Francia intensifica los controles para evitar un tercer confinamiento
En París la policía descubrió sólo la semana pasada 24 restaurantes que abrían ilegalmente, y los cerró todos durante dos semanas
La escena en un pequeño café de París parece casi normal: fumadores haciendo cola para comprar un paquete de cigarrillos, jugadores comprando billetes de lotería o boletos de apuestas para las carreras.
Hasta que de repente entra la policía y recuerda a los clientes, y al propietario que ya nada es igual con la pandemia del coronavirus.
"Hay demasiada gente aquí, cuéntenla", ordena un agente.
En total nueve personas se amontonan en el minúsculo espacio, demasiadas según las normas del gobierno que dicen que las tiendas y otros puntos de venta sólo pueden admitir a un cliente por cada 8 metros cuadrados de superficie.
El gobierno del presidente Emmanuel Macron ha intensificado los controles en los últimos días para evitar un nuevo confinamiento, que sería el tercero en Francia, pese a que las cifras de contagios son preocupantes.
El miércoles, la autoridad de salud pública informó de 26.362 nuevos casos de covid-19 y 358 muertes registrados en las últimas 24 horas.
'No quiero cerrar'
El gobierno espera que las medidas ya en vigor - el toque de queda entre las 18H00 y las 06H00, y el cierre de cafés y restaurantes - sean suficientes para evitar que crezca el número de contagios.
Para asegurarse de que así sea, las autoridades están endureciendo las medidas contra los que no las cumplen.
"Por favor, no quiero cerrar, quiero trabajar", suplica el dueño del bar del este de la capital cuando el agente le dice que se arriesga a que le cierren además de multarle.
En vano: "Yo no soy el prefecto, yo no decido, simplemente hago mi informe", responde el policía.
Una vez que se denuncia un incidente de este tipo, las sanciones pueden llegar rápidamente, a veces el mismo día, o a la mañana siguiente.
"Es un trabajo duro. Siempre estoy pendiente de mis clientes, siempre les digo que se pongan la mascarilla. Trato de que cumplan la ley, pero a los clientes no les gusta", dice el propietario detrás de una lámina de plástico.
El propietario promete colocar un gran cartel en la puerta que diga: "No más de tres personas al mismo tiempo".
En la última semana, la policía de la capital francesa ha tomado medidas mucho más severas contra los establecimientos que reciben clientes que no cumplen los requisitos sanitarios.
"Nos hemos vuelto mucho más estrictos. No toleramos ninguna infracción", afirma Romain Semedard, jefe de la policía del distrito 12 de París. "Antes dábamos advertencias. Ahora los cerramos, normalmente durante una o dos semanas".
En un local de kebab cercano, la policía encontró a un empleado con la mascarilla mal puesta y le multó con 135 euros (162 dólares) en el acto.
"Una cuestión de equidad"
"Puede parecer duro, pero es una cuestión de equidad con los que respetan las normas", dice Semedard.
En el interior de un pequeño restaurante italiano, una señora mayor está sentada frente a una mesa y un cliente habitual se apoya en la barra cuando de repente llega la policía.
"Están esperando su pedido para llevar y la señora necesitaba sentarse, ¿está permitido?", pregunta el dueño del restaurante, nervioso, al ver llegar a la patrulla.
"Mientras no coman ni beban aquí dentro, todo está en orden", responde un agente.
Más tarde, la patrulla inspecciona el sótano de un restaurante en busca de signos de alguna reunión ilegal reciente, pero sólo encuentra pilas de mesas y sillas guardadas a la espera de mejores días.
En otros lugares de París, la policía descubrió sólo la semana pasada 24 restaurantes que abrían ilegalmente, y los cerró todos durante dos semanas.
El ministro de Economía Bruno Le Maire advirtió esta semana que los bares y restaurantes que abran "verán suspendidas" durante un mes las ayudas del fondo de solidaridad del Estado. Y de forma definitiva si reincidían.