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Molestia entre familiares de policías asesinados en México

Las afligidas familias de los 13 policías mexicanos asesinados en una aparente emboscada del crimen organizado se reunieron ayer afuera de una funeraria en el estado occidental de Michoacán, muchos de ellos furiosos con el gobierno y los jefes policiales, ya que consideran que los enviaron a una muerte segura.

"Los buenos están aquí", dijo el hermano de Marco Antonio González, uno de los oficiales asesinados, mientras señalaba hacia la funeraria.

"Y los responsables de esto, también están aquí", agregó, justo cuando el jefe de la policía estatal y otros altos oficiales salían de vehículos. Él y otros familiares se negaron a dar sus nombres por temor a represalias en un estado donde la violencia atribuida a los grupos del narcotráfico se ha disparado en meses recientes.

Más tarde, un servicio funerario fue un asunto sensible y lleno de molestia. Sólo ocho ataúdes estuvieron presentes y los dolientes señalaron que las otras cinco familias se negaron a participar debido a que estaban enojados porque sus hijos y hermanos habían sido enviados a la misión.

Algunos gritaron al gobernador Silvano Aureoles: "¿Por qué los mandan al mataderoé".

Más de 30 hombres armados pertenecientes a un cártel interceptaron el lunes a los policías en el pueblo de El Aguaje cuando viajaban en caravana para cumplir con una orden judicial. En el ataque —el peor contra la policía mexicana en años— resultaron heridos otros nueve agentes.

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador dijo que el ataque ocurrido el lunes era "lamentable", pero que seguía comprometido con su estrategia de seguridad, la cual se enfoca según él, en los problemas sociales subyacentes, pese a que las tasas nacionales de homicidios han alcanzado cifras récord.

"Vamos a seguir con nuestra estrategia", señaló el martes López Obrador y agregó que se siente "optimista" de que pueda haber paz en el país.

"Esta es una zona violenta y vamos a seguir atendiendo las causas que originan esta descomposición social", dijo el presidente. "Para nosotros es muy importante el que haya bienestar, que se pueda conseguir la paz con justicia... y evitando también el que la autoridad se mezcle con la delincuencia".

Letreros dejados en El Aguaje, municipio de Aguililla, aparentemente fueron firmados por el Cártel Jalisco Nueva Generación, uno de los grupos criminales más poderosos de México.

El gobernador prometió a las familias que los asesinos serían llevados ante la justicia, pero luego de años de enfrentamientos sangrientos en Michoacán, Aureoles se encontró con gritos de "íAsesino!" y "íJusticia!".

Aureoles pidió al Ejército enviar más soldados a Michoacán y ello incluyó una crítica a López Obrador.

"Los delincuentes no entienden, requieren la respuesta y la acción del Estado mexicano", comentó.

Aunque López Obrador juró continuar con su estrategia para evitar la violencia, muchos dudan que funcione.

Raymundo Zavala, empleado de una oficina y residente de Morelia, la capital del estado de Michoacán, añora los días de Felipe Calderón, cuando se libró un ataque con todo contra los cárteles durante los años de presidencia de 2006 a 2012.

"Tiene que haber una estrategia, como fue la de Calderón en su tiempo", dijo Zavala. "aunque estaba blindado, estaba más seguro... había más orden".

En la funeraria de Morelia, los familiares de los fallecidos describieron una situación en la que agentes de la policía relativamente jóvenes y ligeramente armados fueron enviados a enfrentarse con adversarios fuertes con mayor cantidad de armas, y sin ningún respaldo.

González se graduó de la academia de policía hace apenas nueve meses. Dejó a un hijo de 1 año y a una esposa que tiene cinco meses de embarazo.

"Pidieron ayuda, refuerzos y nunca llegó", señaló su hermano, en referencia a las grabaciones de desesperadas llamadas por radio que fueron hechas cuando los policías eran atacados.

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