TRAS PARALIZAR CONTEO
La OEA acompañará recuento de votos de elecciones en Bolivia
La OEA acompañará en forma permanente el recuento de votos de las elecciones generales celebradas el domingo en Bolivia, ante sospechas de una manipulación de los resultados en favor del presidente Evo Morales para eludir una segunda vuelta frente a su rival Carlos Mesa.
El clima de incertidumbre en la ciudadanía y la oposición se debe a que el Órgano Electoral Plurinacional (OEP) paralizó sin explicación el escrutinio de los votos en un conteo rápido.
El canciller Diego Pary y los veedores de la OEA "acordaron establecer un equipo de acompañamiento permanente en el proceso de conteo oficial de votos" de los comicios, consignó un Twitter el Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia.
El acuerdo sigue a un llamado público de Pary a los organismos y embajadas extranjeras en el país a seguir el conteo "para que el proceso concluya con toda la transparencia necesaria", luego que el candidato opositor y expresidente Carlos Mesa acusara al gobierno de "manipular" el resultado de los comicios para evitar un balotaje.
Mesa, quien ya fue presidente entre 2003 y 2005, denunció ante los veedores de la OEA que el OEP "interrumpió arbitrariamente" el conteo, y exigió que "en el curso del día conozcamos el resultado final que no es otro que el de una segunda vuelta".
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) paralizó la difusión del escrutinio la noche del domingo, tras un primer y único informe de conteo rápido del 84% de las actas que daba un 45,28% a Morales y un 38,16% a Mesa, datos que anticipan un balotaje el 15 de diciembre.
La OEA urgió entonces a que "el proceso de publicación de los datos del cómputo se desarrolle de manera fluida".
Waldo Albarracín, líder de una influyente organización civil Conade, alertó que el oficialismo genera un clima de inestabilidad y afirmó que "si en este país se suscita una guerra civil, es responsabilidad de este gobierno".
Mientras, Estados Unidos llamó a restablecer "ya" la "credibilidad y la transparencia" del proceso electoral, en un tuit del subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Michael Kozak.
"Estados Unidos está observando de cerca la ronda de elecciones en Bolivia, especialmente la repentina interrupción de la tabulación electrónica de votos. Autoridades electorales deben restaurar credibilidad y transparencia al proceso ya para que se respete la voluntad del pueblo", escribió Kozak.
¿Segunda vuelta?
Morales, de 59 años, confía en que el voto rural y del exterior volcará el resultado a su favor para asumir nuevamente el 22 de enero y cantó victoria la noche del domingo, sin referirse a un eventual balotaje.
"El pueblo boliviano se ha impuesto para continuar con el proceso de cambio (política oficialista)", dijo desde la casa de Gobierno en La Paz.
Pero para ganar en primera vuelta, Morales precisa el 40% de los votos válidos y tener una ventaja de al menos 10 puntos sobre Mesa.
En un escenario de polarización, un balotaje se convertiría en una suerte de referéndum para Morales sobre sus casi 14 años de gobierno, según deslizó Mesa en un encuentro con la prensa donde calificó de "triunfo incuestionable" su pase a segunda vuelta.
"Si hay una segunda vuelta se transforma en referéndum", dijo a la AFP Gaspard Estrada, especialista en América Latina de la universidad de Ciencias Políticas de París.
En ese caso, "Bolivia tendrá que escoger entre dos opciones" y "el país conoce perfectamente cuál es el camino de la construcción democrática", dijo Mesa.
"Esa será una elección en la que se juega el destino de Bolivia", insistió el expresidente (2003-2005) de 66 años.
- La sombra de la rebelión -
Si en cambio se plantea un triunfo de Morales en primera ronda, en medio de un clima de sospecha, algunos sectores de oposición, como el Conade, han llamado a la "rebelión".
La decisión de Morales de volver a postularse es mal vista por un segmento de la población y fuertemente criticada por la oposición, que cree que si gana, Bolivia va camino hacia una autocracia.
Morales se vio favorecido por un fallo del Tribunal Constitucional que lo habilitó en 2017 para una reelección indefinida, alegando que postularse es su derecho humano, un año después de perder un referendo que consultaba a la población sobre el tema.