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ARGENTINA COVID-19

Debido al desplome de la economía por la pandemia, Argentina, una vez más, está al borde del incumplimiento de pagos

Personas con tapabocas caminan este viernes por un mercado callejero de la Villa 31, en Buenos Aires (Argentina). La capital argentina y la provincia que la circunda registran el mayor número de contagios en dicho país, con 1.924 casos en la provincia de Buenos Aires y 1.583 en la ciudad de Buenos Aires, según un reporte del Ministerio de Salud. EFE/Juan Ignacio Roncoroni

The New York TimesBuenos Aires, Argentina

Dentro de dos semanas, Argentina se verá enfrentada al impago de los préstamos internacionales, una posibilidad que amenaza con revivir su reputación de moroso crónico y de paria financiero global que podría acechar a este país latinoamericano durante mucho tiempo después de que se termine la pandemia del coronavirus.

Si Argentina incumple, lo cual, hasta el viernes parecía muy probable, sería la tercera vez en dos décadas que no ha podido hacer frente a los pagos de los préstamos luego de haber acumulado miles de millones de dólares de deuda extranjera en una espiral cada vez más profunda de mal funcionamiento económico. Argentina sería, junto con Líbano, el primer deudor moroso en la conmoción financiera provocada por el coronavirus.

Los 45 millones de argentinos ya estaban padeciendo el tercer año de una severa crisis cuando azotó el coronavirus, lo que aceleró el rezago económico debido a la cuarentena que obligó a cerrar muchas empresas y dejó sin empleo a los trabajadores.

Eso interfirió de manera repentina con los planes que contemplaba el gobierno para restructurar la deuda de 66.000 millones de dólares que tiene con una serie de acreedores, extranjeros en su mayoría, entre los que se encuentran algunos bancos de inversión de Wall Street y otros inversionistas privados de todo el mundo. Parte de esa deuda es el vestigio de los préstamos que no se pagaron debido al incumplimiento de pago de Argentina en 2001.

El 22 de mayo, el país tiene que realizar un pago de intereses por 500 millones de dólares.

El gobierno de centro izquierda, electo apenas hace siete meses, dice que no puede pagar sus obligaciones a los acreedores internacionales en un momento en que tiene que aumentar su gasto en atención médica y, como medida de emergencia, proporcionar dinero a los argentinos, que ya de por sí estaban encarando una inflación creciente y un aumento de la pobreza.

Los acreedores internacionales se han burlado del plan que presentó Argentina para restructurar su deuda, el cual no se concretó y tiene como fecha límite el viernes.

No hay muchos indicios de que los acreedores y el gobierno vayan a llegar a un acuerdo pronto. Si logra un acuerdo para obtener una prórroga después del 22 de mayo y realizar mayores negociaciones, Argentina estaría incumpliendo por novena vez en su historia.

“Es muy difícil imaginarse cómo pueden lograr un acuerdo cuando ambas partes tienen razón”, señaló Jimena Blanco, directora en el continente americano del equipo de investigación de Verisk Maplecroft, una consultoría de riesgo que ha señalado que existe un 89 por ciento de probabilidades de que ocurra un incumplimiento para finales de año. “Argentina presentó su propuesta y dijo que es la única oferta… lo tomas o lo dejas”.

El gobierno del presidente Alberto Fernández, quien tomó posesión en diciembre, ha dado indicios en los últimos días de que está dispuesto a hacer algunas concesiones. Pero el gobierno ha dicho que tiene poco margen de maniobra, ya que se pronostica una caída de su economía del 6,5 por ciento en el presente año.

La propuesta del gobierno a sus acreedores contemplaba un periodo de gracia de tres años para los pagos futuros, una reducción del 5,4 por ciento en el saldo del préstamo y un recorte del 62 por ciento en los pagos de intereses. Ninguno de los tres grupos más grandes de tenedores de bonos estuvo de acuerdo.

La crisis más reciente de Argentina surge después de años de intentar reinsertarse en la economía global luego de su incumplimiento por aproximadamente 100.000 millones de dólares de deuda en 2001, lo que originó uno de los desplomes económicos más grandes en la historia reciente de Latinoamérica y años de litigio en los tribunales estadounidenses.

El sombrío panorama para Argentina se convirtió en una catástrofe cuando se declaró la pandemia del nuevo coronavirus en marzo.

El 20 de marzo, Argentina impuso uno de los confinamientos más estrictos de Latinoamérica, el cual ha ayudado a mantener relativamente baja la cifra de fallecimientos por COVID-19, la enfermedad causada por el virus. Pero esas medidas, que incluyeron el cierre de fronteras y la aplicación estricta de cuarentenas, han abatido a una economía que ya estaba debilitada.

Los economistas afirman que si estuviéramos en una época normal, Argentina no recibiría mucho apoyo para volver a incumplir, pero, curiosamente, es posible que la crisis económica general provocada por el coronavirus le proporcione cierta capacidad de negociación.

“La COVID-19 aumenta las posibilidades que tiene Argentina de obtener un trato favorable”, señaló Miguel Kiguel, un exsecretario de finanzas que dirige la consultoría Econviews. “Los acreedores están perdiendo dinero por todas partes y los bonos argentinos tienen un valor muy bajo, así que existe la posibilidad de que si Argentina hace una propuesta razonable, los acreedores aceptarán la oferta”.

Claudio Loser, exdirector del Departamento del Hemisferio Occidental del Fondo Monetario Internacional (FMI), admitió que la pandemia podría hacer que los acreedores no quisieran insistir en el cumplimiento de los términos estrictos de pago.

“Los acreedores deben ser muy cuidadosos porque no creo que encuentren el mismo apoyo que antes para su causa”, comentó. “Se tiene la idea de que estamos en una situación de emergencia por la pandemia, y en ese contexto es mucho más comprensible lo que le está ocurriendo a Argentina”.

En fechas recientes, Ecuador llegó a un acuerdo con los tenedores de bonos para retrasar hasta agosto el pago de intereses de su deuda por 20.000 millones de dólares.

A principios de esta semana, un grupo de 138 economistas, que incluía a los ganadores del Premio Nobel Joseph Stiglitz y Edmund Phelps, escribió una carta abierta en apoyo a las iniciativas de Argentina para restructurar su deuda.

“El alivio a la deuda es la única forma de combatir la pandemia y de volver sustentable la economía”, escribieron los economistas.