EE.UU.

Joe Biden: los desafíos y prioridades de su política exterior

Las relaciones entre Estados Unidos con China son las peores desde que los países normalizaron sus lazos hace cuatro décadas.

Joe Biden, electo presidente de los Estados Unidos. / The New York Times.

The New York TimesWashington, Estados Unidos

El presidente Trump le entregará a Joe Biden la difícil tarea de sanear las relaciones de Estados Unidos con muchos países. Pero puede que no necesite mucho para que Biden mejore el ánimo.

Las relaciones entre Estados Unidos con China son las peores desde que los países normalizaron sus lazos hace cuatro décadas. Los aliados de Estados Unidos en Europa están alienados. El tratado más importante contra la proliferación nuclear con Rusia está a punto de expirar. Irán acumula combustible nuclear enriquecido de nuevo, y Corea del Norte blande su arsenal atómico.

Sin mencionar el calentamiento global, las crisis de refugiados y las hambrunas que se avecinan en algunos de los lugares más pobres de la tierra, todo ello amplificado por la pandemia.

El presidente electo Joe Biden hereda un panorama lleno de desafíos y mala voluntad hacia Estados Unidos en países hostiles al mantra del presidente Donald Trump, “Estados Unidos primero”, su imprevisibilidad, su acogida a los líderes autócratas y su resistencia a la cooperación internacional. Biden también podría tener dificultades para tratar con los gobiernos que esperaban la reelección de Trump, en particular Israel y Arabia Saudita, que comparten la profunda antipatía del presidente hacia Irán.

Pero el pasado de Biden como jefe del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y como vicepresidente de la administración Obama le ha dado una familiaridad con los asuntos internacionales que podría funcionar a su favor, dicen los expertos en política exterior que lo conocen.

“El presidente Trump ha bajado tanto el listón que no haría falta mucho para que Biden cambie la percepción de forma drástica”, dijo Robert Malley, director ejecutivo del International Crisis Group y antiguo asesor de la Casa Blanca de Obama. “Decir algunas de las cosas que Trump no ha dicho —rebobinar la cinta sobre el multilateralismo, el cambio climático, los derechos humanos— resonará de forma muy fuerte y significativa”.

A continuación, las áreas de política exterior más urgentes a las que se enfrentará el gobierno de Biden.

El desafío de las relaciones entre EE.UU. y China

Nada es más urgente, a los ojos de muchos expertos, que revertir la trayectoria descendente de las relaciones con China, la superpotencia económica y rival geopolítico que Trump ha involucrado en lo que muchos llaman una nueva Guerra Fría. Las disputas sobre el comercio, el Mar de China Meridional, Hong Kong, Taiwán y la tecnología han hecho metástasis durante el mandato de Trump, según sus críticos, agravadas por las declaraciones racistas del presidente de que China ha infectado al mundo con el coronavirus y que debe rendir cuentas.

“China es una especie de núcleo radiactivo de los asuntos de política exterior en Estados Unidos”, dijo Orville Schell, director del Centro de Relaciones entre Estados Unidos y China de la Sociedad Asiática.

Biden no necesariamente se ha ayudado a sí mismo con su propia representación negativa de China y de su líder autoritario, el presidente Xi Jinping, durante la campaña de 2020. Alguna vez se consideró que los dos habían desarrollado una relación amistosa durante los años de Obama. Pero Biden, tal vez actuando en parte para contrarrestar las acusaciones de Trump de que sería indulgente con China, ha llamado recientemente a Xi un “matón”.

Medio Oriente: ¿cambios en Israel, Arabia Saudí e Irán?

Biden ha prometido revertir lo que llamó el “peligroso fracaso” de la política de Trump con respecto a Irán, que repudió el acuerdo nuclear de 2015 y lo sustituyó por el endurecimiento de las sanciones que han causado un profundo daño económico en Irán y dejó a Estados Unidos muy aislado en esta cuestión.

Biden ha ofrecido volver a adherirse al acuerdo, que restringe la capacidad nuclear de Irán si Teherán accede a sus disposiciones y se compromete a seguir negociando. También ha prometido anular inmediatamente la prohibición de viajar de Trump que afecta a Irán y a varios otros países de mayoría musulmana.

No está claro si la jerarquía de Irán aceptará el enfoque de Biden. El ayatolá Ali Khamenei, el líder supremo de Irán, ha dicho que Estados Unidos —independientemente de quién esté en la Casa Blanca— no es digno de confianza. Al mismo tiempo, “Irán está desesperado por un acuerdo”, dijo Cliff Kupchan, presidente del Grupo Eurasia, una consultoría de riesgo político.

No obstante, dijo Kupchan, Biden se enfrentará a enormes dificultades en cualquier negociación con Irán que tenga por objeto reforzar las restricciones a sus actividades nucleares, debilidades que Trump había citado para justificar la renuncia al acuerdo nuclear.

“La sustancia será dura, ya vimos esta película y no es fácil”, dijo Kupchan. “Creo que el desafío de Biden es que no le termine estallando en la cara”.

La política de Biden respecto a Irán podría alienar al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, que aprovechó el enfoque de confrontación de Trump para ayudar a fortalecer las relaciones de Israel con los países árabes del Golfo, puntualizadas por la normalización de las relaciones diplomáticas con los Emiratos Árabes Unidos y Bahrein. La forma en que Biden gestione las relaciones con Arabia Saudita, que considera a Irán un enemigo, también será un desafío.

“Es muy difícil encontrarle la cuadratura a este círculo”, dijo Kupchan.

El trato extremadamente favorable de Trump a Israel en el prolongado conflicto con los palestinos también podría resultar enervante cuando Biden navegue un camino diferente en el Oriente Medio. Ha criticado la construcción de asentamientos israelíes en tierras ocupadas que los palestinos quieren para un futuro estado. Y es probable que restablezca los contactos con los líderes palestinos.

“Benjamin Netanyahu puede esperar un incómodo período de ajuste”, escribió el viernes un columnista israelí, Yossi Verter, en el periódico Haaretz.

Al mismo tiempo Biden también tiene una historia de relaciones cordiales con Netanyahu. Biden ha dicho que no revertirá el traslado que hizo Trump de la embajada estadounidense en Israel a Jerusalén desde Tel Aviv, un traslado que enfureció profundamente a los palestinos.

Reparar las relaciones con Europa y sortear el Brexit

Si bien Trump a menudo desacreditó a la Unión Europea y alentó enérgicamente la salida de Gran Bretaña del bloque, Biden ha expresado una posición contraria. Al igual que el expresidente Barack Obama, apoyó las estrechas relaciones de Estados Unidos con los líderes del bloque y se opuso al Brexit.

El ascenso de Biden podría resultar especialmente incómodo para el primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, quien había abrazado a Trump y contaba con lograr un acuerdo comercial con Estados Unidos antes de que el divorcio de su país del bloque surtiera pleno efecto. Puede que Biden no tenga prisa por completar tal acuerdo.

Aunque muchos europeos estarán felices de ver que Trump se vaya, el daño que dicen que ha hecho a la fiabilidad de Estados Unidos no se borrará fácilmente.

“Teníamos diferencias, pero nunca hubo una desconfianza básica sobre tener puntos de vista comunes del mundo”, dijo el mes pasado a The New York Times el ex primer ministro noruego Gro Harlem Brundtland. En los últimos cuatro años, dijo, los líderes europeos han aprendido que “ya no pueden dar por sentado que pueden confiar en Estados Unidos incluso en cosas básicas”.

Enfrentar la amenaza nuclear de Corea del Norte

Trump ha descrito su amistad y sus tres reuniones con Kim Jong-un, el líder norcoreano, como un éxito que evitó la guerra con el hermético país con armas nucleares. Pero los críticos dicen que el enfoque de Trump no sólo no logró persuadir a Kim para que renunciara a su arsenal de armas nucleares y misiles, sino que le compró tiempo para fortalecerlos. El mes pasado, Corea del Norte reveló lo que parecía ser el mayor misil balístico intercontinental de su historia.

“Durante el mandato de Trump, el programa de armas nucleares de Corea del Norte ha crecido rápidamente, su capacidad de misiles se ha ampliado, y Pyongyang ahora puede apuntar a los Estados Unidos con un misil balístico intercontinental”, dijo Evans J.R. Revere, un exfuncionario del Departamento de Estado y experto en Corea del Norte. “Ese es el legado que Trump pronto pasará a Biden, y será una carga enorme”.

Biden, que ha sido descrito por la agencia oficial de noticias de Corea del Norte como un perro rabioso que “debe ser golpeado hasta la muerte con un palo”, ha criticado el enfoque de Trump como apaciguamiento de un dictador. Biden ha dicho que presionaría para la desnuclearización y “apoyaría a Corea del Sur”, pero no ha especificado cómo trataría la beligerancia de Corea del Norte.

Un acercamiento con Rusia y Putin tal vez más severo

Biden ha afirmado durante mucho tiempo que adoptaría una línea mucho más severa con Rusia que Trump, quien cuestionó la utilidad de la OTAN, dudó de las advertencias de los servicios de inteligencia sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de Estados Unidos, halagó al presidente Vladimir V. Putin y dijo que la mejora de las relaciones de Estados Unidos con el Kremlin beneficiaría a todos. Biden, que como vicepresidente impulsó las sanciones contra Rusia por su anexión de la península de Crimea de Ucrania en 2014 —la mayor incautación ilegal de tierras en Europa desde la Segunda Guerra Mundial— podría tratar de ampliar esas sanciones y tomar otras medidas punitivas.

Si bien es probable que aumenten las tensiones con Rusia, el control de armas es una esfera en la que Biden y Putin comparten un deseo de progreso. Biden prestará juramento pocas semanas antes de la expiración prevista del nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START I por su sigla en inglés) de 2010. Ha dicho que quiere negociar una prórroga del tratado sin condiciones previas.

Un retorno al Acuerdo de París y a los compromisos internacionales

Biden ha dicho que uno de sus primeros actos como presidente será volver a unirse al Acuerdo de París sobre el clima para limitar el calentamiento global, que Estados Unidos abandonó oficialmente bajo el mando de Trump el miércoles. Biden también ha dicho que restaurará la pertenencia de los Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud, que Trump repudió en medio de la pandemia del coronavirus, al describir a la Organización Mundial de la Salud como lacayo de China.

En términos más generales, se espera que Biden revierta muchas de las medidas aislacionistas y antiinmigrantes adoptadas durante el gobierno Trump, que los críticos de Trump consideran en general como manchas vergonzosas en la posición de Estados Unidos en el mundo. Biden ha dicho que disolverá las restricciones de inmigración de Trump, detendrá la construcción de su muro fronterizo con México, ampliará los recursos para los inmigrantes y proporcionará un camino hacia la ciudadanía a las personas que viven en Estados Unidos sin documentos.

No obstante, muchas de las políticas de Trump cuentan con un apoyo considerable en Estados Unidos, y queda por ver con qué rapidez o eficacia Biden puede cambiarlas. Las convulsiones que han sacudido la democracia estadounidense y las elecciones divisivas también han sembrado dudas sobre la capacidad de Biden para cumplir sus promesas.

“Hay alivio en el retorno a algún tipo de normalidad, pero al mismo tiempo, la historia no puede ser borrada”, dijo Jean-Marie Guehenno, un diplomático francés que es becario del Programa de Política Exterior de la Institución Brookings y exsubsecretario general de operaciones de mantenimiento de la paz en las Naciones Unidas. “El tipo de poder blando del que Estados Unidos ha disfrutado en el pasado se ha evaporado en gran medida”.