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TIROTEO

Caos, confusión y errores en el peor tiroteo masivo de la historia de Canadá

A medida que se empiezan a conocer los detalles del peor tiroteo masivo de la historia de Canadá, ocurrido durante el fin de semana en el este del país y que causó 23 muertos, incluido el supuesto autor de la masacre, cada vez es más evidente que durante 14 horas imperó el caos y la Policía canadiense cometió graves errores.

Este jueves, casi seis días después del inicio de la matanza en la pequeña comunidad de Portapique, en la provincia de Nueva Escocia, la radiotelevisión pública canadiense, CBC, dio a conocer una serie de grabaciones de audio de los equipos de emergencia que presentan escenas caóticas con múltiples personas heridas con armas de fuego e incendios en viviendas.

En las grabaciones, se escucha a los agentes preguntar en la noche del sábado si el autor de los disparos ha sido capturado; la respuesta del centro de comunicaciones fue: "No saben si lo han capturado".

No sería hasta casi 12 horas más tarde cuando la Policía acabaría con la vida del supuesto autor de la masacre, Gabriel Wortman, un técnico dental de 51 años de edad.

También ahora se sabe que Wortman había preparado una lista de personas a las que atacar, algo que la Policía ya sabía en la noche del sábado pero que no comunicó al público durante esas horas de incertidumbre.

Y para añadir más confusión, la Policía Montada decidió no utilizar el servicio de alertas de emergencias, que emite avisos a todos los teléfonos móviles, televisiones y receptores de radio, para advertir a los habitantes de la zona donde actuaba Wortman de la presencia de un hombre armado.

En vez de utilizar ese servicio, la Policía canadiense se limitó a colgar en su cuenta de Twitter la advertencia de la presencia de un individuo armado, a pesar de que ese método es menos eficiente.

El uso de Twitter para avisar a la población sigue siendo defendido por los responsables de la Policía Montada a pesar de las crecientes críticas de los habitantes de la zona donde se produjo la matanza y de los familiares de algunos de los fallecidos.

Familiares y amigos de Lillian Hyslop, de 60 años de edad y una de las 22 víctimas de Wortman, creen que hoy estaría viva si la Policía Montada hubiera emitido la alerta a los teléfonos móviles.

En la mañana del domingo, 11 horas después de que Wortman disparara a sus primeras víctimas, Heather Matthews, amiga y vecina de Hyslop, recibió una llamada de un conocido que le avisó que se encerrase en casa porque en los alrededores merodeaba un hombre armado.

Cuando Matthews llamó a su amiga para advertirla de que no saliese a caminar como hacía cada mañana, ya era demasiado tarde. Hyslop fue hallada poco después muerta a la orilla de una carretera.

Matthews declaró al periódico local "The Halifax Examiner" que "realmente creo que si hubiesen enviado una alerta, algunas de esas personas que fueron disparadas de forma aleatoria no habrían muerto".

No es sólo la decisión de no enviar la alerta a los teléfonos móviles lo que el público está cuestionando, sino también cómo fue posible que un técnico dental sin ningún tipo de conocimiento táctico policial o militar fuese capaz de eludir a las fuerzas de seguridad durante casi 14 horas a la vez que mataba a decenas de personas y causaba incendios en una área rural.

Uno de las personas incluida en la lista de objetivos de Wortman, Nathan Staples, se preguntaba ante los medios de comunicación "¿Cómo se permitió que esto pasase? ¿Cómo es que no le pararon? ¿Cómo pudo esto seguir durante más de 12 horas cuando este tipo estaba ahí, disparando a la gente? Esto ha sido un error garrafal".

El hecho de que Wortman se desplazase en un vehículo decorado de forma idéntica a la de los de la Policía Montada y que vistiese con un uniforme de la fuerza policial puede explicar la confusión y su movilidad inicial, pero no durante casi 14 horas.

La Policía tampoco ha explicado por qué en la mañana del domingo dos agentes dispararon contra una estación de bomberos en la comunidad de Lower Onslow cuando Wortman se encontraba a decenas de kilómetros del lugar.

Wortman, sería abatido poco después por otros dos agentes en una gasolinera de la localidad de Enfield, poniendo punto y final a 14 horas de caos, confusión y destrucción.