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La relajación en las restricciones aumenta los casos de COVID-19 en O.Medio

La relajación de las medidas para controlar la expansión del coronavirus es una de las causas que han hecho que la práctica totalidad de países de Oriente Medio vuelva a ver subir sus casos de COVID-19, una tendencia de la que apenas escapan Arabia Saudí y Egipto, aunque en este último caso el Gobierno ha reducido los test que realiza, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

A finales de febrero, el Gobierno del Líbano suspendió clases en escuelas y universidades, y el 15 de marzo cerró fronteras e impuso un toque de queda que fue relajado semanas después.

Con estas medidas, los casos se mantuvieron en dobles dígitos durante meses y a mediados de julio contaba un tope de 166 casos.

Casi tres meses después las cifras están 15 veces por encima con 2.505 casos reportados el día 2 de octubre, según la OMS.

"El porcentaje de infección es de 120 por cada 100.000 habitantes, y este porcentaje, que es considerado el pico en el registro de la infección, nos lleva más cerca de escenarios europeos", dijo hace unos días el ministro de Salud libanés, Hamad Hasan.

Jordania ha pasado una situación similar. Las autoridades impusieron un duro toque de queda que debió ser aliviado posteriormente y que pudo ser una de las razones para contener el virus.

Sin embargo, el 6 de octubre Jordania registró 1.824 casos con un récord de 22 muertos cuatro días después.

UNA TENDENCIA GENERAL

La tendencia se repite en otros países, como Emiratos Árabes Unidos, que ha visto subir los casos por encima de los mil llegando a registrar 2.258 positivos el 2 de octubre, el récord desde el inicio de la pandemia.

El director regional de Emergencias de la OMS, Richard Brennan, indicó que las tendencias en la zona van hacia el incremento del ritmo de casos y por diferentes motivos.

"La razón para ese incremento está probablemente en varios factores. Uno es que los países que han aplicado restricciones de viajes y algunas otras medidas sociales y confinamiento han empezado a relajarlas", indicó al mencionar a Túnez, Jordania y el Líbano.

Agregó que muchos otros países que habían conseguido controlar la pandemia están empezando a ver crecer los casos de nuevo.

En el caso del Líbano además se sumó el impacto para la estructura de salud que supuso la explosión del 4 de agosto, que causó más 200 muertos y dejó miles de damnificados y daños en gran parte de la ciudad.

"Cuando ocurrió la explosión muchos hospitales dejaron de funcionar, muchos recursos fueron desviados para responder a la explosión, así que creo que hubo una aceleración de la epidemia tras la explosión", señaló.

EGIPTO ¿BUENAS CIFRAS?

En el extremo contrario están Egipto y Arabia Saudí. Egipto ha dejado atrás las cifras de cuatro dígitos que registró entre mayo y julio, mientras que Arabia Saudí, el país árabe con más casos (casi 340.000) se encuentra en balances de 400 casos diarios, frente a los casi 5.000 que registró en junio.

Aunque sus buenos números pueden obedecer en alguna medida al éxito en las medidas de control, en el caso egipcio hay un factor importante: han reducido la cantidad de test realizados.

"En Egipto hemos visto una caída en el número de casos después de que cambiaran su estrategia de testeo. Egipto ahora solo está haciendo test a casos severos y críticos y no tantos a casos leves y moderados, así que el número total ha bajado como cabría esperar de testear a menos gente", dijo Brennan.

Es una combinación de factores, remarcó Brennan al señalar que Arabia Saudí no ha cambiado la estrategia sobre test y sigue haciendo pruebas a mucha gente.

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