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Reclaman pruebas rápidas para rastrear Covid antes del regreso a clases en Estados Unidos

Ante la promesa del presidente Joe Biden de que los alumnos de primaria y secundaria regresarán a las aulas en abril y con un sistema de pruebas diagnósticas incapaz de seguirle el paso a la transmisión del COVID-19, algunos expertos consideran que los tests masivos, incluso a costa de perder precisión médica, podrían salvar cientos de miles de vidas.

A medida que avanza lentamente la campaña de vacunación, dicen, se podría frenar el brote y reabrir buena parte de la economía levantando algunas trabas regulatorias para permitir millones de tests rápidos, que aunque son técnicamente menos precisos podrían ser más eficaces para identificar a las personas enfermas cuando son más contagiosas.

“Nuestro enfoque para el testeo, que ha fracasado, ha intentado abordar la pandemia como si fuera un cúmulo de pequeños problemas médicos”, dijo el doctor Michael Mina, especialista en testeo de la Universidad de Harvard. “Debemos dar un paso atrás y decir, ‘esperen, esto no es un conjunto de problemas médicos, es una epidemia. Y si resolvemos la epidemia resolvemos los problemas médicos’”.

Estados Unidos informa de unos 2 millones de tests por día, la amplia mayoría de los cuales son del tipo lento PCR. Las pruebas iniciales creadas para diagnosticar COVID-19 usaban la técnica más avanzada, que se convirtió rápidamente en estándar en hospitales y laboratorios del país. También se convirtió en el referente de precisión de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA por sus siglas en inglés), que ha autorizado más de 230 pruebas PCR pero apenas una docena de pruebas rápidas. Las pruebas rápidas buscan proteínas virales, consideradas en general una medida menos rigurosa de la infección.

La FDA dijo en un comunicado que apoya la “innovación en las pruebas” y “no ha vacilado” en volver disponibles las pruebas rápidas.

Pero la mayoría de los expertos coinciden en que el sistema vigente en Estados Unidos, que depende en gran medida de los tests de laboratorio, sigue siendo incapaz de frenar un virus que mata a más de 3.000 personas por día y ha elevado la cifra total de muertes a más de 460.000.

Para mayor complicación, aproximadamente el 40% de las personas infectadas no exhiben síntomas. Mina sostiene que en el caso de estos vectores silenciosos los tests rápidos son más efectivos que los de laboratorio. El test de PCR, con su precision médica, sigue detectando el COVID-19 en personas que ya han superado el virus y han dejado de ser contagiosas. El test rápido, con ser menos sensible, es más eficaz para descubrir el virus en los primeros días cruciales de infección, cuando se puede transmitir explosivamente en las poblaciones.

“Esto no es una prueba clínica, es una prueba de diagnóstico de salud pública”, dijo Mina.

El testeo rápido en amplia escala tiene el apoyo de universidades y sistemas escolares que han utilizado el método para seguir abiertos durante las olas más recientes de la pandemia. Y sus partidarios señalan los éxitos aparentes como el de Eslovaquia, una pequeña nación europea donde bajaron los contagios después de testear a dos tercios de su población de 5 millones.