Trump incursiona en terreno que nadie pisó
“Cuando más caos y anarquía, vandalismo y violencia, mejor”, dijo la asesora Kellyanne Conway. Trump se ofrece como garantía de ley y orden.
Por momentos, pareciera que en Estados Unidos ya no hay verdades aceptadas por todos.
--Que habrá elecciones presidenciales cada cuatro años en noviembre.
--Que las fuerzas armadas no se involucrarán en esas elecciones.
Que tampoco incidirán manifestaciones de protesta.
--Que una medicina será aprobada cuando la comunidad científica diga que es segura y efectiva, no porque un político la quiere aprobada antes del día de las elecciones.
--Que Estados Unidos es un ejemplo para el mundo de transferencia pacífica del poder.
--Que una persona recibirá cheques, cuentas, cartas, correo chatarra y papeletas para votar a tiempo en su buzón.
Nadie jamás puso en duda estas aseveraciones. Hasta que llegó Donald Trump a la Casa Blanca y ya nada es seguro.
Hoy Estados Unidos es un país en el que incluso el dato frío y concreto de que ha habido más de 189,000 muertes por el coronavirus es mirado con suspicacias por gente que le presta atención a teorías conspirativas y a la mala ciencia. En el que causas comunes dieron paso a argumentos tribales entre quienes usan barbijos y quienes no. Y en el que el presidente denuncia un fraude electoral antes de que se haya emitido un voto.
Pendientes Trump incursiona en terrenos que nadie jamás pisó, haciendo a un lado las buenas costumbres, sembrando confusión y diciendo cosas que nadie osaría decir. A sus partidarios eso les encanta. Sus rivales no lo soportan. Pero todos están pendientes de él.
Dice que una vacuna y tratamientos para el covid-19 ayudarán a que sea reelegido. Insiste en que hay remedios “en camino”. Su deseo de que se produzca una vacuna antes de la votación hace que sus colaboradores repitan una y otra vez que hay una o varias vacunas que podrían estar listas para fines de octubre, asegurando que esa afirmación no busca sumar puntos políticos.
Ante tanta presión, los directores ejecutivos de nueve empresas farmacéuticas grandes asumieron esta semana un “compromiso histórico” que en tiempos normales sería algo que se da por sentado.
Prometieron “seguir respetando altos parámetros científicos y éticos”, anteponiendo la seguridad y el bienestar de las personas. Dijeron que pedirán la aprobación de vacunas para el COVID-19 solo después de que se hayan completado estudios clínicos que satisfacen los requisitos del gobierno.
En otras palabras, no tomarán atajos por razones políticas.
En lo que respecta a la imagen que tienen los estadounidenses de sí mismos como una democracia ejemplar, el país puede haber perdido el derecho a presentarse como un modelo hace 20 años, cuando máquinas anticuadas y una votación extremadamente pareja en la Florida produjo un impasse entre George W. Bush y Al Gore y el caso terminó en la Corte Suprema. El demócrata Gore, no obstante, dio un paso al costado cuando el tribunal emitió un polémico fallo a favor del republicano Bush y la transferencia del poder se produjo sin más tropiezos
GARANTÍAS Militares. Donald Trump planteó la posibilidad de postergar las elecciones, propuesta que fue vetada por los propios republicanos del Senado. Otra interrogante: ¿Intervendrán las fuerzas armadas en apoyo de Trump ... si pierde y no quiere irse? El general Mark Milley, jefe del estado mayor conjunto, dijo que los militares no intervendrán.