EE.UU.

Los líderes empresariales y los dirigentes mundiales siguen adelante mientras Trump lucha por anular las elecciones

Los dirigentes de Europa occidental han llamado a Biden, como también lo ha hecho Xi Jinping, el presidente de China.

El presidente Donald Trump sale de la sala de prensa de la Casa Blanca después de hablar con los reporteros, en Washington, el viernes 20 de noviembre de 2020. (Erin Schaff/The New York Times)

The New York TimesWashington, Estados Unidos

Al interior de las vallas de hierro forjado que rodean el complejo de siete hectáreas de la Casa Blanca, las elecciones de 2020 siguen resonando, ya que el presidente Donald Trump se rehúsa encolerizado a darse por vencido. Pero tanto el resto del mundo como el presidente electo Joe Biden siguen adelante.

Los dirigentes de Europa occidental han llamado a Biden, como también lo ha hecho Xi Jinping, el presidente de China, la superpotencia mundial emergente. El director ejecutivo de PayPal le dio sus “más sinceras felicitaciones al presidente electo Joe Biden, quien se convertirá en el presidente número 46 de Estados Unidos”. La empresa Boeing, la cual se benefició de las solicitudes que hizo Trump de productos de gran valor para la defensa, emitió un comunicado el viernes que decía: “Estamos deseosos de trabajar con el gobierno de Biden”.

Es como si la enorme maquinaria de la diplomacia, los negocios y el cabildeo de pronto se hubiera reajustado para la era de Biden. A Trump, sin duda el personaje mundial preponderante durante los últimos cuatro años, cada vez se le trata más como una figura irrelevante.

Las asociaciones de banqueros han comenzado a reunirse con los colaboradores de Biden para adelantarse a las nuevas batallas relacionadas con la reglamentación. Los diplomáticos extranjeros que dan por sentado que habrá un giro drástico en la política exterior de Estados Unidos están reorganizando sus agendas. Los directivos empresariales, quienes por lo general son alérgicos a las declaraciones políticas, están proclamando lo que la mayoría de los partidarios de Trump se han negado a reconocer.

“El vicepresidente Biden resultó electo limpiamente como nuestro próximo presidente, y es hora de que comience la transición”, señaló Larry Merlo, director ejecutivo de CVS Health.

Biden está aprovechando este momento no para confrontar violentamente al mandatario al que derrotó, sino más bien para actuar de manera presidencial. Aun cuando exige que le permitan iniciar una transferencia de poder ordenada, el presidente electo está actuando como si el drama político generado por Trump no fuera más que simple ruido o lo que su nuevo jefe de gabinete denominó la “histeria” de un mandatario saliente.

Uno de los principales colaboradores de Biden tildó de exasperante la intransigencia de Trump, pero sus asesores dijeron que no les preocupaba. Se han resignado al negacionismo del presidente, no esperan que llegue a aceptar que perdió y están dispuestos a recurrir a todas las opciones jurídicas para garantizar que la transición avance.

Sin embargo, también se están preparando para la posibilidad de que Trump no permita que se ponga en marcha la transición formal, ya que eso significaría la aceptación de su derrota.

Con la gestión a distancia de su cada vez más próxima transición desde su casa en Delaware, Biden y sus asesores están avanzando con rapidez para configurar el próximo gobierno mediante el anuncio de los altos miembros del personal de su Casa Blanca y el nombramiento de los secretarios del gabinete la próxima semana. Expertos en políticas están desarrollando planes de lo que Biden puede hacer tan pronto como tome posesión.

La aceptación cada vez mayor de que habrá un nuevo presidente está teniendo lugar en el contexto de una pandemia que ha afectado mucho a Estados Unidos y que ha cobrado la vida de más de 253.000 personas bajo la vigilancia de Trump. Pero es Biden, no el presidente en funciones, quien está determinado a concentrarse en la amenaza del coronavirus.

El viernes, Trump hizo un breve anuncio público acerca de los esfuerzos por reducir el precio de los medicamentos, despotricó en Twitter sobre las elecciones y se reunió con los legisladores estatales republicanos de Míchigan en su intento desesperado por el respaldo de funcionarios locales enérgicos que, según considera, son su última esperanza para eliminar su desventaja en el Colegio Electoral.

Biden siguió impulsando sus propuestas de medidas más agresivas para enfrentar la crisis sanitaria al reunirse con los líderes demócratas de la Cámara de Representantes y del Senado para empezar a negociar otro paquete de estímulos con el fin de ayudar a la recuperación de las empresas y ofrecer financiamiento adicional a los estados y a los gobiernos locales que enfrentan las consecuencias de la respuesta a la pandemia que ha durado casi un año.

El jueves, el presidente electo organizó una reunión virtual con cinco gobernadores demócratas y cinco republicanos en un intento por hacer patente la necesidad de que haya una colaboración bipartidista, sobre todo con relación a la pandemia. Después de la reunión, Biden señaló que estaba motivado porque los dirigentes estatales republicanos parecían muy dispuestos a colaborar.

“A lo largo de los últimos días, hemos visto a Donald Trump encerrado en la Casa Blanca consultando a personas como Rudy Giuliani y tramando teorías conspirativas sobre Venezuela y China”, afirmó Bob Bauer, el abogado que supervisa las impugnaciones de los resultados electorales para la campaña de Biden. “Y hemos visto al presidente electo Biden reuniéndose con los gobernadores de ambos partidos, abordando la emergencia sanitaria y actuando como el presidente electo que es”.

El giro de Trump a Biden es evidente en especial en el panorama mundial, donde tanto aliados como adversarios están haciendo un cambio radical.

En el Reino Unido, el primer ministro Boris Johnson, quien tomó el cargo con la esperanza de poder aprovechar su afinidad con Trump, cambió de inmediato. Animado por una llamada telefónica anticipada con el presidente electo, esta semana Johnson desplegó propuestas ambiciosas de gasto para el Ejército y para las políticas contra el cambio climático que parecían pensadas para agradar a Biden y coincidir con sus prioridades.

Los iraníes han comenzado a emitir comunicados que claramente tienen como fin atraer al nuevo gobierno de Biden hacia un diálogo acerca de regresar a los principios, si no a lo establecido por escrito, del convenio nuclear de 2015.

Existen excepciones. El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, se alegró con la reciente visita del secretario de Estado, Mike Pompeo, al asentamiento judío en Cisjordania, lo que implicaba un fuerte respaldo de Estados Unidos a una ocupación israelí que se contrapone a las leyes internacionales y a la política estadounidense antes de Trump. Netanyahu sabe que pronto cambiará el apoyo de Estados Unidos a esos asentamientos, pero está haciendo lo que puede para usar esa visita con el fin de fortalecer la idea en la práctica y dificultar que Biden cambie el rumbo de manera abierta.

En el país, el empresariado estadounidense también ha llegado con rapidez a la conclusión de que debe adecuar su enfoque.

El 7 de noviembre, día en que la mayoría de las agencias de prensa importantes anunciaron al ganador, muchas empresas y consorcios comerciales importantes reconocieron la victoria de Biden.

Scott Kirby, director ejecutivo de United Airlines, se acercó al equipo de campaña esa noche y le ofreció trabajar con el nuevo gobierno para combatir la pandemia y reactivar la economía. “Aunque siempre habrá diferencias en cualquier país tan grande y tan diverso como Estados Unidos, sigo creyendo que hay muchas más cosas que nos unen de las que nos dividen”, aseveró Kirby en una carta dirigida a Biden y a la vicepresidenta electa Kamala Harris.

En los días posteriores a las elecciones, Goldman Sachs comenzó a preparar a sus clientes para un gobierno de Biden. Una llamada transmitida en línea con clientes el 5 de noviembre para hablar del posible triunfo de Biden atrajo la atención de miles de personas.

Un vocero de Goldman Sachs señaló que David Solomon, director ejecutivo de la empresa, aún no ha hablado con el presidente electo, pero altos funcionarios de la empresa, entre ellos la directora de asuntos regulatorios, Kathryn Ruemmler, y el director de comunicaciones, Jake Siewert, quienes trabajaron en el gobierno de Obama, han estado en contacto con los miembros del equipo de transición de Biden.

Desde entonces, Michael Gonda, vocero de McDonalds, ha reiterado en un comunicado la convicción de la empresa de que Biden ganó las elecciones: “Hemos estado en contacto con el equipo de transición para comunicarles que nos gustaría colaborar en muchos frentes, incluida la respuesta al COVID compartiendo nuestros protocolos de seguridad e higiene”.

El director ejecutivo de JPMorgan Chase, Jamie Dimon, lo ha expuesto sin rodeos: “Tuvimos unas elecciones. Tenemos un nuevo presidente. Debemos estar unidos en eso”.

Los directores empresariales también se han unido para pedirle a Trump que acepte su situación y permita que su gobierno comience la transición formal liberando a los funcionarios de carrera, sobre todo en los organismos de salud pública, para que se coordinen con el equipo entrante.

“El presidente electo Biden y su equipo tienen una amplia experiencia en la rama ejecutiva que les permitirá poner todo en marcha de inmediato”, señaló en un comunicado a Axios Thomas Donohue, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. “Aunque el gobierno de Trump puede seguir apelando el resultado de las elecciones, por la seguridad y el bienestar de los estadounidenses no se debe retrasar más la transición”.