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Con la esperanza de entender el problema del coronavirus, la gente está inmersa en una montaña de datos

“Hay tantas cifras deambulando por ahí”, señaló Allison Arwady, comisionada del Departamento de Salud de Chicago, “que es difícil que la gente sepa a cuáles debe prestarles más atención”.

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The New York TimesChicago, Estados Unidos

El último conteo de casos de coronavirus fue estremecedor: la semana pasada en Illinois se identificaron unos 1500 casos del virus durante tres días consecutivos, y el temor a la aparición de un rebrote en el estado hizo que el alcalde de Chicago cerrara todos los bares de la ciudad el viernes.

Pero, al mismo tiempo, hubo otros datos esperanzadores que aparentemente contaban una historia totalmente distinta. Los decesos causados por el virus a nivel estatal representan una décima parte de lo que fueron cuando alcanzaron su pico de mayo. Asimismo, la tasa de positividad de las pruebas para el coronavirus en Illinois es aproximadamente la mitad del que presentan los estados vecinos.

“Hay tantas cifras deambulando por ahí”, señaló Allison Arwady, comisionada del Departamento de Salud de Chicago, “que es difícil que la gente sepa a cuáles debe prestarles más atención”.

Esta es una pandemia que se ha contado en las historias desgarradoras de los hospitales, las fábricas, los asilos y las plantas empacadoras de carne. Pero conforme la crisis se prolonga, también se está desarrollando una difusión cada vez más compleja de cifras.

A seis meses desde que se detectaron los primeros casos en Estados Unidos, se ha contagiado mucha más gente que en cualquier otro país y, el viernes, el conteo diario de cifras a nivel nacional fue el recordatorio de una emergencia en ascenso: más de 73.500 casos nuevos, 1100 decesos y 939.838 pruebas, así como 59.670 personas hospitalizadas actualmente con el virus.

Ahora los estadounidenses tienen acceso a un conjunto de datos cada vez mayor que les ayuda a interpretar la pandemia del coronavirus. Hacen un seguimiento cuidadoso de la cantidad de enfermos y fallecidos. Diariamente pueden leer el conteo de los casos en sus ciudades y estados, del porcentaje de pruebas positivas, del número de personas hospitalizadas y del cambio semanal en los casos. Es posible consultar la página web del Departamento de Salud Pública de Illinois y saber cuántas camas de hospital hay en todo el estado, cuántos respiradores están disponibles en Peoria y cuántas camas en la unidad de terapia intensiva están libres en Champaign.

Han surgido sofisticadas operaciones de recopilación de datos en los diarios, los departamentos de investigación de las universidades y los voluntarios para responder a la pandemia que monitorean y recaban las estadísticas del coronavirus durante las 24 horas del día. Algunos funcionarios que al inicio de 2020 no estaban muy especializados en salud pública o en enfermedades infecciosas, ahora casi parecen epidemiólogos y pasan todo el día inmersos en los datos y tomando decisiones sobre políticas con base en las cifras a las que tienen acceso.

Para muchos estadounidenses, las cifras son un medio para entender la pandemia —que se está propagando en el sur, el oeste y gran parte del medio oeste, pero está disminuyendo en el noreste— y poder determinar si las cosas están peor o mejor en sus propias ciudades.

Por lo general, comienzan con el conteo de casos, que es el cómputo diario de los individuos cuya infección ha sido confirmada por pruebas de laboratorio, un dato que casi siempre se menciona, pero se usa indebidamente y se discute.

“Si estoy en casa y digo ‘¿cómo le estará yendo a mi comunidad?’, quiero ver el conteo de casos por día”, señaló John Swartzberg, especialista en enfermedades infecciosas y profesor emérito de Clínica en la Escuela de Salud Pública de Berkeley de la Universidad de California.

Esas cifras son impactantes. En Estados Unidos, el conteo acumulado de personas infectadas con el coronavirus ya ha rebasado los cuatro millones de personas. Los nuevos máximos diarios vinculados al conteo de casos se han reiterado de manera preocupante durante las últimas semanas: al menos dieciséis estados han publicado cifras máximas de un solo día en esta última semana. El viernes, se identificaron más de 73.000 casos nuevos en todo el país, la segunda cifra más alta en un día durante la pandemia.

Existen varias maneras de analizar la cifra de conteo de casos.

El presidente Donald Trump y otros funcionarios suelen cuestionar la validez del conteo de casos y han insinuado de manera equivocada que el aumento en la disponibilidad de pruebas es el único responsable del incremento de casos confirmados. Un mayor número de pruebas puede dar como resultado un aumento de los reportes de infecciones, pero los datos demuestran que el ascenso de los casos supera por mucho el incremento de las pruebas.

Los expertos plantearon que el conteo diario de casos es más bien una medida aproximada para saber si un brote está disminuyendo, se está extendiendo o se está estabilizando. Un descenso de casos nuevos confirmados también podría indicar que las pruebas no están lo suficientemente disponibles o que hay una acumulación de exámenes que aún no se han procesado ni fueron entregados al departamento de salud local.

También es importante el periodo de análisis. Hay poca veracidad cuando se comparan los conteos de los casos de julio con los de abril, ya que también había muchas personas enfermas, pero al inicio de la pandemia no se realizaban muchas pruebas. Sin embargo, resulta útil comparar el conteo de los casos con un periodo más reciente en el que las pruebas fueron relativamente constantes.

Otra cifra a la que a menudo se hace referencia es la tasa de positividad, que es el porcentaje de pruebas de coronavirus que han tenido un resultado positivo.

“La cifra de positividad es una de las primeras cosas que considero”, afirmó el gobernador de Ohio, Mike DeWine, quien se levanta todas las mañanas para consultar la presentación más reciente que elabora su personal en Power Point, la cual revisa en su iPad antes de las 8:00 de la mañana. “Me concentro en eso”.

Una tasa de positividad en aumento puede indicar un brote descontrolado; también puede implicar que no se están realizando las pruebas suficientes.

DeWine es un ávido lector de las presentaciones diarias en Power Point que él denomina Actualizaciones de la situación. En los primeros días de la pandemia eran muy breves, pero han aumentado a por lo menos 31 diapositivas que contienen cifras, cuadros y gráficas… todos los días.

El gobernador señaló que también se enfocaba mucho en el número de habitantes que han sido hospitalizados con coronavirus en su estado, un dato que es difícil de manipular o malinterpretar. La semana pasada, la pandemia se acercó a un máximo preocupante: ahora, hay casi tantos estadounidenses hospitalizados con el coronavirus como en cualquier otro momento de la pandemia, incluso durante un brote anterior sucedido en la región de Nueva York en la primavera.

“La hospitalización es un dato concreto”, comentó DeWine. “Ahí no hay fallo”.

No obstante, incluso ese indicador tiene sus salvedades. El número de hospitalizaciones no contempla cuántas personas están enfermas en casa con síntomas leves —sobre todo las personas más jóvenes— pero que podrían estar contagiando a otras.

Tara C. Smith, profesora de Epidemiología en la Universidad Estatal de Kent que estudia las enfermedades infecciosas, señaló que, si se consideran por separado, gran parte de los datos disponibles relacionados con el coronavirus solo puede brindar un vistazo a la situación de la pandemia.

“Creo que las personas suelen escoger lo que quieren ver para confirmar sus sesgos”, afirmó.

Por ejemplo, Smith ha dudado en poner mucho material en las estadísticas relacionadas con las muertes causadas por el coronavirus.

“He visto que se usan muchas estadísticas de víctimas mortales, pero están incompletas”, afirmó Smith. “Sí hay decesos causados por el coronavirus, pero sabemos que existe un subregistro. Al menos para mí, no es un indicador especialmente útil. Pero ese es el tipo de estadísticas al que hacen caso algunas personas”.

Tal vez las cifras más reveladoras son los datos de las tendencias: el análisis de hacia dónde se dirige una comunidad o un estado, señaló Michael T. Osterholm, director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota.

“En ningún caso existe una cifra mágica”, afirmó Osterholm. “Es más como un parabrisas por el que se ve todo lo que hay enfrente. No se trata de un solo dato, sino de todo el conjunto”.