CORONAVIRUS

Tu móvil, herramienta imprescindible y "chivato" en la China de la COVID-19

Fiscaliza tus movimientos, evita el contacto humano y detecta si deberías estar sometido a una cuarentena médica: el teléfono móvil se ha convertido en una herramienta casi más obligatoria si cabe en una China que empieza a vislumbrar un posible final a la pandemia de coronavirus.

En muchos locales e incluso en barrios enteros es necesario escanear un código de reconocimiento rápido (QR) para poder superar un control de acceso: el teléfono mostrará un mensaje que, a ojos de las autoridades, certificará que el portador no ha estado fuera de Pekín en los últimos 15 días.

O al menos, certificará que ese teléfono móvil -cada vez más un apéndice del cuerpo- no lo ha estado. De haberlo estado, y según las nuevas normativas, el dueño del aparato debería estar en cuarentena y, por tanto, tendría prohibida su estancia fuera del lugar designado para ésta.

El escaneo del código se puede realizar a través de WeChat (el Whatsapp chino), la aplicación móvil de mensajería que lo mismo sirve de red social que de sistema de pago electrónico, entre otros muchos usos.

Al escanear el código, aparece un formulario que pide que se detalle el nombre, el número de teléfono, el número de pasaporte y la nacionalidad, antes de aceptar y conseguir el "salvoconducto digital" que le permita al portador del teléfono ir a cenar o a tomarse un café.

NUEVAS DIRECTRICES SANITARIAS

"Nos pidieron que empezáramos a aplicar la normativa el 17 de marzo", explica a Efe la gerente de una céntrica cafetería pequinesa, que prefiere permanecer en el anonimato. "Si los clientes no cuentan con el código adecuado, no les permitimos entrar. Les ha pasado ya a un par de grupos de chinos que vinieron de Shanghái".

En caso de que el cliente pase el trámite, el personal del local le tomará la temperatura y, si es inferior a 37,3 grados, procederá a registrarse en una lista que -cuenta la fuente- ha de mantener como registro de clientes en caso de que el Gobierno quiera examinarlas, o por si se detectara un contagio, para poder localizar a potenciales infectados.

Si, por ejemplo, una persona se ha quedado sin batería en el teléfono, o sin internet, e incluso si no lleva consigo el aparato, los vigilantes del puesto de control no permitirán al individuo la entrada al recinto, como pudo comprobar Efe en la entrada de uno al aire libre que cuenta con servicios bancarios, de cafetería y de restauración.

Así, el teléfono se convierte en una herramienta imprescindible a la hora de aspirar a la vuelta a la normalidad en la China de los tiempos del coronavirus.

El escaneo de acceso no se limita a algunos bares, restaurantes y cafeterías de la ciudad, sino también a zonas enteras, como en el distrito artístico 798 de la capital china.

CÓDIGO VERDE

Además, para los chinos de más de 300 ciudades, entre ellas Hangzhou o Shanghái (ambas en el este del país) o Wuhan -foco de la pandemia-, es necesario contar con un "código verde" en el móvil que se puede obtener a través de diversas aplicaciones móviles como WeChat.

Este código permitirá acceder sin problemas a lugares y servicios, como el autobús, el metro, el supermercado o hasta las bibliotecas, que poco a poco reabren sus puertas en algunos puntos del país.

"El otro día", relata a Efe una treintañera china residente en Shanghái, "por fin pude ir a la biblioteca a devolver varios libros que había tomado prestados antes de empezar el confinamiento".

La mujer detalla que tuvo que pedir cita previa para ir al edificio -ya que limitan el número de visitantes para evitar el contacto humano- y obtener un nuevo código verde en el acto en el control de acceso para demostrar que su estatus como ciudadana sana estaba actualizado.

El verde significa que se puede seguir haciendo una vida prácticamente normal y utilizar todos los servicios públicos; el amarillo implica una cuarentena de siete días, y el rojo, una de catorce.

Para conseguir uno de estos códigos hay que responder a preguntas como si se ha estado en los últimos 14 días en áreas afectadas, si se ha estado en contacto con personas contagiadas o si se han desarrollado síntomas relacionados con la enfermedad.

OBLIGADOS A INFORMAR DE SU UBICACION

El seguimiento móvil no termina ahí, sino que varios trabajadores chinos y extranjeros consultados por Efe, de empresas tanto locales como foráneas, relataron que cada día -algunos, varias veces al día- han de enviar a sus superiores su ubicación en tiempo real, para que estos comprueben que su empleado no ha salido de la ciudad y, por tanto, no debe someterse a cuarentena.

Aparte de todas estas medidas, y para evitar el contacto, a las mascarillas y las distancias prudenciales se les suma el adiós a monedas y billetes, compensado con otra dosis extra de móvil.

Algunos trabajadores de tiendas, restaurantes o de taquillas de parques rechazan el cobro en metálico, para minimizar el riesgo de contagio al entrar en contacto con una posible superficie infectada.

El pago se realizará así a través de plataformas como WeChat Pay o Alipay, que permiten este tipo de operaciones sin comisión alguna. De este modo, también quedará registrado qué se paga, a quién, cuándo y dónde.

En la China del coronavirus, la vida cabe en estos días en el bolsillo.

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