Héroes en terreno
Raquel Ramírez: “Esta situación ha puesto sobre la mesa que para la sostenibilidad de la vida hay profesiones que son imprescindibles”
Hoy hemos elegido a una técnica en enfermería como protagonista de nuestra serie Héroes en terreno para conmemorar así la celebración del Día Internacional de la Enfermería. Raquel Ramírez trabaja en la planta de pediatría del Hospital San Pedro de Logroño (La Rioja, España). Precisamente, desde la aparición de casos graves de coronavirus en los niños y el levantamiento de algunas medidas de confinamiento en España, los menores se han convertido en uno de los temas de investigación más acuciantes en los actuales momentos de la pandemia.
Varios estudios han evidenciado que el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 puede ser tan peligroso en niños como en los adultos e incluso que pueden transmitir la enfermedad en cantidades significativas. Un informe preliminar de un estudio desarrollado recientemente por los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), citado por El Diario de las Américas en su sitio web, indica que fiebre, tos y dificultad para respirar son los síntomas más comunes entre menores, pero con menos frecuencia que en los adultos, y añade: “cerca de uno de cada cinco niños infectados fue hospitalizado, respecto a uno de cada tres adultos”. La mortalidad también es baja comparada con la de las personas de edad avanzada.
Los niños, como los adultos, pueden ser potenciales transmisores del virus y no son inmunes a él, como al principio de la pandemia se corrió el falso rumor. Con Raquel, quien ejerce desde hace poco más de 45 años, hablamos sobre la experiencia del personal sanitario de esta área frente a la pandemia. Hay que destacar que nuestra heroína de hoy renunció a un permiso sin paga concedido antes de la pandemia y arrimó el hombro, como sus compañeros, para que la humanidad gane esta guerra contra el Covid-19.
Pregunta: ¿Qué pensó la primera vez que escuchó hablar sobre el COVID-19 como un tema en China?
R. Al principio me tocó un poco lejano. Aún así, cuando estás trabajando en el área de la sanidad, pones un poquito más de atención. Me llegaron noticias que me preocupaban. Seguí mucho cómo habían actuado ellos (China), al principio, prácticamente negando, y luego aceptando y respondiendo. Después se quedó ahí, como todas las noticias que tienen sus días de fuerza. Más adelante, cuando ya saltó a Italia, es cuando prácticamente lo sentí en casa.
P. ¿Dónde estaba cuando se decretó el Estado de Alarma en España?
R. Estaba aquí, trabajando en el hospital. Lo veía venir porque mucha gente de la Rioja había estado recientemente en Italia. Date cuenta de que poco antes había sido el Día de los Enamorados; incluso, conocía gente que había venido de Venecia o de Milán…de toda esa zona. Vi que, en algún momento, esto nos iba a salpicar, lo que nunca pensé es que iba a ser tanto.
Yo tenía un permiso sin sueldo, concedido con anterioridad a la pandemia, pero renuncié a él. Empecé a ver cómo se empezaba a buscar personal desde el hospital. Creo que ya estábamos en disposición, todo el mundo, de colaborar, pero pasamos desde la incredulidad a la incertidumbre de no saber dónde estábamos, ni de cómo íbamos a encajar esto. Todo este tiempo ha habido muy pocas certezas.
P. ¿Cómo ha sido el abastecimiento en cuanto al equipo de protección para el personal sanitario en tu centro de salud?
R. En mi hospital, como en todos, faltó protección para el personal sanitario. Luego, aquí en mi ciudad (Arnedo) hay una empresa que se dedica a los zapatos y entraron en un acuerdo con el Gobierno de la Rioja y empezaron a hacer batas de protección para el personal sanitario. Después, vino el tema de las mascarillas, que al principio no se tenían, y cuando llegaron las de máxima protección que necesitábamos, han sido fraudulentas…..no servían. La gran dependencia que hemos tenido del mercado para los equipos de protección, también es algo de lo que deberíamos aprender.
P. ¿Cómo se ha vivido la pandemia desde la pediatría?
R. En la pediatría lo vivimos como se venía diciendo, que los niños lo sufrían menos, pero eso no significa que fueran inmunes al contagio. Sí lo pueden sufrir y transmitir.
Las Unidades de Medicina de Pediatría empezamos a tener algún caso. Nosotros hemos tenido dos casos graves. Sí bien es cierto que estos niños tenían otras patologías, pero añadido esto al coronavirus lo pasaron peor.
Otra cosa que hemos experimentado es que se han puesto en riesgo a muchos niños y niñas con otras patologías porque se les llevaba muy tarde a urgencias, ya que los centros de sanidad estaban colapsados y/o en algunos casos los padres estaban en cuarentena. Con eso hemos sufrido mucho, porque si es duro ver a una persona mayor tan enferma, es todavía más difícil ver a un niño. Hasta aquí, toco madera, ya que a nosotros en pediatría aún no nos ha fallecido ningún menor. Eso en alguna medida nos ha dado fuerzas para seguir adelante.
P. Que los niños sean de los primeros grupos de ensayo del desconfinamiento, con salida de una hora, ha ocupado el debate en la prensa estos días… los detractores señalan el peligro de exponerlos en supermercados y parques.
R. Creo que en algún momento hay que empezar. Y ellos lo han pasado muy mal. Lo que sí hace falta es la responsabilidad en la salida. Es importante lo del “uno, uno, uno”: que salga un familiar solo, que no vaya más lejos del kilometro alrededor de su casa y que no esté más de una hora. Esas cosas son importantes seguirlas y creo que nos adaptaremos a ellas. En esto estamos todos y estamos todos a nivel global. La visión de que tu casa, tus hijos, tu familia, sean tu inquietud es importante; pero es más importante ahora mismo pensar en tu país y en el mundo.
P. ¿Cuántos casos de niños contagiados ha tenido en su planta?
R. No han sido muchos, porque algunos han dado positivo, pero se han ido pronto a su casa y por ejemplo, ha habido otros niños de madres que daban positivo de coronavirus. Nuestra planta no ha tenido nada que ver con la de mis otros compañeros que tienen plantas enteras llenas con pacientes positivos.
P. ¿Puede contarnos alguna anécdota de algún paciente menor?
Una de las pacientes, el caso de una adolescente, a la cual le hablábamos cuando empezó a estar mejor y apenas respondía. Uno día le hice la pregunta de todos los días sin esperar respuesta, como siempre: ¿qué quieres que te traiga?, y me contestó: Trae papel y pinturas que quiero dibujar. Se me saltaron las lágrimas. Había estado tan grave y lo primero que quería hacer era dibujar.
P. ¿Qué es lo que más ha echado en falta durante esta pandemia?
R. Lo que más me ha preocupado han sido los equipos de protección. En la Rioja se han contagiado más de 200 personas del área sanitaria. Es una cifra muy alta en proporciones para un hospital… es mucho. Eso ha supuesto el estar trabajando con menos personal sanitario.
P. Si tuviera una pregunta que hacer sobre el Covid-19, ¿cuál sería?
R. Hay dos cosas que me preocupan, una es el cómo se produjo y la otra es del día después, ¿qué pasará? La primera duda, de dónde ha salido el virus, si de verdad ha pasado de un animal al ser humano, si ha mutado, o sí ha salido de un laboratorio. Las personas que trabajamos en la Sanidad, sabemos que los seres humanos somos muy frágiles, somos muy efímeros, podemos desaparecer en cualquier momento y podemos desaparecer ante una amenaza como ésta (la del coronavirus). No sé cómo lo vamos a hacer, pero tiene que haber una refundación desde la bioética, de plantearnos que no todo es posible.
P. Me han llegado algunas quejas sobre el bono de peligrosidad de 33 euros que recibe al mes el personal sanitario de algunas áreas, como compensación durante la pandemia.
R. Sabía que en Cataluña pensaban empezar con alguna acción que pague la peligrosidad. En mi opinión la peligrosidad es inherente a este trabajo. Aquí (la Rioja) no hemos tenido un plus específico, salvo en algunos sectores que sí lo tienen habitualmente en su nómina, independientemente de la pandemia. A mi me parece que no hay dinero que resuelva la situación que se ha dado. Hemos sido un servicio esencial y en esta profesión hemos estado para esto. Yo trabajo en la sanidad pública, creo en ella, pertenezco a la Marea Blanca. Por otra parte, pienso que la exposición a la peligrosidad esta en el ADN de la profesión, ¿no? Y si trabajamos con enfermos pues hay una cierta peligrosidad.
En mi opinión lo que se debería hacer, a modo de compensación, es que a las personas que han estado más expuestas, o las que hemos estado expuestas, se le pueda conceder tiempo de descanso o se pueda hacer algún avance de las jubilaciones. Esta situación ha puesto sobre la mesa que para la sostenibilidad de la vida hay profesiones que son muy importantes, que son imprescindibles.
P. ¿Qué mundo cree nos quedará después de COVID-19?
R. Ya no será lo mismo, todos debemos ir haciéndonos a la idea. Hay muchas cosas que me preocupan; la primera es que la sanidad pública ha demostrado que cuando se tiene que estar, es la que está y que además el Ministerio de Salud es el garante de la salud de la ciudadanía. La sanidad pública en España estaba machacada, se han hecho muchos recortes, hemos perdido de todo y no sé cómo hemos podido sobreponernos ante este caos; todo lo que se había perdido ha ido en detrimento de la respuesta (ante la pandemia). Ni había UCIS (Unidades de Cuidados Intensivo) abiertas porque estaban en otras manos (concesiones a empresas privadas). Había hospitales en manos privadas, que son públicos. En mi hospital la UCI se ha doblado y en el IFEMA (Institución Ferial de Madrid) se montó un hospital en horas. Hay que revertir todos esos recortes y hay que devolverle a la sanidad pública todo el control.
Creo que la solidaridad nos puede salvar al igual que la cohesión, pero si estamos en el sálvese quien pueda tendremos muchos problemas.
P. ¿Ha sentido miedo?
R. Pues no, la verdad. Creo que las experiencias anteriores te marcan. Yo he vivido muchas etapas como personal de sanidad, la de la meningitis, de la sepsis, con la tuberculosis… te das cuenta que en 45 años la vida abarca mucho y la sanidad también. Me tocó convivir con el SIDA también. A nosotras nos venían las madres con los hijos con SIDA y aquellos niños fallecieron casi todos. Luego se empezaron a descubrir medicamentos que mejoraban la vida de los niños. Al principio era sobre todo falta de conocimiento, que es lo mismo que nos pasa ahora con el Covid-19.