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SALUD

El vapeo está al alza en China; eso preocupa al gobierno

Chinos probando "vapes". / The New York Times

Chinos probando "vapes". / The New York Times

Modelos en vestidos entallados y tacones altos se relajan en una alberca inflable amarilla llena con muñecos de felpa y equipo de vapeo. Entusiastas del vapeo se forman para conseguir vaporizadores y cartuchos gratuitos, mientras nubes de mango, menta y rosas se mezclaban en el aire con la música electrónica.

Los asistentes a la Exposición de Cigarrillos Electrónicos de Shanghái tenían muchas razones para celebrar. El vapeo ha aumentado en China, lo que ha atraído capital tanto de inversionistas nacionales como de Occidente. En un país cuya cantidad de fumadores equivale a la población total de Estados Unidos, el potencial de crecimiento parecía infinito.

“Esto es con lo que puedes hacer dinero ahora”, dijo Frank Wang, un emprendedor novato que deseaba inaugurar su propia tienda de vapeo.

Tal vez ya no sea así.

China se ha unido a Estados Unidos y a otros gobiernos en la nueva presión al vapeo. Los reguladores han prohibido las ventas en línea de los productos de vapeo y los principales medios de propaganda de China han reforzado el escrutinio citando los efectos potenciales en la salud. El gobierno está considerando prohibir el vapeo en lugares públicos.

Las medidas estrictas de Pekín amenazan a una industria casi exclusivamente china que había considerado al país un paraíso para su crecimiento. El 90 por ciento de los cigarrillos electrónicos del mundo se fabrican en China, y la mayoría de ellos se producen en Shenzhen, una ciudad al sur que tiene frontera con Hong Kong. Algunas de las marcas más importantes de cigarrillos electrónicos de la nación, incluidas RELX, FLOW y Yooz, han recibido cientos de millones de dólares de financiamiento con capital de riesgo de nombres de alto perfil como Sequoia China, IDG Capital y Matrix Partners China. Estas firmas no respondieron a las solicitudes de comentarios.

El nuevo escrutinio se agrega a los problemas que enfrentan en estos momentos los exportadores chinos de cigarrillos electrónicos, que ya se han visto afectados por la crisis sanitaria relacionada con el vapeo en Estados Unidos que ha causado problemas de salud a por lo menos 2200 personas y la muerte de 47.

Mientras que los exportadores han dominado desde hace tiempo la industria de los cigarrillos electrónicos de China, el mercado nacional despegó hace tan solo tres años. De los diez millones de usuarios de cigarrillos electrónicos en China, la mayoría son jóvenes que vapean sabores como fresa helada y gaseosa de naranja en dispositivos elegantes de colores vivos.

Euromonitor, la consultora global de investigación de mercados, dijo que el mercado de cigarrillos electrónicos de China tenía un valor de 750,4 millones de dólares en 2018, casi el triple del valor que tenía en 2014. China tiene más de 300 millones de fumadores, de una población total de casi 1400 millones. En Estados Unidos, 10,8 millones de adultos vapean.

Juul Labs, que enfrenta una controversia en Estados Unidos por dirigir la mercadotecnia de sus cigarrillos electrónicos a adolescentes y niños, también deseaba obtener ganancias en la nación oriental. Sin embargo, tan solo unos días después de comenzar a hacer negocios en China, sus productos fueron retirados de Alibaba y JD.com, dos de las plataformas más grandes de comercio electrónico. Ni el gobierno ni la compañía dieron explicación alguna. Juul había pagado para estar en la feria de los cigarrillos electrónicos en Shanghái a partir de finales de octubre, pero se retiró en el último minuto debido a la crisis en Estados Unidos, de acuerdo con Li Wangfeng, el director del proyecto de la exposición.

Las inquietudes sobre los peligros de vapear para los jóvenes están creciendo, lo que ha motivado que muchos chinos exijan que se regule esta actividad. Una encuesta sobre tabaco de 2018 encargada por el Centro para el Control de Enfermedades de China descubrió que los vapeadores más ávidos eran las personas cuyas edades oscilan entre los 15 y los 24 años, y que la mayoría de ellos compraban sus dispositivos en línea.

En semanas recientes, los medios informativos del Estado han mantenido un ritmo constante de cobertura negativa de la industria. El 4 de noviembre, el artículo más leído en el sitio web del Diario del Pueblo, el periódico oficial del Partido Comunista, advertía que la mayoría de las compañías de cigarrillos electrónicos continuaban vendiendo sus productos en línea a pesar de la prohibición. Un día después, la televisora estatal china, Televisión Central de China (CCTV), mostró a funcionarios de Pekín que exhortaban a las empresas a respetar la prohibición. Al día siguiente, los cigarrillos electrónicos ya no estaban disponibles en Taobao, de Alibaba, ni en JD.com, dos de las plataformas de comercio electrónico más populares en China.

Durante años, el gobierno chino permitió que la lucrativa industria de los cigarrillos electrónicos prosperara sin supervisión. Nunca hubo un consenso sobre si los cigarrillos electrónicos debían clasificarse como productos de tabaco, de salud o electrónicos y qué agencia debía regularlos. Parte del problema también es que la más alta autoridad del tabaco de China es tanto regulador como productor de los cigarrillos.

En una industria con pocos obstáculos para ingresar, los fabricantes se aprovecharon de ese vacío. De acuerdo con Tianyancha, una base de datos corporativa en China, existen más de 9500 empresas de cigarrillos electrónicos en el país.

Muchas de esas marcas tienen controles de calidad arbitrarios que han dado como resultado productos apócrifos, ingredientes que no son seguros y filtraciones del líquido de vapeo. Sin embargo, las autoridades en raras ocasiones han vigilado a estas compañías. En marzo, CCTV dijo que ocho empresas de cigarrillos electrónicos fabricaban aceites para vapeo con niveles de nicotina que eran más altos de lo que indicaba el empaque.

Preocupado por estos reportes, el gobierno se prepara para obligar a los productores a cumplir con los estándares en los ingredientes y la manufactura, de acuerdo con el borrador de un documento visto por The New York Times.

Cuando el “estándar nacional” sea promulgado, las empresas estarán obligadas a brindar detalles sobre el número y las dosis de los ingredientes, poner advertencias en los empaques y crear maneras de probar los cigarrillos electrónicos para garantizar que cumplan con la norma.

Este proceso incrementaría los costos de producción, afirman expertos de la industria, y es probable que cause que muchos exportadores pequeños de cigarrillos electrónicos quiebren.

En China, RELX se ha convertido en el vendedor dominante de cigarrillos electrónicos y controla el 44,4 por ciento del mercado de los sistemas cerrados de vapeo, los vaporizadores que vienen llenos, de acuerdo con datos de Euromonitor. Tiene alrededor de 286 millones de dólares de financiamiento de grandes firmas de capital de riesgo como Sequoia China, según su fundadora, Kate Wang.

Wang fundó RELX en 2017 después de probar veinte marcas de cigarrillos electrónicos en el mercado chino y descubrir que no cumplían con sus expectativas. Dijo que estaba motivada para ayudar a su padre a dejar el cigarro, pues fumaba dos cajetillas al día.

Jiang Xingtao, “director de sabores” en RELX, dijo que aunque vapear era más seguro que fumar tabaco, todavía no hay consenso sobre si es realmente seguro.

Está recopilando datos en el laboratorio de RELX en Shenzhen para determinar los riesgos y desea realizar pruebas clínicas para analizar por separado los ingredientes que proporcionan el sabor.

“Podemos garantizar que son inofensivos al ser consumidos por el aparato digestivo, pero ¿son lo suficientemente seguros para ser absorbidos por los pulmones?”, dijo Jiang. “Para ser honesto, ni nosotros ni la industria tenemos evidencia particularmente sólida al respecto”.

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