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FILIPINAS

Los sismos del volcán Taal hacen huir a más gente

Un hombre camina con sus pertenencias entre densas nubes de ceniza levantadas al paso de gente y vehículos, mientras las autoridades aplican una evacuación total de vecinos que viven cerca del volcán Taal, en la localidad de Agoncillo, provincia de Batangas, en el sur de Filipinas, el jueves 16 de enero de 2020. (AP Foto/Aaron Favila)

Un hombre camina con sus pertenencias entre densas nubes de ceniza levantadas al paso de gente y vehículos, mientras las autoridades aplican una evacuación total de vecinos que viven cerca del volcán Taal, en la localidad de Agoncillo, provincia de Batangas, en el sur de Filipinas, el jueves 16 de enero de 2020. (AP Foto/Aaron Favila)

El volcán Taal de Filipinas expulsó el jueves nubes más pequeñas de ceniza, pero siguió provocando sismos y abrió grietas en las carreteras, mientras la policía acordonaba los pueblos en la zona de peligro por temor a una erupción más potente.

Un lago en el cráter y un río cercano se han secado, indicios de que la actividad continúa en el volcán, y las autoridades advirtieron a la gente que no especulara con que la erupción estaba remitiendo después de cinco días. Soldados y policías impidieron que varios vecinos volvieran en bote a la isla volcánica y las poblaciones cercanas para recuperar pertenencias y ganado.

“La actividad en las últimas 24 horas se redujo en general a emisiones menores de nubes llenas de vapor”, indicó el Instituto Filipino de Vulcanología y Sismología. Sin embargo, la región seguía un punto por debajo del máximo nivel de alerta, que podría activarse si se produce una erupción más violenta.

La ceniza que ha caído desde el domingo ha causado daños en muchas casas y granjas, aunque no se han reportado muertes ni lesiones importantes por la erupción tras la evacuación de decenas de miles de personas.

Una mujer de 65 años murió de un ataque al corazón cuando era trasladada fuera de la población de Taal, en la provincia de Batangas, aunque las autoridades señalaron que había estado enferma y agobiada por el desastre. La provincia de Batangas se encuentra más de 65 kilómetros (40 millas) al sur de la capital, Manila.

Entre advertencias de una erupción inminente y más peligrosa, la policía cortó el acceso a al menos cuatro poblaciones en la orilla y los alrededores de un lago que rodeaba al volcán, provocando discusiones con residentes locales.

“Lo hemos perdido todo, nuestra casa sufrió daños, pero necesito recuperar mis cazos y utensilios de cocina y otras cosas. No deberían ser muy, muy estrictos”, dijo Erlinda Landicho, de 59 años, a The Associated Press.

Landicho, que huyó con su hijo del municipio de Lemery cuando comenzó la erupción, fue una de las vecinas a las que la policía impidió regresar a su localidad cubierta de ceniza. Un camión de bomberos bloqueaba una carretera clave de acceso y la policía colocó controles de carretera. Más allá de la barricada, Lemery se veía como un pueblo fantasma, cubierto en parte por la volátil ceniza.

Más de 125.000 personas huyeron de sus hogares solo en la provincia de Batangas, que declaró el estado catastrófico para permitir el acceso rápido a fondos de emergencia. Al menos 373 centros de evacuación estaban abarrotados con personas desplazadas y necesitaban más máscaras contra la ceniza, retretes portátiles, agua embotellada y colchonetas para dormir, según la oficina provincial de gestión de emergencias.

La agencia nacional de gestión de emergencias informó de algo más de 68.000 desplazados por la erupción en las provincias de Batangas y Cavite. En un primer momento no estaba claro el motivo de discrepancia entre las cifras.

También se declaró una situación de catástrofe en Cavite, que se vio abrumada por la llegada de miles de personas desplazadas desde la vecina Batangas.

Entre los afectados había unas 5.000 personas que vivían en la isla donde se encuentra el volcán. La isla era un popular destino turístico por su espectacular vista del lago dentro del cráter y las frondosas colinas repletas de árboles y aves. En los últimos días, algunos aldeanos eludieron los controles para recuperar parte de los cientos de vacas y caballos que dejaron atrás, haciendo que guardacostas y policías redoblaran las medidas de seguridad.

Un vecino que volvió de la isla describió a AP cómo el lugar se veía ahora devastado y cubierto de ceniza.

Aunque la isla está declarada zona de peligro permanente, hay unas cuatro aldeas allí. El secretario de Defensa, Delfin Lorenzana, ha recomendado que no se permita regresar a sus habitantes.

El Taal, de 311 metros (1.020 pies) de altura, es uno de los volcanes más pequeños del mundo, pero también uno de los más dinámicos de los 24 activos en Filipinas. El archipiélago en el sureste asiático, que tiene más de 100 millones de habitantes, se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, una línea de fallas en torno a la cuenca oceánica donde se producen la mayoría de los terremotos y erupciones volcánicas del mundo.