Enfoque
Las políticas económicas del presidente Biden y su impacto
En este artículo nos referiremos a las medidas económicas que está tomando o tiene en carpeta el gobierno del presidente estadounidense Joe Biden, por las implicaciones directas que tendrán en el comportamiento de las economías cercanas y dependientes de la economía de esa nación, como son las del Caribe, Centroamérica y México.
Las variables económicas más relacionadas entre esas economías y que mayores impactos tienen en el comportamiento de las nuestras son las del comercio exterior; exportaciones, turismo, remesas e inversiones.
En el último informe del FMI sobre el comportamiento de la economía mundial dado a conocer el pasado mes de enero, los cálculos preliminares señalan que la mundial disminuyó 3,5%, la estadounidense 3,5%, la zona euro 7,2% y la de América Latina y El Caribe 7.=,4%. Según la CEPAL la centroamericana se contraería en 6,5% y República Dominicana 6,7%. Como se observa, el comportamiento de la economía estadounidense ha sido mejor que el de sus pares desarrollados, recuperándose rápidamente de una aguda caída de más del 30% en el segundo trimestre del 2020.
Desde marzo del 2020, el gobierno estadounidense ha implementado políticas monetarias y fiscales expansivas que han sido dirigidas a ir en auxilio del sector salud, las personas y las empresas, lo que ha permitido revertir la tendencia a la caída aguda del PIB que experimentó la economía estadounidense en el segundo trimestre del pasado año, como consecuencia de la expropiación de ingresos por mandatorios públicos de cierres de empresas.
Por el lado monetario, la Reserva Federal redujo sus tasas de interes en 1,5 puntos porcentuales, llevando la tasa de interés de los fondos de préstamos a un rango entre 0% y 0,25% anual, acumulando entre marzo y noviembre un valor en compra de activos financieros por un monto global de US$2,7 billones. Esta política expansiva ha pemitido que el sector financiero tenga la suficiente liquidez para solventar las necesidades de las personas y las empresas, principalmente cuando las medidas de los gobiernos de restringir las actividades económicas han perjudicado las ventas e ingresos de las empresas aumentando los niveles de desempleo. También la Reserva Federal tomó acciones de políticas no ortodoxas, dirigidas a evitar que las medianas y pequeñas empresas se quedaran sin recibir los flujos financieros requeridos, acudiendo en auxilio directo de las mismas. Por el lado fiscal, en marzo el Congreso aprobo un paquete de gastos por un valor de US$2 billones, dirigidos a compensar en parte, la expropiacion que sufrieron los ingresos de las empresas y personas por los mandatorios públicos de cierre de las operaciones productivas privadas. De este monto, US$660.000 millones, fueron destinados a apoyar los ingresos de los hogares estadounidenses. Del cual los hogares utilizaron el 29% a gastos, 36% al ahorro, y 35% fue utilizado a reducir deudas. Durante los tres primeros trimestres del 2020, los hogares estadounidenses ahorraron US$1.4 billones, dos veces mas que en el 2019, alcanzando el ahorro el 13,7% del PIB, el más elevado porcentaje desde mediados de los 70 del siglo pasado.
Como consecuencia de estas acciones de políticas de ingresos, así como de la flexibilización de las medidas restrictivas a las operaciones de las empresas, la tasa de desempleo que se había elevado al 14,7 % en abril desde el 3,5% en febrero, se redujo al 6,7% al finalizar el 2020. Estos valores no incluyen el efecto que tendrán sobre las variables económicas los US$900.000 millones aprobados por el Congreso el pasado diciembre, ni tampoco incluyen el efecto que sobre las mismas tendrá la propuesta sometida al Congreso el pasado enero por el presidente Biden, por un valor global de US$1,9 billones.
Dentro de las medidas que incluye el paquete de medidas de enero, se destinarán al ingreso de cada residente y ciudadano estadounidense una suma de US$1.400 para completar un valor de US$2.000 con el ya desembolsado en el paquete aprobado en diciembre. Se aumentará en 26% el salario mínimo en el primer año a US$9,50 la hora, hasta alcanzar US$15 en el quinto año. También se mantendría el apoyo federal a los desempleados hasta el próximo septiembre por un monto de US$400 mensuales; se extendería por seis meses la prohibición al desalojo de viviendas, así como el no cobro de la deuda estudiantil. Todas estas medidas de aumentos en los ingresos de las familias y empresas tendrá un impacto muy favorable en las economías de los países integrantes del SICA, tal como resultó en el 2020 en los aumentos de los flujos de ingreso de las remesas, y la menor caída en el comportamiento de las exportaciones de bienes, aunque por las restricciones al flujo de personas el turismo receptivo sufrió una aguda caída en los paises de la región, así como las inversiones extranjeras directas.
El paquete de medidas presentadas al Congreso por la administración Biden, esta siendo objeto de cuestionamiento por parte de los congresistas republicanos, por considerar que el momento de aceleracion económica que ha mostrado la economía desde el tercer trimestre del 2020, aunque con una desaceleración en el cuarto, no amerita que el gobierno federal continue aumentando su déficit fiscal del 17% del PIB, y la deuda pública, que excluyendo la de la Reserva Federal, alcanzaba el nivel del 108% del PIB.
También, economistas del lado republicano señalan que, por evidencias en el comportamiento de la economía en episodios pasados, un aumento en el salario no se reflejará en un aumento en la dinámica económica en el largo plazo. Además, completan señalando que no se necesitan mayores políticas de ingresos, ya que el sector de los hogares dispone de suficientes recursos ahorrados para aumentar los gastos y dinamizar la economía con el abatimiento de la pandemia y la eliminación de las medidas restrictivas, ya que el consumo representa el 70% del PIB.
Por el lado de los legisladores demócratas y de los actuales funcionarios públicos del Tesoro y de la Reserva Federal, se enfatiza en que se justifican las medidas por varias razones, entre ellas; la desaceleración de la economía en el cuarto trimestre del 2020, y la incertidumbre con que opera la economía por los efectos negativos que mantienen sobre la misma la continuación de las medidas restrictivas por motivo de que la pandemia no ha sido abatida. Si el gasto público no va en auxilio de la economía, esta entrara de nuevo en recesión por la ausencia del gasto privado. Por otro lado, el presidente ha lanzado el lema de Buy America dentro del programa de mejoramiento de la infraestructura pública, lo que promoverá, tanto un aumento en la productividad, como en el empleo y la dinámica de las empresas, puesto que el programa va dirigido a que se favorezcan las compras de los bienes y sevicios estadounidenses en lugar de los extranjeros, lo que ha llevado a algunos expertos en comercio internacional a observar sobre su posible incumplimiento con el acuerdo plurilateral de Compras Gubernamentales en la Organización Mundial de Comercio.
En la primera semana de febrero, 10 senadores republicanos presentaron un paquete de medidas al presidente Biden por valor de US$618.000 millones, la tercera parte del valor del paquete demócrata, con el fin de mantener viva las relaciones bipartidistas. Los demócratas han rechazado dicha propuesta senalando que es muy reducida, que no impulsará la economía, y que excluye elementos importantes como la asistencia a los estados y el aumento salarial, asi como reducciones en los aportes a las personas y los desempleados.
La posición de los democratas es que el paquete sea aprobado por un procedimiento llamado de reconciliación, que solo requiere la simple mayoría de los votos de la totalidad de la matricula, desempatado con el voto de la vicepresidenta del Ejecutivo, quien también es la presidenta del Senado, puesto que cada partido posee 50 senadores. Este procedimiento obviaria la necesidad de contar con el voto de una parte de los republicanos, para romper el umbral del llamado filibuterismo que representa el 60% del voto total de la matrícula.
Escogerse el procedimiento de la reconciliación marcaría el punto de inflexión para descartar una posible colaboración bipartidista en el Congreso, más ahora que se le suma el sometimiento de acusación en contra del expresidente Trump por parte de los demócratas, por su aparente incitación a la toma del Congreso y los muertos resultantes de las acciones del pasado 6 de enero. Por otro lado, algunos demócratas temen que el rompimiento con el procedimiento del filibusterismo evitará que estos puedan aprobar importantes reformas que requeriran el apoyo de los votos republicanos, para llegar al umbral de la votación requerida.
Los paises del SICA en su conjunto tienen una economía abierta con un comercio exterior de bienes sin incluir servicios ni remesas que representa el 49% del PIB. Ya este porcentaje demuestra el papel fundamental que juega en nuestros paises el comercio exterior para impulsar el crecimiento y desarrollo economico. Desde los inicios del Acuerdo de Libre Comercio DR-CAFTA, el destino de las exportaciones de Centroamérica y de la República Dominicana (SICA) hacia el mercado estadounidense no ha variado prácticamente, representando en el 2018 el 39% del total exportado por estos paises. A partir de ese acuerdo la mitad de estos paises aumentaron el destino de sus exportaciones hacia el mercado estadounidense; El Salvador lo cuadruplicó a 34%; Nicaragua lo duplicó, alcanzando el 61% de sus exportaciones; la República Dominicana lo elevó en un tercio, alcanzando el 53%, y Guatemala tambien un tercio, llegando al 36%. El valor de las exportaciones hacia ese mercado, Honduras lo redujo en un quinto al 38%; Panama en tres quinto al 20%; Costa Rica en un quinto al 41%, y Belice en dos quintos al 31%.
En cuanto a los flujos hacia nuestros países por concepto de remesas, en Honduras representan el 19,5% del PIB; en El Salvador 18,3%; en Guatemala 11,5%; en Nicaragua 10,2% y en República Dominicana 8%. Para el 2020 estos porcentajes debieron haber aumentado; primero debido a las recesiones que sufrieron nuestras economías, reflejadas en la caída nominal del PIB de cada país, y a la devaluación que sufrieron nuestras monedas, lo que produjo una caída mayor en el valor del PIB denominado en dólares; y segundo por el fuerte aumento en el flujo de las remesas hacia nuestras economías como consecuencia de la ayuda federal a los ingresos de las personas en Estados Unidos y en la Unión Europea, y la caída en el consumo de nuestros emigrantes por las medidas restrictivas tomadas para combatir la pandemia. Durante este periodo de pandemia, las remesas han sido el gran colchón que ha evitado, que un número mayor de nuestra población haya caído a los niveles de pobreza y extrema pobreza.
Las dos variables tomadas, comercio de bienes externos y las remesas, son indicadores del impulso que le darán a las economías de la región, la dinámica en el crecimiento económico de los Estados Unidos, proyectado en 5,1%, y en el aumento de los ingresos personales por las medidas expansivas de políticas de ingresos tomadas por la administración estadounidense. Nuestros países deben tomar medidas que constribuyan a sacarle mayor provecho a esa expansión, atrayendo inversión para el aumento del sector exportador de bienes, convirtiendo la economía de la region en una gran zona franca de exportacion, más ahora cuando hay un desplazamiento de empresas establecidas en China para instalarse en otros mercados. Hay momentos históricos en el que se necesitan medidas heróicas, que vayan dirigidas a crear riquezas y empleos, beneficiando el bienestar de nuestra población, y este es uno de esos históricos momentos para esta región.