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Alarman muertes de maestros en EEUU al inicio de ciclo escolar

ASHLEE DEMARINIS TENÍA APENAS 34 AÑOS CUANDO MURIÓ EL DOMINGO LUEGO DE PASAR TRES SEMANAS EN EL HOSPITAL

AshLee DeMarinis aparece en esta imagen difundida por su hermana, Jennifer Heissenbuttel. DeMarinis, maestra de escuela secundaria en el distrito escolar de Potosi, en el este de Missouri, murió luego de pasar tres semanas hospitalizada por COVID-19. Foto: Jennifer Heissenbuttel/AP.

AshLee DeMarinis aparece en esta imagen difundida por su hermana, Jennifer Heissenbuttel. DeMarinis, maestra de escuela secundaria en el distrito escolar de Potosi, en el este de Missouri, murió luego de pasar tres semanas hospitalizada por COVID-19. Foto: Jennifer Heissenbuttel/AP.

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Jim Slater/Leah Willingham/APMissouri, Estados Unidos

Maestros de al menos tres estados han muerto debido al coronavirus desde el comienzo del nuevo ciclo escolar, y el líder de un sindicato de trabajadores docentes expresó su preocupación de que el regreso a las clases presenciales tendrá un impacto letal en todo Estados Unidos a menos que se tomen las debidas precauciones.

AshLee DeMarinis tenía apenas 34 años cuando murió el domingo luego de pasar tres semanas en el hospital. Enseñaba habilidades sociales y educación especial en la Escuela Secundaria John Evans, de Potosi, Missouri, a unos 115 kilómetros (70 millas) al suroeste de San Luis.

Una maestra de tercer grado falleció el lunes en Carolina del Sur, y otros dos docentes murieron recientemente en Mississippi. Se desconoce el número de maestros que han enfermado de COVID-19 en Estados Unidos desde que comenzó el año escolar, pero tan sólo en Mississippi se han reportado 604 infecciones entre maestros y personal escolar.

Randi Weingarten, presidente de la American Federation of Teachers, señaló que las escuelas necesitan lineamientos como el uso obligatorio de mascarillas y estrictas reglas de distanciamiento social para una reapertura segura.

“Si el contagio comunitario es tan elevado como en Missouri y Mississippi, si no se cuenta con la infraestructura para hacer pruebas de diagnóstico, y si no se cuenta con las medidas de seguridad para evitar la propagación de virus en las escuelas, creemos que no podemos reabrir las clases presenciales”, declaró Weingarten.

Johnny Dunlap, maestro de teatro y estudios forenses de la Escuela Secundaria Dodge City de Kansas, dijo que consideró presentar su renuncia antes de que el distrito ordenara el uso obligatorio de mascarillas entre profesores y estudiantes. Sin embargo, sus antecedentes de cáncer de vejiga e hipertensión arterial han dejado al profesor de 39 años de edad un tanto angustiado de estar rodeado de tantas personas. Los problemas de salud previos pueden elevar el riesgo de muerte y complicaciones entre los pacientes de COVID-19.

“Estoy en una escuela secundaria con cerca de 2.000 alumnos, así que es algo que va más o menos en contra de las recomendaciones que hemos dado durante el último medio año”, dijo Dunlap.

La primera etapa de la pandemia cobró la vida de decenas de profesores. Tan sólo en el Departamento de Educación de la ciudad de Nueva York murieron 75 empleados por el coronavirus, de los cuales 31 eran maestros.

En todo el país, la American Federation of Teachers ha reportado la muerte de 210 agremiados. La lista incluye a personal de apoyo, jubilados y maestros.

El nuevo año escolar trajo consigo otra oleada de decesos.

En Oxford, Mississippi, Nacoma James, de 42 años, era maestro en una escuela secundaria y ayudaba a entrenar al equipo de fútbol americano de la institución. Murió el 6 de agosto durante la primera semana de clases, pero se encontraba en aislamiento voluntario cuando profesores y alumnos volvieron a las aulas, dijo el superintendente del Distrito Escolar del condado de Lafayette, Adam Pugh.

Pugh recordó a James como estudiante de séptimo grado cuando él comenzó su práctica docente hace 30 años.

“La noticia fue como un golpe al estómago”, dijo Pugh.

James trabajaba con los jugadores de fútbol americano durante los entrenamientos de verano, pero una investigación no encontró ningún nuevo caso vinculado con él, indicó Pugh.

Otro maestro de Mississippi murió el domingo. El profesor de historia Tom Slade publicó recientemente en su página de Facebook sobre su lucha contra la neumonía que le provocó el coronavirus.

Slade impartía clases presenciales al inicio del año académico el 6 de agosto, señaló la directora Raina Holmes, pero se puso en cuarentena después de haber entrado en contacto con un caso positivo durante una reunión de la iglesia. Su último día de clases fue el 21 de agosto.

Slade era conocido por utilizar en tono de broma un mazo de juez para callar a los alumnos ruidosos.

“Siempre llegaba al aula de buen humor y sus alumnos amaban esa parte de él”, comentó Holmes.

En Carolina del Sur, Demetria Bannister, de 28 años, murió tres días después de que le diagnosticaran COVID-19, informó su distrito escolar en un comunicado difundido el miércoles. Bannister era maestra de tercer grado el Columbia.

El distrito señaló que Bannister se encontraba en la Escuela Primaria Windsor el 28 de agosto para un día de trabajo previo a la reanudación de clases.

En Potosi, las clases presenciales iniciaron el 24 de agosto. DeMarinis ya estaba hospitalizada para entonces, pero un par de semanas antes había acudido a la escuela para prepararse para el año escolar, contó su hermana Jennifer Heissenbuttel.

El superintendente Alex McCaul dijo que el rastreo de contactos determinó que no había tenido contacto cercano con ningún maestro, alumno o miembro del personal.

DeMarinis se crió cerca de Nueva York, pero se encariñó con su escuela rural y con Potosi, una comunidad de 2.600 habitantes, dijo Heissenbuttel.

DeMarinis quería ser maestra de educación especial desde que era niña, cuando una profesora de esa disciplina le ayudó a superar su caso leve de dislexia.

“Tenía la paciencia de una santa. Realmente estaba hecha para eso”, comentó Heissenbuttel. “Los niños la adoraban. Tocó tantas vidas”.

DeMarinis padecía de asma, que puede aumentar los riesgos de complicaciones severas de COVID-19. Comenzó a sentirse mal a mediados de agosto, dijo su hermana. Después de presentar fiebre y falta de aliento, se le practicó una prueba de diagnóstico y fue hospitalizada poco después.

Se desconoce dónde fue que DeMarinis contrajo la enfermedad.

Heissenbuttel es una enfermera que trabaja en la unidad de cuidados intensivos de un hospital del área de Nueva York. De alguna manera, logró evitar contagiarse de la enfermedad que su hermana no pudo evadir.

“Pensé que me iba a pasar a mí, no a ella”, declaró.