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Biólogo recomienda a Latinoamérica medidas ya y no seguir ejemplo británico

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Jorge Fuentelsaz EFENueva York, Estados Unidos

El biólogo y experto en enfermedades infecciosas Adolfo García-Sastre, que busca una vacuna para el COVID-19 desde el Mount Sinai, le recomienda a Latinoamérica que tome "medidas tempranas de contención" para ralentizar el coronavirus "mucho más de los que se está frenando en otros países" y criticó el modelo del Reino Unido.

El catedrático español saluda con el codo a las puertas del Colegio de Medicina Icahn, en el hospital Mount Sinai de la Quinta Avenida de Nueva York, donde se ubica la sede del instituto que dirige, el "Global Health and Emerging Pathogens".

"Hay que fijarse en los ejemplos que estamos teniendo ahora e intentar medidas tempranas cuando todavía hay pocos casos, cuando todavía los casos se pueden detectar y aislar, y saber que no todos los casos será posible detectarlos y aislarlos", dice García-Sastre en entrevista con EFE en el cercano Central Park.

García-Sastre considera que en "países como España e Italia, quizá, si se hubieran podido tomar (medidas) antes, hubiese dado lugar a que las infecciones no hubiesen subido tan rápidamente", por lo que recomienda a los ciudadanos de países donde todavía no hay muchos casos como en Latinoamérica que tomen "medidas de distanciamiento" y que "haya menos contacto" entre las personas.

Y a las autoridades que "cierren colegios y espectáculos" para conseguir que el virus se propague "de una forma más lenta".

"Lo importante es saber que el enemigo común es el virus y que nuestro comportamiento personal también influye en la capacidad de ralentizar los contagios (...) porque no queremos que todos se disparen a la vez en muy poco tiempo y colapsen la atención hospitalaria", subraya.

LAS MEDIDAS DE LONDRES Y COREA DEL SUR

García-Sastre destaca el caso de Corea del Sur, que decidió tomar medidas de contención "desde el principio", lo que le permitió ralentizar la expansión del COVID-19.

Según el experto en patógenos, fomentar los diagnósticos en una etapa temprana "ayuda a identificar a las personas que están infectadas en ese momento y poderlas aislar mejor".

Sin embargo, una vez que la enfermedad "está mucho más extendida", entonces "el diagnóstico a lo mejor no es posible o es muy difícil". En este caso, incluso recomienda que sería mejor que la gente no vaya a diagnosticarse a los hospitales para evitar transmitir o contraer la enfermedad.

Pero sobre todo, recomienda no seguir el ejemplo del Reino Unido de promover el contagio porque, según su parecer, esto puede causar muchas muertes.

"El no tomar ninguna medida e intentar que todos se contagien cuanto antes mejor para que se reduzca la transmisión del virus va a hacer que se aumente el número de casos severos a un nivel muy alto durante un determinado tiempo y va a haber gente que va a morir porque no va a tener acceso a atención hospitalaria. Eso para mi es una cosa que no se debería hacer", dice García-Sastre, doctor "honoris causa" por la universidad de su tierra natal, Burgos.

Además, muestra su deseo de que Londres "cambie la actitud que tiene ahora, escuche a los científicos que es lo que decimos y que empiece a poner medidas de contención como se está haciendo en otros muchos sitios".

NO HAY QUE ENTRAR EN PÁNICO

García-Sastre lleva treinta años viviendo en Nueva York, donde viajó tras concluir sus estudios de doctorado en la Universidad de Salamanca. Habla pausadamente, acostumbrado a traducir el vocabulario gremial médico al lenguaje común.

"Es una cosa seria, pero tampoco es cuestión de entrar en pánico", dice antes de subrayar que la mayoría de la población tendrá "una enfermedad leve".

No obstante, recuerda que es la población de riesgo -los mayores de edad, los que no tienen el sistema inmune tan bien o gente con alguna condición previa de inmunosupresión- "los que realmente van a sufrir".

"Si tomamos en cuenta lo que ha pasado con antiguas pandemias de gripe, normalmente ocurren en dos o tres ondas. Ahora mismo, estamos en la primera onda. Seguramente empiecen a bajar las infecciones, pero no se agoten del todo durante el verano y luego empiece otra vez otra onda en invierno, que puede ser que sea la mayor", explica antes de precisar que dependerá del número de personas que se infecten ahora.

Tras la tercera, el virus -dice- se quedará entre nosotros "como un virus estacional normal, respiratorio, que afectará fundamentalmente a niños que hayan nacido después de esta pandemia, que son los que no tienen inmunidad", pero que no será grave.

¿CUÁNDO REMITIRÁ?

Cuando habla, es casi imposible no fijarse en los tres llamativos anillos que luce en su mano derecha.

Uno lo compró en Alemania, en 2001, justo cuando, sin saberlo, en Nueva York se desplomaban las torres gemelas en el atentado terrorista del 11 de septiembre; el segundo es una calavera regalo de su mujer y el tercero se lo entregó la Universidad de Burgos por la consecución de su doctorado honorífico. Representan -cuenta- la pasión, la muerte y el conocimiento.

Experto en enfermedades infecciosas, insiste en que es probable que las medidas de contención decretadas en España y en Italia sean prorrogadas, dependiendo de la evolución y expansión del virus.

Para medir esta evolución, apunta, el mejor factor es el número de muertos, ya que están "más diagnosticados y es una cifra más fiable para saber si las medidas de contención están empezando a funcionar".

Sin embargo, advierte de que "una vez que empiecen a bajar las infecciones como está ocurriendo en China o en Corea hay que estar todavía alerta, porque es probable que pueda venir una segunda ola que puede ser igual, mayor o menor que la primera ola dependiendo de cuanta gente ha sido infectada".

Incluso, apunta que cuando se levanten las medidas excepcionales, estas tienen que hacerse de manera gradual para evitar un nuevo repunte, mientras que los ciudadanos tendrán que seguir tomando precauciones "hasta que se acabe esto".

UNA VACUNA

"Sin vacuna, el virus va a seguir circulando hasta que se infecte alrededor del 40 por ciento de la población", proyecta García-Sastre, antes de avanzar que una vez llegado a ese nivel "empezará a bajar el número de infecciones" y en unos dos años el virus habrá infectado al 70 o al 80 por ciento de la población, "y ya no va a causar los problemas que está causando", apunta.

En su laboratorio, especializado en la gripe y en virus pandémicos respiratorios, estudian el coronavirus desde la aparición de sus primeros brotes en China para entender los mecanismos que usa para causar la enfermedad y averiguar por qué en algunas personas provoca enfermedad severa.

El objetivo, explica, es "intentar buscar agentes terapéuticos que puedan frenar al virus", así como "posibles vacunas".

Sobre este punto, reconoce que otros laboratorios están más avanzados y desarrollarán una inmunización antes, pero se muestra convencido de que "lo más importante, ahora mismo, es tener una vacuna fuera que dé lugar a cierta protección, no una protección del 100 %, que eso no hay vacuna que lo haga, pero una protección que dé lugar a una bajada en el numero de casos".

Para García-Sastre, un remedio preventivo con una efectividad del 50 % sería suficiente en un primer momento para luego ir desarrollando otras vacunas más efectivas.

En este sentido, no piensa que vaya a haber una vacuna lista para antes de la segunda cresta de la ola el próximo invierno, por lo que considera que tendrán que adoptarse medidas como las actuales.

Asimismo, recomienda estudios para detectar a las personas que ya han superado la enfermedad y que, por lo tanto, sean inmunes o en caso de ser afectados de nuevo los síntomas sean menores; sobre todo, entre el "personal hospitalario", para que puedan tratar a los futuros pacientes. EFE

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