El Gobierno de Filipinas y los rebeldes comunistas pactan una tregua por Navidad
El Gobierno filipino y los rebeldes comunistas han pactado una tregua con motivo de las fiestas navideñas, si bien Sara Duterte, alcaldesa de Davao e hija del presidente del país, Rodrigo Duterte, ha pedido que la ciudad quede excluida del alto el fuego para que pueda seguir combatiendo a los insurgentes.
Ambas partes se han comprometido a no llevar a cabo acciones armadas desde este mismo lunes hasta el próximo 7 de enero, como "un gesto de buena fe para favorecer la confianza durante las tradicionales celebraciones de Navidad y Año Nuevo", reza el comunicado difundido por redes sociales.
Las Fuerzas Armadas de Filipinas ya han recibido órdenes de "cesar todas las operaciones de combate contra los terroristas", de acuerdo con el portavoz militar Edgard Arevalo. No obstante, "podrán realizar patrullas para garantizar la seguridad de bases y campamentos y de las comunidades", ha indicado, citado por DPA.
El brazo armado del Partido Comunista de Filipinas (CPP, por sus siglas en inglés) también ha ordenado a sus combatientes que "cesen y desistan de llevar a cabo operaciones defensivas" contra los uniformados. Sin embargo, permanecerán en "modo defensivo" ante posibles "acciones hostiles".
En el comunicado conjunto para anunciar la tregua, las partes han informado de que "está dirigida a generar un clima positivo que conduzca a la celebración de unas conversaciones preparatorias para una reunión formal en la que se reanuden las negociaciones de paz".
De hecho, el portavoz presidencial, Salvador Panelo, ha señalado que Duterte también ha ordenado recomponer el equipo negociador del Gobierno ante "una posible reanudación de las conversaciones de paz".
La hija de Duterte ha reclamado al Gobierno de su padre, que fue alcalde de Davao antes que ella, que excluya a la ciudad tanto del alto el fuego como de un eventual diálogo de paz para que el Ejecutivo municipal pueda seguir luchando contra los "terroristas".
"Estar cubiertos por la tregua o por las negociaciones de paz solo amenazará los beneficios de nuestro proceso de paz y desarrollo en las comunidades que estaban controladas por estos terroristas", ha sostenido.
Los rebeldes comunistas luchan contra el Gobierno de Filipinas desde los años 60, lo que los convierte en una de las guerrillas izquierdistas más antiguas de Asia. En 2017, Duterte puso fin a las conversaciones de paz en respuesta a los ataques insurgentes.