El riesgo de la ruptura de Trump con la norma no escrita del BID
Desde la fundación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en 1959, nunca antes Estados Unidos había postulado a un candidato estadounidense para asumir la Presidencia de esta institución centrada en el progreso de Latinoamérica y el Caribe.
Y las primeras discrepancias surgieron en el seno del propio banco regional de desarrollo, donde han aparecido voces críticas con la nominación a ese cargo de Mauricio Claver-Carone, asesor para las Américas del presidente estadounidense, Donald Trump.
Una de ellas ha sido la de un alto funcionario de la entidad, que prefirió mantenerse en el anonimato al asegurar a Efe que el nombramiento del abogado nacido en Miami (Florida, EE.UU.) "amenaza con romper la cohesión que tradicionalmente se respira en el BID".
IMPACTO EN LA CREDIBILIDAD DE LA INSITUCIÓN
"Un estadounidense gobernando el banco puede dar a entender a los ciudadanos de la región que volvemos a etapas del imperialismo americano, una sensación que obviamente no nos agrada. Parece una estrategia de control, más que de implicación de Trump", reflexiona este diplomático por teléfono.
Él y varios de sus colegas del BID afincados en Washington recibieron la noticia con "consternación", principalmente por las "fuertes posturas" de Claver-Carone, alejadas de la diplomacia habitual que ejerce la institución multilateral en la región.
Con esa mirada coincide Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, uno de los centros de análisis de políticas con más prestigio de la capital estadounidense.
"Esta decisión refleja las dos opciones de este Gobierno frente a las instituciones multilaterales: control total o retirada. Trump no está dispuesto a ceder nada, lo cual es la esencia del multilateralismo, que ha sido exitoso en avanzar los intereses de EE.UU. por décadas", considera Shifter en declaraciones a Efe.
TRUMP CONTRADICE A EISENHOWER
Con el nombramiento de Claver-Carone, Trump ha roto una norma no escrita del BID que uno de sus predecesores, el expresidente Dwight Eisenhower (1953-1961), defendió en un discurso en las Naciones Unidas en 1958.
"Para que esta institución tenga éxito, la función de liderarla debe pertenecer a los países latinoamericanos", dijo entonces de manera solemne.
Esa cita la recordaron esta semana un grupo de expresidentes latinoamericanos que expresaron su oposición a la nominación a través de una carta. Ellos son Fernando Henrique Cardoso, de Brasil; Ricardo Lagos, de Chile; Julio María Sanguinetti, de Uruguay; Juan Manuel Santos, de Colombia; y Ernesto Zedillo, de México.
En esa misiva, a la que tuvo acceso Efe, los exmandatarios aseguraron que nombrar como presidente del BID a un estadounidense implicaría "una ruptura de la norma no escrita, pero respetada desde su origen, por la cual el BID, por razones, entre otras, de eficiencia financiera, tendría su sede en Washington, pero a cambio siempre estaría conducido por un latinoamericano".
MANIOBRA ELECTORAL QUE AFECTARÁ A LATINOAMÉRICA
Para Erick Langer, profesor de Historia de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad de Georgetown, en Washington, la decisión de Trump se enmarca dentro de un contexto electoral, antes de los comicios presidenciales de 2020.
"Esto es una maniobra dentro de EE.UU. en términos electorales: Trump está pensando exclusivamente en su reelección y para mejorar sus posibilidades ha elegido a Claver-Carone para ganar apoyo en un grupo que tiene mucha influencia en la política exterior del país", comenta en declaraciones a Efe, en alusión a los cubano-estadounidenses.
En su análisis, Langer, experto en Latinoamérica, cree que este movimiento se verá como que el BID "se vuelve un instrumento más del imperialismo americano", una opinión que empieza a ganar adeptos dentro del propio banco.
Además, según Shifter, del Diálogo Interamericano, Claver-Carone tiene una visión "muy estrecha e ideológica" que los Gobiernos latinoamericanos en general no comparten, pese a estar "claramente en contra de las dictaduras de Venezuela, Cuba y Nicaragua".
"Es difícil recordar otro momento en el que la brecha entre las preocupaciones y prioridades de América Latina y la actual Administración en Washington haya sido tan grande", asegura.
APOYO DE LOS GOBIERNOS, CASI GARANTIZADO
Pese a la polémica generada dentro del propio BID y en los círculos washingtonianos, Claver-Carone ha defendido su candidatura y ha asegurado que cuenta con los apoyos necesarios para proclamarse presidente de la multilateral.
El asesor de Trump dijo en una entrevista con Efe esta semana que ha conseguido el apoyo de quince países de la región, lo que en principio le permitirá ganar las elecciones de septiembre, porque Washington controla el 30 % del poder de voto en el BID.
"EE.UU. también es parte de esta región", respondió Claver-Carone, de 44 años, a la pregunta sobre su ruptura de la tradición del liderazgo latinoamericano en el BID.
El abogado de origen cubano dejó claro que llevará consigo al BID los mismos principios que ha defendido en la Casa Blanca, al asegurar que su línea dura en cuanto a Cuba y Venezuela "no es cuestión de ideología, es cuestión de principios democráticos".
También defendió su candidatura como una respuesta "excepcional" a la crisis económica derivada del coronavirus, que a su juicio requería seleccionar a una figura "conocida" para "movilizar capital", y subrayó que solo planea cumplir un único mandato de cinco años en el BID.
Más allá de los apoyos a nivel político, lo que más preocupa a Langer es que Claver-Carone no sea capaz de crear consenso dentro del BID por sus posturas "controvertidas" y que inicie un capítulo "muy liberal" dentro de la historia del organismo, olvidándose de cuestiones sociales y centrándose en el desarrollo puramente económico de la región. EFE