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Seis revelaciones de la biografía no autorizada de Melania Trump

Melania Trump, foto de archivo. / Listín

Elisabeth EganThe New York Times

Hay muchas teorías en torno a Melania Trump, la primera dama.

Desde conductores de programas matutinos hasta expertos en Twitter y artistas de afiches de protesta, todos tienen una opinión: Melania Trump es prisionera en su propio hogar. Melania Trump tiene todo el control. Melania Trump es cómplice, despistada, está distanciada de su esposo, aconseja a su esposo, ama Washington, odia Washington, solo quiere que la dejen en paz. Si el gobierno actual es una prueba de Rorschach, entonces la primera dama es un salpicón de tinta que cubre la Casa Blanca.

Kate Bennet, reportera de CNN y miembro de los cuerpos de prensa de la Casa Blanca dedicada a dar cobertura a la primera dama y la familia Trump, quizá tenga una capacidad única para reflexionar al respecto. Ahora comparte sus propias teorías en una biografía no autorizada, “Free, Melania” (“Libre, Melania”), que será lanzada esta semana.

El libro no incluye una explicación de por qué se incluye esa coma en el título (sin ella, significaría “Liberen a Melania”), ni debate alguno sobre Barron, el hijo de 13 años de los Trump, excepto como un factor en la toma de decisiones de su madre. (En una nota de la autora, Bennett escribe: “No creo que ser hijo de figuras públicas deba convertir automáticamente a un niño en blanco del escrutinio público”). Sin embargo, “Free, Melania” proporciona una perspectiva acerca de la vida, las opiniones y las relaciones de la primera dama (les agrada a los miembros de su personal, y Bennett describe el Ala Este como “el equipo más organizado de la Casa Blanca). A continuación, seis de las revelaciones de Bennett.

No hay coincidencias cuando se trata de la ropa de la primera dama, incluidas las prendas para exterior.

“Después de haberle dado cobertura durante todo este tiempo, sé que todo lo que hace tiene un significado, incluso la ropa que usa”, escribe Bennett.

Primero estuvo la blusa rosa con moño que Melania Trump usó en un debate de octubre de 2016 después del lanzamiento de la cinta de “Access Hollywood” en la que su esposo presumió que le gustaba tocar los genitales de las mujeres. Después usó aquel traje sastre blanco en el Discurso del Estado de la Unión de 2018 (Bennett escribe: “Tengo la teoría de que, cuando los Trump no están contentos el uno con el otro, Melania usa ropa de hombre, porque Trump es conocido por gustarle ver a mujeres con vestidos ajustados, cortos, ultrasensuales y femeninos”); y también hemos visto los vistosos sombreros para dama: el casco estilo colonial en Nairobi y el sombrero blanco en Inglaterra.

No obstante, ninguna prenda ha inspirado más debate que la parka color verde militar marca Zara de 39 dólares que Melania Trump usó en un viaje de junio de 2018 a la frontera, la que tenía la frase “I REALLY DON’T CARE, DO U?” (“A mí no me importa, ¿a ti sí?”) estampada en la parte de atrás. Ha habido muchas opiniones al respecto, pero la de Bennett es que el mensaje iba dirigido a Ivanka, la hija del presidente. “Creía, y aún lo hago, que la chaqueta era un jocoso insulto dirigido a Ivanka y sus intentos casi constantes de vincularse con temas de conversación positivos del gobierno”, escribe Bennett.

Sobre su relación con Ivanka…

“Es cordial, pero no cercana”. Así fue como “alguien que ha pasado mucho tiempo con ambas mujeres” se la describió a Bennett. La autora aborda la manera en que, al principio del período presidencial, Melania Trump fue etiquetada por los medios como “una esposa de exhibición con pinta de modelo insípida”, mientras que Ivanka era una “madre y profesionista inteligente”.

Bennett escribe que los viajes internacionales de Ivanka le molestan a su madrastra: “De acuerdo con una fuente, los viajes eran motivo de incomodidad para Melania, quien pensaba que Ivanka estaba invadiendo su papel”.

‘Be Best’ no tiene relevancia alguna

Melania Trump develó su campaña enfocada en los niños “Be Best” (“Sé el mejor”) hace más de un año. Esta es la evaluación que Bennett ofrece sobre la iniciativa distintiva de la primera dama: “Hasta el día de hoy, no tiene marco, cronología ni marcadores de progreso declarados públicamente … La probabilidad de que alguna vez tenga el impacto de la campaña “Let’s Move” de Michelle Obama (enfocada en reducir la obesidad infantil y promover un estilo de vida saludable para los niños) o de “Just Say No” de Nancy Reagan (destinada a desalentar el consumo ilegal de drogas recreativas entre los jóvenes) es ínfima o nula”.

La estancia en el hospital de Melania Trump no fue ninguna broma

De acuerdo con una fuente confiable, escribe Bennett, “el problema médico de Melania en efecto no fue poca cosa, y la embolización de algún tipo de tumor, ya sea grande o pequeño, cuando está adherido al riñón, como pudo haber sido su caso, era un procedimiento peligroso y complicado”.

Bennett agrega: “A eso podemos añadir la cantidad de dolor que aparentemente había sentido, de acuerdo con amigos cercanos, y todo el tiempo que lo había sufrido antes de la cirugía; además había preocupaciones acerca de que, si su recuperación no era cuidadosa y prolongada, su tipo de padecimiento podría derivar en la pérdida de su riñón”.

Melania Trump y Karen Pence no tienen una relación cercana

En determinado momento, Bennett estaba sentada en la parte trasera de un avión militar C-32 que también habían abordado Melania Trump y Karen Pence, la esposa del vicepresidente Mike Pence. Desde ese ángulo, Bennett recuerda haber visto a “alguien que se parecía mucho a Karen Pence, quien pasó de la sección que estaba frente a nosotros, generalmente donde se sientan los equipos de asesores y expertos, y se dirigió al baño de atrás”.

Melania Trump no invitó a Karen Pence a su espaciosa cabina ni se quitó sus zapatillas con tacón de diez centímetros cuando ambas aterrizaron en Texas; como resultado, la primera dama se veía “casi cómicamente” más alta que la segunda dama. “Por lo general, Melania Trump usa zapatillas de tacón bajo o calzado plano cuando camina o le toman fotografías al lado de alguien de baja estatura”.

La primera dama tiene su propia habitación en la Casa Blanca

Mientras que el presidente duerme en la habitación principal en el segundo piso de la residencia de la Casa Blanca —pidió una cerradura para su puerta— Melania Trump se queda en el tercer piso, en el espacio de dos habitaciones que antes ocupaba Marian Robinson, la madre de Michelle Obama, según informa Bennett.

Melania Trump también tiene “una sala de glamur”, donde la peinan y la maquillan, además de un gimnasio privado con una máquina de pilates.