China

CORONAVIRUS

El brote de coronavirus representa un riesgo de revivir la estigmatización de China

Una mujer que lleva un cubrebocas cruza una calle casi vacía en Pekín el 9 de febrero de 2020. (Giulia Marchi/The New York Times)

El SRAS. La gripe aviar. Y ahora un nuevo coronavirus.

Al parecer muchas epidemias provienen de China, lo que provoca que algunos señalen con dedos acusadores. En una ocasión, el zar del comercio del presidente Donald Trump, Peter Navarro, fue demasiado lejos al describir al país como una “incubadora de enfermedades”, y eso sucedió antes del brote más reciente.

No obstante, dichas percepciones son obsoletas.

Aunque los orígenes de algunas de las epidemias más graves han sido rastreados hasta China, otros brotes asociados con este país podrían haber comenzado en otro lugar.

Los antiguos estereotipos también han contribuido a generar imágenes infundadas de China como una fuente de contagio, siendo que el país ha progresado más que muchos otros en la erradicación de los flagelos que pueden crecer en regiones en desarrollo.

Aun así, la historia reciente de China respecto a lo que se conoce como infecciones zoonóticas (virus, bacterias y parásitos que se propagan entre animales y humanos) ha generado dudas acerca de las prácticas de salud pública en el país más poblado del mundo.

Aunque el gobierno chino ha fortalecido sus capacidades de detección de enfermedades y monitoreo, su tendencia a restar importancia o incluso encubrir brotes masivos podría tener cierta relación con su gravedad y alcance.

Jennifer Huang Bouey, epidemióloga e investigadora sénior de políticas en Rand Corp., un organismo de investigación, afirmó que China se ha convertido en líder en el estudio de enfermedades contagiosas. Por ejemplo, las vacunas contra la influenza que se aplican en Estados Unidos con frecuencia tienen su origen en investigaciones hechas en China.

Al mismo tiempo, comentó Bouey, China sigue siendo una especie de laboratorio.

“Hay una cantidad bastante considerable de epidemias que se originan en China o pasan por ahí”, dijo.

A continuación, presentamos cinco preguntas y respuestas básicas acerca de China y las enfermedades infecciosas.

¿Qué epidemias han tenido origen en China?

Dos de las devastadoras pandemias de gripe del siglo XX (la gripe asiática de 1957 y la de Hong Kong de 1968) se originaron en China y dejaron un rastro de aproximadamente tres millones de muertos en todo el mundo.

El origen de la epidemia del 2003 del Síndrome Respiratorio Agudo Severo, o SRAS, que mató a 774 personas, casi todas ellas de China continental, fue encontrado en la civeta de las palmeras, que se vende como carne exótica en los mercados de comida chinos del sur.

Se cree que el virus que provocó en 1997 un brote mortal de gripe aviar que afectó fatalmente al menos a dieciocho personas en Hong Kong se originó entre las aves de corral que se criaban al sur de China continental, la fuente de casi todas las aves de corral en el territorio chino.

El año pasado, casi la mitad del ganado porcino de China fue arrasada por el virus que ocasiona la fiebre o peste porcina africana, una enfermedad incurable. Aunque el virus no enferma a los humanos y no se originó en China, los críticos aseguran que las políticas gubernamentales chinas y la mala gestión tal vez contribuyeron involuntariamente a que la epidemia se propagara con rapidez a toda la población porcina del país (la más grande del mundo) y por todo Asia.

Hasta el lunes, el nuevo coronavirus, cuyo origen fue rastreado hasta un mercado de animales vivos en la ciudad de Wuhan en el centro de China, había matado a 908 personas e infectado a más de 40.000 en esa nación y en más de otros veinte países y territorios. El coronavirus, llamado así debido a que bajo el microscopio se aprecia su halo con picos, probablemente se originó en los murciélagos.

¿Por qué China podría estar en un riesgo especial de infecciones zoonóticas?

Muchos epidemiólogos señalan algunos hechos fundamentales acerca de China: su población de 1400 millones de habitantes, la cercanía entre habitantes urbanos y rurales, además de los mataderos y los mercados urbanos donde se mata y se destaza a los animales al momento de la compra. Catorce de las cincuenta zonas más pobladas del mundo se encuentran en China.

“La economía china, junto con su población, ha crecido tanto que está sucediendo que una mayor cantidad de personas entra en contacto cercano con grandes cantidades de animales en un espacio reducido”, comentó Sean Beckmann, ecologista de enfermedades y profesor de biología en la Universidad Stetson en DeLand, Florida.

Beckmann describió a China como “la tormenta perfecta” para el desarrollo de enfermedades zoonóticas. “Les da muchas oportunidades a estos virus para cruzar el límite entre las especies”, señaló.

¿China es la única fuente de infecciones zoonóticas?

No.

Por ejemplo, el virus del ébola, que ha devastado partes de África Central y Occidental, le debe su nombre al río Ébola, que se ubica en lo que hoy es la República Democrática del Congo, donde se descubrió el virus. Se cree que fue transmitido por los murciélagos de la fruta.

El virus de Marburgo, que ocasiona una fiebre hemorrágica similar a la del ébola, también tuvo sus orígenes en un virus que se encuentra en los murciélagos de la fruta africanos. Le debe su nombre a una ciudad alemana donde se detectó por primera vez en unos trabajadores de laboratorio en 1967.

Una pandemia de influenza ocurrida en 2009, que causó la muerte de 17.000 personas, tuvo su origen en una granja porcina en la zona central de México.

El síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS, por su sigla en inglés) ha sido rastreado hasta los camellos y murciélagos en Arabia Saudita. Es similar al SRAS y ha causado la muerte de al menos 858 personas y enfermado a casi 25.000 en 27 países desde su primer reporte en 2012.

¿Acaso China ha sido señalada injustamente?

Los funcionarios chinos afirman que sí, y denuncian lo que describen como una exageración de Estados Unidos y otros países de la epidemia del coronavirus. Esos países han impuesto prohibiciones de viaje virtuales a China y han evacuado a sus ciudadanos.

El gobierno chino también ha denunciado incidentes de hostilidad en contra de ciudadanos chinos que se relacionan con la epidemia.

“No quiero ver que eso suceda”, dijo Huang Ping, cónsul general de China en Nueva York, en una conferencia de prensa la semana pasada. “El enemigo es el virus, no las personas chinas”.

¿Por qué el gobierno chino se ha inclinado a minimizar o incluso encubrir los brotes?

El mayor temor del Partido Comunista de China es la especie de caos que ha desestabilizado a China históricamente. Los funcionarios del partido suelen dar prioridad a la estabilidad, aun si eso implica suprimir información importante que, según los críticos, el público necesita conocer.

El ejemplo más reciente de esto es el de Li Wenliang, un médico de Wuhan que fue reprendido por haber lanzado advertencias al inicio del brote acerca de lo que consideró casos similares al SRAS y que falleció la semana pasada a causa de la infección. Además, hasta hace muy poco, el gobierno también rechazó varias ofertas de expertos internacionales en enfermedades de enviar equipos a China para ayudar a combatir el brote.

Muchos expertos en enfermedades infecciosas afirman que esperan que los dirigentes chinos aprendan de la muerte de Li.

“Queremos tener médicos empoderados y valientes”, dijo Amesh Adalja, un académico sénior de la Universidad Johns Hopkins. “Se trata de recompensar a este tipo de personas. En su esfuerzo por evitar el caos y silenciar a médicos sagaces, yo diría que el gobierno tomó una decisión con poca visión del futuro y esto tuvo un efecto dominó”.

Algunas personas expresan escepticismo respecto a que las autoridades centrales en Pekín vayan a modificar su conducta.

Yanzhong Huang, un miembro sénior para la salud global de la organización Council on Foreign Relations, afirmó que la tendencia oficial de controlar y eliminar información sigue teniendo fuerza.

“Este es un patrón”, dijo, “que fundamentalmente, en esencia, es el mismo: encubrir, no actuar, para que luego el gobierno central haga su aparición y tome medidas draconianas. Es como una tragedia griega”.