MSF advierte de que la violencia en Colombia está en un nivel como el de las "peores épocas del conflicto"

EFE

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El acuerdo de paz firmado entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC no ha traído consigo la calma que se esperaba y de hecho en los últimos meses en algunas zonas del país la violencia está alcanzando niveles que recueran a "las peores épocas del conflicto" que durante casi cinco décadas sufrieron los colombianos, alerta Médicos Sin Frontera (MSF), que no esconde su preocupación por el impacto que ello tiene en la salud física y mental de los afectados.

Según subraya la ONG, en algunos departamentos la población vuelve a estar asediada por amenazas, asesinatos, masacres, desplazamientos y confinamientos producto de las disputas entre los distintos grupos armados activos en el país. diversos grupos armados.

En los tres últimos años, desde que se recrudeció la violencia, el único "relativo respiro" que han tenido los ciudadanos fueron los primeros meses de la pandemia de coronavirus, pero la violencia ha vuelto a alcanzar "picos de intensidad muy altos".

En el punto de mira de esa violencia están en gran medida los defensores y activistas de los Derechos Humanos así como los líderes indígenas. Según el recuento del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), en lo que va de año han sido asesinados 237 líderes sociales y defensores de los Derechos Humanos en el país, a los que se suman diez familiares de estos. Además, han sido asesinados 51 antiguos guerrilleros de las FARC.

MSF ha llamado la atención sobre los departamentos de Nariño y Norte de Santander, en los que trabaja. En el primero, las comunidades del municipio de Magui Payán han tenido que desplazarse siete veces a causa de los enfrentamientos entre grupos armados por el control de este territorio.

En la zona rural de Cúcuta, Tibú y Puerto Santander, en el departamento de Norte de Santander, la dinámica ha sido parecida. En julio, cerca de 800 personas tuvieron que refugiarse en tres escuelas después de la masacre de ocho personas en la vereda Totumito-Carboneras. Entre los desplazados había colombianos, venezolanos e indígenas Wayuú, que solo después de 18 días pudieron regresar a cuentagotas a sus domicilios.

FALTA DE ATENCIÓN MÉDICA

"Después de estos eventos, vemos a personas que llevan tres meses, seis meses o un año sin poder acceder a una consulta médica, con lo cual todas las morbilidades crónicas, como la hipertensión o la diabetes, no han sido atendidas", explica el coordinador de emergencias de MSF en Nariño, Luis Ángel Argote.

Como consecuencia de ello, "nos encontramos a personas en unas condiciones casi de urgencia médica cuando hubieran podido ser tratadas a tiempo si no existieran estas dinámicas de violencia", lamenta.

En general, los equipos de MSF que visitan a desplazados y confinados por la violencia se encuentran con afecciones gastrointestinales y de piel, relacionadas de la falta de suministro de agua y saneamiento. En la mayoría de los casos los pacientes no habían tenido acceso a servicios médicos por largos periodos, lo cual es especialmente grave, denuncia la ONG, en casos de personas con enfermedades crónicas y trastornos mentales que no han recibido el tratamiento adecuado.

ESTRÉS, MIEDO Y ANSIEDAD

Asimismo, MSF ha incidido en el "alto nivel de estrés, preocupación y miedo" que hay entre la población, que no se siente segura debido a los cíclicos enfrentamientos y la sensación de riesgo permanente, lo cual termina derivando en "diagnósticos de ansiedad y depresión". La continuidad del conflicto impide tener un proyecto de vida y expone a la población a un constante sufrimiento emocional.

"Esta población tiene un grado de incertidumbre muy grande, no sabe si va a poder volver a casa o no", resume el coordinador de MSF en Norte de Santander, Sebastián García, incidiendo en que en los últimos meses han sido testigos "de población que no era la primera ni la segunda vez que tenía que desplazarse por este tipo de situaciones". Esto "genera una nueva traumatización, con un mayor impacto en términos de salud mental", resalta.

La situación, según MSF, se ve agravada por el hecho de que en estas regiones hay falta de personal capacitado y estructuras adecuadas, por lo que ser atendido en una urgencia o acceder a una consulta de salud primaria o salud mental "se convierte para estas personas en un imposible" sin que haya perspectivas de que este panorama cambie por ahora.

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