarca hizo difundir por todo el territorio español para anunciar su designación como "Rey de las Españas y de las Indias". Para la ocasión, Tucci ha colgado del balcón de la fachada de su casa, no muy lejos de la canasta de baloncesto, una bandera con el escudo de armas de José I, que era igual que el escudo de los Borbones pero sustituyendo la flor de lis por el águila napoleónica. Una silla de madera de caoba, un puñado de monedas, entre ellas tres de 80 reales de oro acuñadas con el rostro de perfil del malogrado monarca o tres piezas también de oro de la cubertería real de José I, con su escudo de armas impreso, son algunos de los tesoros que el entregado coleccionista ha reunido en el último cuarto de siglo. ¿POR QUÉ COLECCIONAR OBJETOS DE JOSÉ I DE ESPAÑA? "Estaba leyendo un artículo en la revista Filadelfia hace más de 25 años que decía: ¿Sabías que el hermano de Napoleón vivía en Filadelfia? Y yo no lo sabía, no creía que fuera cierto y empecé a investigar y descubrí que era absolutamente correcto. Y veinticinco años después, tengo muchas monedas, cartas, artefactos y muebles relacionados con José Bonaparte", cuenta a Efe Tucci, que asegura entre bromas que saca tiempo para su "hobby" porque no juega al golf. Tras la derrota de Napaloén en Waterloo (1815), José Bonaparte también tuvo que exiliarse y eligió Estados Unidos, donde residió en Filadelfia, antes de comprar unos terrenos en Bordentown, en Nueva Jersey, donde levantó una mansión en la que residiría una veintena de años. Además, Tucci confiesa que siempre sintió interés por la historia de Francia y subraya que con José I la historia francesa se mezcla con la de España y la de Italia. "Yo también soy abogado, así que hay una afinidad natural ahí y, además, mi apellido Tucci es italiano y mis ancestros vivieron en la parte del reino de Nápoles en la que reinó, así que fueron sus súbditos cuando él fue rey, por lo que también hay esta pequeña conexión" comenta. Desde entonces, ha investigado, buceado en anticuarios, contactado con expertos, acudido a subastas y ha ido acumulando sus pequeños tesoros bonapartinos, la mayoría de ellos acompañados de documentos que atestiguan la autenticidad de su procedencia. MÁS DE 200 OBJETOS RELACIONADOS CON EL EXREY DE ESPAÑA "Entre artefactos, monedas y todo, probablemente hay más de 200 piezas y libros (sobre José Bonaparte) probablemente más de 200 también", cuenta. En este museo, Tucci conserva también desde un mechón de pelo del hermano mayor de los Bonaparte hasta algunos objetos cuya autenticidad todavía no ha podido constatar al cien por cien, como una pequeña pistola o la tela de un vestido de María Leticia Ramolino, matriarca de la familia Bonaparte. De las cartas que cubren la mayor parte de las paredes, destaca la firma del personaje histórico en distintas épocas, cuando era abogado y diplomático, cuando se convirtió en rey y cuando ya en Estados Unidos tomó el apodo de conde de Survilliers. En un pequeño salón a la entrada de la casa de Tucci reina un espectacular paisaje de Point Breeze, la zona donde residía Bonaparte en Bordentown, dibujado por Charles B. Lawrence en 1927 y en el que Tucci cuenta con orgullo cómo se puede apreciar, en la parte superior derecha del lienzo, una torre reluciente de la mansión del rey derrocado. LOS LIBROS DE LA MAYOR BIBLIOTECA DE ESTADOS UNIDOS Sus últimas adquisiciones son cinco libros de la biblioteca de más de 8.000 volúmenes que el conde de Survilliers levantó en su residencia y que se ganó la fama de ser la más grande de EE. UU. "Estuve buscando durante casi 25 años para encontrar un libro de una biblioteca de 8.000 y, recientemente, tuve la suerte de encontrar varios, pero me llevó 25 años encontrar mi primer libro", dice antes mostrar dos volúmenes de la novela "Pablo y Viriginia", de Jacques-Henri Bernardin de Saint-Pierre, de 1806, y una edición de 1785 del poema "La Jerusalén liberada", de Torquato Tasso. Pero entre todos los objetos, Tucci destaca la simplicidad de un pequeño botón con el rostro de Fernando VII, que guarda junto a las monedas reales donde casi pasa desapercibido. Un botón que llevaban oculto en la corte aquellos que defendían el regreso de los Borbones. "Una de las piezas más interesantes es este botón que te enseñé antes con el rey de España en él, porque era una manera muy sutil de protestar de los españoles contra el gobierno de Bonaparte", del que el pueblo español se acabaría librando para dar la bienvenida al ominoso Fernando VII.