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RESTRICCIONES

Denuncian ante la ONU la nueva ley contra la libertad de expresión en Cuba como un crimen de lesa humanidad

La ONG pide actuar "a la mayor celeridad" porque esta "tendencia represiva" podría alcanzar a miles de personas

Cuban Prisoners Defenders ha presentado una denuncia ante Naciones Unidas contra la nueva ley contra la libertad de expresión en Cuba por considerar que la "ferocidad" con la que se aplica contra disidentes, pero también contra periodistas independientes e incluso funcionarios, es constitutiva de un crimen de lesa humanidad.

La denuncia de la ONG, presentada el pasado 8 de junio ante la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, se refiere al Decreto Ley 370, promulgado el 4 de julio de 2019 pero cuyos efectos se han sentido con "mayor fuerza" desde enero y "se han sistematizado y generalizado de forma más masiva, realizándose con un 'modus operandi'", desde finales de marzo, coincidiendo con el inicio de la pandemia de coronavirus.

El Decreto Ley 370 penaliza "difundir a través de redes públicas de transmisión de datos información contraria al interés social, la moral, las buenas costumbres y la integridad de las personas". Las sanciones son en principio pecuniarias, con multas que van desde los 1.000 a los 10.000 pesos cubanos (unos 33 y 333 euros), pero pueden incluir también el "decomiso de los equipos y medios utilizados", "la suspensión de la licencia de forma temporal o la cancelación definitiva" y hasta "la clausura de las instalaciones".

Prisoners Defenders llama la atención sobre el hecho de que la cuantía de la multa excede con mucho los ingresos medios de los trabajadores cubanos, pudiendo ser "7,5 veces el (sueldo) de mucha parte de la población activa en Cuba". Estas "sanciones pecuniarias severas", sostiene la ONG, "llevan irremisiblemente (...) a la prisión por el artículo 170.1 del Código Penal", conforme al cual "el que no cumpla las obligaciones derivadas de una resolución (...) incurre en sanción de privación de libertad de uno a seis meses".

La ONG critica la ambigüedad de los términos usados en el Decreto Ley 370, puesto que "en la praxis sancionadora no existe el proceso para determinar el interés social y su perjuicio, habida cuenta de que en Cuba son considerados contrarios al interés social el debate y la crítica de políticas públicas, si no se articulan bajo el control del Estado", y que los conceptos de "moral" y "buenas costumbres" se definen por "la acepción mono-ideológica del Partido Comunista de Cuba" (PCC).

"Por tanto, tiene la Policía política en sus manos una puerta de entrada que sirve como instrumento idóneo de represión de la libertad de expresión y de opinión, entre otros derechos, asegurando con ello que las fallas del sistema socialista instituido, de sus instituciones y órganos oficiales, así como la gestión de sus dirigentes, no salgan a la luz pública ni se socialicen en redes sociales", expone Prisoners Defenders.

"MALTRATADOS DE OBRA Y PALABRA"

Además del marco legal, la ONG denuncia que ha dado lugar a "la persecución de periodistas independientes, activistas de Derechos Humanos y ciudadanos contestatarios (...) y que ésta se produce en la actualidad obligando forzosamente a éstos, por parte de los aparatos de Inteligencia del Estado bajo multas y amenazas de largas estancias en prisión, a renunciar a derechos universales y fundamentales", algo que se extiende también a sus familias.

En este sentido, cuenta que "preceden a la multa citaciones obligatorias falsas, así como arrestos sorpresivos sistemáticos", acciones de "naturaleza arbitraria" que llevan a cabo las fuerzas de seguridad "bajo un plan particularizado de agresión". "Las víctimas son amenazadas, intimidadas y maltratadas de obra y palabra por el mero ejercicio de los mencionados derechos fundamentales, buscándose la renuncia a éstos", afirma.

Asimismo, señala que, "a fin de no dejar huella o rastro documental, no se entrega a las víctimas resolución administrativa escrita en la que se detallen los hechos violatorios, las facultades de aplicación o los razonamientos de derecho que justifican la acción sancionadora, circunstancia esencial que impide su derecho material y técnico de defensa, así como el de recurrir a instancias superiores en recursos de apelación u otros que establece la propia legislación".

A ello se suma, según Prisoners Defenders, que "no existe en Cuba tribunal o jurisdicción especial que resuelva con independencia y justicia la violación de los Derechos Humanos" y que "las víctimas no confían en la actitud de la Fiscalía ni de la abogacía cubana, pues ambas instituciones forman parte de un único sistema que no tolera ni defiende la actitud que sea crítica o contraria al sistema, estando incluso incentivados por sus normativas orgánicas a combatir el activismo, la disidencia y la oposición".

PIDE A LA ONU ACTUAR "A LA MAYOR CELERIDAD"

"El nivel de ejecución, impunidad, ferocidad y amplitud con el que se persigue a dichas víctimas debe encuadrarse como un crimen de lesa humanidad perpetrado por un Estado concreto, aislable, tipificable, que traspasa todos los límites legales y viola flagrantemente los Derechos Humanos en múltiples facetas, por lo que las organizaciones supranacionales, aún con el débil margen de maniobra que tienen en un Estado como Cuba, deben actuar a la mayor celeridad", reclama Prisoners Defenders.

La ONG recoge en su denuncia 33 casos de 23 víctimas de sanciones pecuniarias y de diez víctimas de "gravísimas amenazas y coacciones", si bien se muestra segura, de acuerdo con el "acervo popular", de que "cada vez más personas lo padecen". Según sus cálculos, el Decreto Ley 370 podría haber alcanzado "como poco" a entre 500 y mil personas, "entre civiles, funcionarios y actores sociales en pro de los Derechos Humanos en Cuba".

"Resulta obvio que esta tendencia represiva podrá alcanzar a muchos miles personas en los próximos meses/años si no se paraliza la descrita represión gubernamental y el Gobierno no recibe la presión de realizar cambios que sean compatibles con los Derechos Humanos fundamentales respecto a la libertad de expresión y de opinión, entre otras", alerta Prisoners Defenders.