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CONFLICTO

Un ataque con misiles mata a un estadounidense en Irak

La arremetida del viernes se distingue por su intensidad. Nunca una sola base había recibido tal cantidad de cohetes. AFP/Safin Hamed.

Un ataque con misiles en Irak causó un muerto entre las filas de Estados Unidos, la primera víctima estadounidense tras una serie de recientes asaltos, lo que hacía temer este sábado un recrudecimiento de la violencia en un país inmerso en una grave crisis política y social.

Estados Unidos había prometido recientemente "una respuesta firme" ante la multiplicación de ataques contra sus intereses en Irak, que no han sido reivindicados pero que Washington achaca a facciones pro-Irán.

El viernes por la noche, 30 cohetes impactaron en la base K1 de Kirkuk, región petrolera al norte de Bagdad, que se disputan el Kurdistán y las autoridades federales, indicó un responsable estadounidense a la AFP.

"Un contratista estadounidense murió y varios militares estadounidenses y miembros del personal iraquí resultaron heridos", informó el comandante de la coalición antiyihadista liderada por Estados Unidos en Irak y Siria.

Los disparos de cohetes y obuses contra bases iraquíes que albergan soldados estadounidenses o representaciones diplomáticas de Washington se han intensificado desde hace dos meses.

El peor ataque

Desde el 28 de octubre, diez ataques provocaron heridos y un muerto entre los soldados iraquíes, así como daños materiales. Algunas de estas agresiones llegaron a alcanzar las inmediaciones de la embajada estadounidense, situada en la altamente protegida Zona Verde de Bagdad.

Sin embargo, el ataque del viernes se distingue por su intensidad. Nunca una sola base había recibido tal cantidad de cohetes.

"Los disparos eran muy precisos. El ataque iba dirigido precisamente a la zona donde se encuentran los estadounidenses, cerca de la sala de reunión", indicó un responsable de los servicios de seguridad de la provincia de Kirkuk a la AFP.

El balance podría haber sido mucho más alto.

Altos mandos de la policía iraquí y de la coalición internacional debían haberse encontrado el viernes en la base K1, desde donde debían dirigir una gran operación en las zonas montañosas donde aún se esconden células del grupo Estado Islámico (EI).

La policía iraquí indicó que finalmente había aplazado la operación debido a las condiciones meteorológicas.

Si bien no se ha reivindicado ninguno de los últimos ataques contra estadounidenses, Washington señala a las facciones armadas pro-Irán, cuya influencia es cada vez mayor y están ahora integradas a las fuerzas de seguridad iraquíes.

Para los estadounidenses en Irak, estas facciones son una amenaza aún mayor que el EI -sobre el que Bagdad proclamó la victoria hace dos años-, afirmó una fuente de seguridad occidental a la AFP.

Señal de esta preocupación, "un convoy de 15 vehículos estadounidenses que transportaban blindados y armas" llegó recientemente a las inmediaciones de su embajada en Bagdad, según un responsable de seguridad iraquí.

"Es posible que se produzca una escalada, pero resulta incierto", dijo Fanar Haddad, investigador en el Middle East Institute de la Universidad de Singapur.

"Cualquiera que (en Washington) apueste por una escalada deberá confrontarse con las reticencias de Trump a un incremento del despliegue militar en Oriente Próximo", añadió este experto en Irak.

Nueva situación

Irak afirma desde hace meses que no quiere ser el campo de batalla entre Estados Unidos e Irán, sus dos aliados tradicionales.

Pero, en la actualidad, la situación es distinta, pues Irán reforzó su influencia en su vecino, en detrimento de Washington.

La República Islámica y sus aliados en Irak presionan para colocar a su candidato -un ministro dimisionario y gobernador controvertido- en el puesto de primer ministro.

Ante la intransigencia iraní, el presidente Barham Saleh amenaza también con dimitir.

El país atraviesa desde el 1 de octubre una grave crisis social y política.

Por primera vez en décadas, los manifestantes salieron de manera espontánea a la calle, y llevan meses paralizando casi todas las ciudades del sur.

En las protestas de este sábado, se bloqueó el acceso al campo petrolero de Nasiriya, en la primera acción tras el inicio de la revuelta para interrumpir la producción de crudo en esta importante instalación del sur del país.

Si estos bloqueos se reproducen, pueden tener un gran impacto económico en Irak, el segundo productor de la OPEP.

La calle mantiene su movilización contra las autoridades y su aliado iraní, pese a los casi 460 muertos y 25.000 heridos.

Los manifestantes piden una renovación del sistema de repartición de puestos en función de las etnias y confesiones, así como una nueva clase política -inmutable desde hace 16 años- con independientes y tecnócratas.